La extrema lucidez y coherencia en el pensamiento de Charly García durante los años en los que su recorrido artístico se desarrolló bajo el concepto Say no More, dos características reconocidas a lo largo de su trayectoria pero subvaloradas en esa etapa asociada popularmente a los excesos y escándalos públicos, se imponen a través de su propia voz en «García: 15 años de entrevistas con Charly (1992-2007)».

Se trata de un libro que compila 11 entrevistas a Charly García, realizadas a lo largo de esos 15 años por los periodistas Daniel Riera y Fernándo Sánchez, para distintos medios, los cuales requirieron de no menos de 25 encuentros, algo que logró generar una empatía y dosis de confianza mutua entre ellos y el artista, que cristalizó en un nivel de profundidad en las charlas poco comunes de acuerdo a la fluctuante relación entre el músico y la prensa.

A través de las poco más de las 200 páginas que lo componen, el trabajo, editado por Vademécum, presenta a un Charly reflexivo, pero también en plena acción, a partir de crónicas sobre la grabación de uno de sus discos o de una de sus giras, en relatos en donde no faltan los excesos y los alardes de genialidad.

Allí aparece el García obsesivo por el sonido, que trabaja cada registro como si se tratara de pinceladas dadas por un pintor, mientras registra el disco «Rock and Roll Yo»; y el Charly en llamas, que mantuvo en vilo a decenas de miles de personas en Cosquín en 2005, cuando miraba cómodo una película en su porteño departamento, justo a la hora en que debía empezar el show, por lo que llegó con varias horas de demora, tras un frenético viaje.

Se trató del raid que incluyó una amable incursión en el set de León Gieco y una competitiva colaboración con Pappo, con quien se sacó chispas en «Desconfío» y «Popotitos»; además de una alocada estancia en Córdoba que hizo honor a la trilogía «Sexo, Drogas y Rock and Roll».

También abundan a modo de breves textos insertados entre cada capítulo anécdotas sobre canciones o situaciones analizadas desde la óptica del propio artista; como atractivos comentarios sobre directores de cine o un análisis del artista de un disco de Los Beatles.

Pero la estrella del libro, sin dudas, resulta el capítulo «García recuerda», versión completa de una entrevista publicada en la revista Rolling Stone, en 2002, en la que el artista repasa de manera minuciosa y con una asombrosa memoria su vida completa.

«De alguna manera, el libro ya estaba escrito y sólo faltaba plasmarlo», reconoció Daniel Riera en diálogo con Télam, quien marcó a ese artículo como el gran detonante para la publicación de esta compilación.

«Es la nota más extensa que dio Charly. Requirió de una decena de encuentros. No sé si alguna vez se brindó a un periodista así, a contarle de manera ordenada su vida. Luego, con la revisión del material, vimos que había un corpus amplio y lúcido. No hablaba para promocionar un disco, sino que había una especie de compromiso y colaboración más profunda. Eso se ve en sus ideas y en su concepción de las cosas», detalló.

Charly García con Daniel Riera y Fernando Sánchez.

-¿Puede tomarse a este libro como una especie de reivindicación del Charly «Say no More», teniendo en cuenta que es una etapa asociada a los excesos y la polémica?

Daniel Riera: Es probable. No lo había pensado así pero es probable, porque discos como «Influencia» y «Rock and Roll Yo» junta al Charly cancionista con el Charly experimental y vanguardista de «Say no More». Es una síntesis de ambos. Nosotros simplemente lo pensamos porque fue una época de nuestra vida en la que nos tocó comunicarnos con él y el resultado valía la pena. Era sólido y lúcido.

-¿Qué Charly sienten que quedó reflejado en estas páginas?

-Lo mostramos en acción, pensando. Hay algunas evocaciones de su infancia alucinantes, con observaciones muy profundas cuando habla de cine, por ejemplo. Es una pregunta que tiene varias aristas pero si tuviera que reflejar un concepto me parece que es con el que termina la nota «Charly recuerda». Ahí dice que nadie tiene tanto amor por la música como él. Me parece que ese es el concepto que resume el libro, el de un artista muy comprometido con su trabajo en el sentido de fusión entre vida y obra.

-¿Cuánto hay de homenaje a Charly y cuánto de autocelebración por haber logrado crear una conexión con estos resultados?

-Todo es homenaje y celebración. La primera frase del libro es «hubo un tiempo que fue hermoso y fui libre de verdad». Es una celebración de ese tiempo que fue hermoso y también una celebración de lo hermoso que fue ese tiempo para nosotros. Hubo no menos de 25 encuentros nuestros con Charly y es una experiencia que atesoramos y que necesitaba un cierre y no que queden desparramados en revistas viejas que, no sé, hay que ir a buscar al Parque Rivadavia (risas).

-Es elocuente la expresión de ustedes en la foto de la contratapa, en donde se los ve en una foto con Charly luego de la primera entrevista en 1992. ¿Cómo mantuvieron el equilibrio entre la fascinación de estar con un ídolo de toda la vida y el rigor profesional?

La idea de la asepsia del periodista parado en un burbuja donde nada lo roza me parece una pelotudez. Uno se hizo periodista, entre otras cosas, para conocer a gente como Charly, así que por qué esconderlo y disimularlo al hacer la nota. Me parece una pavada. Uno es un representante de los lectores y está donde les gustaría estar a ellos.