Por Santiago A. Fraga

Entre 1995 y 2020 la industria musical ha cambiado mucho… pero no tanto. Nuevas formas de consumo, nuevas herramientas de producción y nuevos canales de difusión transformaron aquella gigantesca maquinaria, pero la misma permanece inmutable en su esencia voraz.

Veinticinco años atrás, en Rosario, un grupo de artistas creaba el sello independiente y colectivo cultural Planeta X con un horizonte bien claro: “No conformarse con un relato cultural, sino aportar uno, generarlo, y ver qué sucedía”. Autogestión y trabajo colaborativo para hacerle frente a la gran procesadora del mainstream. En la ciudad, entre 1995 y 2020, las cosas en el ambiente cultural también han cambiado mucho… pero no tanto.

Una pandemia y 119 discos después, integrantes de todas las épocas del sello se plantearon aprovechar los primeros días de cuarentena estricta para darle rienda suelta a la creatividad y componer música, unidos nuevamente bajo un proyecto colectivo y colaborativo. Así, con la premisa de utilizar solamente lo que se tenía a mano en casa, nació “PXVA 2020”, un compilado de 24 canciones experimentales creadas por 24 artistas que han formado parte de PX junto a algunos invitados.

En diálogo con 70/30 de Conclusión, Andrés Mantello, cantante, compositor, violinista e histórico integrante de Planeta X y participante en este compilado, donde aportó su canción “Abacus 700”, contó cómo fue la experiencia de volver a juntarse (aunque sea desde la virtualidad) para generar un proyecto artístico, cómo es el abordaje de la música desde el plano experimental y todo lo que ha transcurrido en estos años tanto para el sello como para Rosario.

En ese sentido, para Mantello “lo experimental funciona como un despabilador”, y sin dudas “PXVA 2020” lo cumple en una época donde “la tecnología nos está llevando a adormecernos un poco en cuanto a las experiencias”. Por un lado, por el aspecto lúdico que tiene la experiencia al momento de componer la canción y hace al artista correrse de su molde, pero también por el hecho de que hace correr también al oyente de su zona de confort.

No le vas a dar al oyente eso que de ante mano uno también como oyente sabe que le da placer. Lo fuerza un poco a correrse de su lugar y eso es lo que tiene de dinámico y de interesante lo experimental. Para el que lo hace y para el que lo escucha es un corrimiento de su lugar de confort, lo cual no significa estar incómodo, sino al confort como esa costumbre que te va achanchando, aburguesando, que en un momento ya pasa de ser confort a ser un adormecimiento, y eso no está bueno”, expresó al respecto el artista que, además, se encuentra trabajando en su próximo disco solista, del que pronto habrá novedades.

Mantello, además, enfatizó en que el hecho de hacer el compilado no era “celebrarse a uno mismo”, sino “compartir”, en especial junto con los artistas invitados: “Ese es más que nada el espíritu del compilado. Prolongar la experiencia y que les sea útil a otros, y siempre es una linda ocasión presentar a artistas nuevos”.

– ¿Cómo surgió esta idea de hacer el compilado con las herramientas que uno tenía en casa, y cómo fue luego llevarlo adelante en estas épocas de Covid?

– La premisa siempre fue utilizar lo que uno tenía en ese momento a mano. No irse a un estudio ni ponerse en una situación de dificultad para llevar adelante técnicamente la participación en el compilado. Era con lo que tenías a disposición en ese momento en tu casa, cuando estábamos en la fase 1 de la cuarentena. Fue un modo de ponerle una buena energía, de estar juntos generando algo. Ya antes estaba un poco la idea de hacer algo juntos y la pandemia, toda esa situación de cuarentena que era algo novedoso, fue al final el disparador. Un modo de sentirnos más cerca, no tan distantes, con esa sensación rara que te provocaban los días y sólo manejarte por las redes. Si bien lo seguimos haciendo, pero ya teníamos una tarea en común. Fue un poco eso, el sentirse contenidos y hacer algo productivo con toda esa situación.

– ¿Cómo fue tu experiencia puntual al hacer “Abacus 700” para este disco?

– Yo me encontraba como en este mismo momento, haciendo un disco nuevo de canciones, entonces estaba realmente en otro registro. Sin embargo, me pareció muy propicia la oportunidad para aprovechar, y uno siempre tiene otra cosa dando vueltas en la cabeza a la par de lo que está llevando adelante. Después se busca darle un contexto a cada cosa, para que no sea una suma de músicas subidas así porque sí (por más que después el público lo escucha como y cuando quiere, hay como una especie de comunicación a la que darle una lógica). Además, ya tenía ganas de hacer algo solamente instrumental con violines, era una idea que tenía mucho en la cabeza y la volqué en esta oportunidad, de un modo muy sencillo, por eso el tema es muy cortito. Esto de la duración también fue porque, como eran muchos tracks (entre los que participamos casi siempre de Planeta X Discos y algunos invitados, el compilado terminó con 24 temas), quise aportar algo breve, como un paisaje sonoro, un prólogo a otra cosa. Algo que si te gustó te invite a escuchar en otro momento, en otro contexto, esa idea más desarrollada. Me gustó mucho poder hacerlo.

