Carlos Ulanovsky pasa su tiempo haciendo radio y escribiendo libros. Y el próximo sábado a las 19.30 en el Complejo Cultural Atlas presentará sus dos últimos libros «Mi Congreso de la Lengua» y «Nada más aburrido que filmar».

Ulanovsky dialogó con Conclusión acerca de sus libros y anécdotas que lo llevaron a la escritura de los mismos. También se hizo un tiempo para reflexionar acerca del lenguaje inclusivo.

—¿Cómo nacieron «Nada más aburrido que ver filmar» y «Mi Congreso de la Lengua»?

—Son géneros distintos, el primero es una novela y el segundo es un ensayo. La novela me llevó tres años de trabajo y tres reescrituras completas. Yo siempre fui periodista de espectáculos y de cultura y asistí a numerosas filmaciones por razones profesionales y ahí está el origen de ese título. Desde que fui a mi primer rodaje que fue » Sexo Análisis»en los años 60, mientras trabajaba en la revista «Confirmado»; fui a cubrir la filmación y no entendía el por qué de tanta reiteración de tomas. Yo pensaba que estaban bien, no había una gran