¿Qué te/les genera volver al ruedo con la creación de algo colectivo?

– Tiene que ver con el placer de hacerlo, de participar en algo donde uno aporta a otra cosa más grande que uno. Está bueno hacer las dos cosas: crecer personalmente y a la par ser parte de otra cosa. En este caso, lo que te genera la oportunidad de hacer algo colectivo es enriquecerte con la idea de otro al mismo tiempo que uno aporta y los demás se enriquecen con algo. También te saca un poco ese peso que después con el tiempo se pone aburrido, cuando uno está todo el tiempo haciendo sus cosas completamente solo. Hay una curva de experiencia también, es necesario, uno lo va llevando a cabo porque es algo estimulante, está buenísimo, decís algo que necesitás decir, pero después también te empezás a enviciar, porque te ves haciendo todo, desde el mastering hasta el arte de tapa, lo querés hacer todo vos, y si bien capaz que lo podés hacer es muy difícil. Lo podés hacer alguna vez, pero también está bueno compartir con otros y que cada uno aporte. A la fuerza tiene más puntos de vista, y es más divertido cuando lo haces con otros. Por lo menos en la música se genera eso. Está bien escribir una canción y un disco entero, pero si en un momento del proceso aparece alguien que comparte eso que vos estás haciendo, siempre es para mejor y es mucho más divertido.

– ¿Y qué les genera que Planeta X cumpla su edición 120 y siga estando vigente?

– Al no tener un espacio físico quizás no somos más ese gestor de espacio cultural que estábamos haciendo antes, pero en cuanto a las producciones musicales no hemos parado nunca. Para uno es medio lógico estar vigente, porque lo estás haciendo. Lo que nos propusimos cuando estábamos juntos era no esperar a que lluevan las cosas, sino generarlas uno. No conformarse con un relato cultural, sino aportar uno, generarlo, y ver qué sucedía. Creo que eso sigue siendo vigente, siempre es así. Siempre hay un relato que te quiere imponer la industria o el marco cultural mainstream y vos podés pelear contra eso, sumarte, tomar algo que te sirva y hacer algo distinto. Tenés muchas cosas para hacer. No te podés quedar viendo lo que te imponen y vos con tus pocas herramientas quedarte sin hacer nada. Eso creo que siempre siguió siendo así: nunca hay un motivo para no rebelarse contra algo que se impone con mucha fuerza y que no está bueno porque te ahoga. Esto igual no tiene que ver con las generaciones, sino que es una constante. Siempre va a haber alguien que quiera sumarse al equipo ganador y siempre va a haber alguien que va a querer ganarle a ese, generar otra alternativa, otra realidad. Me parece que eso sería una constante, siempre fue así y va a ser así. En los 60′ había una tendencia mayoritaria a enfrentarse a un sistema dado, y hay otros momentos que son más displicentes, conformistas.

– ¿Qué es lo más enriquecedor que encuentran en esta búsqueda de hacer música desde lo experimental?

– Me parece que en lo experimental, si bien tenes muchas acepciones, a mí me gusta quedarme con el aspecto lúdico. Uno desde lo experimental se permite ciertas cosas que cuando está atado a un objetivo no, porque ahí vas a ir en pos de determinadas estructuras que te van a ayudar a realizar eso que querés hacer. En el caso de una canción, si vos querés hacer una te vas a preocupar por qué contenido o qué significado va a tener la letra, o qué puede disparar (por más que cada uno después lo escucha de un modo distinto). Querés lograr una sensación, entonces te importa que la estrofa esté buena, que el estribillo esté bueno, que el puente esté bueno, que te den ganas de escucharla de nuevo. Por ende, hay cosas que no te vas a permitir, si te parece que eso va a confundir un poco (visto como una información a comunicar). En cambio, en lo experimental uno suele tener otra libertad porque ya es otro contexto digamos. No es un relato conocido que uno quiere volver a escuchar porque te da placer, sino que estás ante algo distinto. Tiene distintas intensidades también, entonces no es lo mismo hacer una novela experimental de 1.500 páginas que un tema de dos minutos, pero de todas maneras suele tener otra resistencia ese tipo de cosas, porque obviamente no le vas a dar al oyente eso que uno de ante mano como oyente también sabe que le da placer. Seguro que también lo tiene, pero lo fuerza un poco a correrse de su lugar. Eso es lo que tiene de dinámico y de interesante lo experimental: para el que lo hace y para el que lo escucha es un corrimiento de su lugar de confort. Lo cual no significa estar incómodo, nadie quiere estar incómodo, pero uno se refiere al confort como esa costumbre que te va achanchando, aburguesando, que en un momento ya pasa de ser confort a ser un adormecimiento, y eso no está bueno. Entonces, lo experimental funciona como un despabilador. Esta época también tiene un poco de eso. La tecnología nos está llevando en gran parte a adormecernos un poco en cuanto a las experiencias, como si quisiera venderte todo -servicio, producto y experiencia- por un dispositivo, cuando en verdad está bueno si yo puedo ver un fragmento de algo en el celu, pero prefiero ir al cine, al teatro o al recital, o verme con gente y no estar encerrado en una pieza viendo una pantalla. Entonces, si bien muchos de nosotros estábamos haciendo nuestros proyectos que tienen que ver con canciones, también fue algo lógico recurrir a ese aspecto más de choque que tiene lo experimental. En vez de aportar una canción que ya teníamos hecha o guardada, hacer algo directamente de cero para movilizarnos nosotros y que esa energía se perciba en el resultado final. Con la pandemia, todos nos vimos obligados a corrernos de nuestro lugar de preconceptos y prejuicios.

– Planeta X ya lleva poco más de 20 años. Desde un principio fue disruptivo y logró establecerse como una alternativa y casi una guía contracultural a las reglas del juego de la industria musical. ¿Cómo es sostener tanto tiempo un proyecto empujado desde la autogestión?

– Es mucho trabajo sostenerlo tanto tiempo desde la autogestión. Es agotador, porque en definitiva es eso, sos vos el que está trabajándolo día a día y sosteniéndolo. Es un esfuerzo, más allá de que uno lo hace por placer o porque lo ve así y está bueno. Está buenísimo porque te ves con tus amigos todo el tiempo haciendo algo interesante, pero al mismo tiempo como es inevitable porque lo estás haciendo, no te das cuenta que va pasando el tiempo.

– ¿Cuánto ha cambiado Rosario en cuanto a las posibilidades para los artistas en todo este tiempo? Y, paralelamente, la evolución que ha tenido Internet (con esto de que hay muchísimas herramientas al alcance de la mano y formas más directas de difusión, pero al mismo tiempo hay una sobreinformación constante y es más difícil que resalte lo que uno difunde): ¿lo sienten como un beneficio o más como una complicación?

– Cada uno lo puede experimentar de una forma distinta. Mientras para uno es difícil sostener una serie de fechas, al mismo tiempo otro se la pasa tocando. Rosario lo que tiene es raro, porque es un gran gestor de cultura, de distintas ramas artísticas y contenido artístico intelectual muy grande, que se empareja prácticamente con Buenos Aires y con Córdoba, pero no tiene las dimensiones de Buenos Aires. Entonces, capaz que un artista en Buenos Aires puede tocar un día en Floresta y al otro día en San Telmo y seguro que va gente distinta (porque la gente que vive en una ciudad tan grande capaz que le cuesta tomarse uno o dos bondis al final del día un día de semana, de un barrio a otro, con todo el despliegue que eso significa de tránsito). Entonces no es lo mismo, no son ciudades similares, Rosario no tiene eso. Hay un montón de gente, un montón de actividades, pero todo en un lugar más chico. Por lo que si vos tocaste en un lugar en el centro, es medio raro que puedas volver a tocar dos días después por Pellegrini y que vaya gente distinta. Yo veo como que Rosario tiene eso: su fortaleza también es su talón de Aquiles.

Lo de Internet es lo mismo, todo lo que tiene bueno algo después también es su contra. Yo cuando compré mi primer sintetizador, tuve que vender la guitarra eléctrica y el ampli. Ahora quizás no haría falta hacer eso, por las herramientas que hay, pero igual creo que puede ser engañoso. Hay como una cierta libertad en publicar tus cosas, ya no precisás que alguien con quien no te entendés te edite, pero eso es lo que me parece que tenía de bueno Planeta X cuando teníamos espacio físico, porque la curaduría sí es importante. Sí está buena, porque contextualiza. No es que porque sea de Planeta X Discos te va a gustar cualquier cosa que salga, pero sí sabes qué tipo de propuesta va a tener. En cambio, cuando cada uno está por su lado es mucho más difícil comunicar. Porque en definitiva lo que te propone Internet es que vos subas gratis tu disco, tu video, tu película, tu corto, pero si vos después no tenés herramientas de distribución (plata)… Las redes te dicen que si querés llegar a más personas tenés que poner tanta plata. Entonces, se replican de un modo más cruel o más directo las mismas reglas que estaban puestas antes. En eso no mutó nada. Podés colgar tu disco, pero sino tenés cómo hacer que la gente se entere que está, es muy difícil remar contra eso. Es tanto un beneficio como una complicación nueva que antes no estaba. No es una u otra, tampoco tendría sentido que no esté, está buenísimo Internet, no tiene que no estar para que haya una disquería. Hay que buscarle la vuelta a lo que ya está dado. Hay como una cosa muy cruda de la lógica, que está pensado cómo llegan las cosas mediante Internet que tiene que ver con los algoritmos. Un algoritmo está programado ya con una intención que después se va potenciando. Lo que tuvo muchas visitas genera más visitas porque suponen que eso trae plata, y lo que no, no. Entonces se genera ese círculo vicioso que si vos no tenés cómo romperlo se hace difícil, pero el problema no es Internet, que es una herramienta, sino cómo está pensada por los proveedores de esa herramienta, que en gran parte es para querer sacarte plata.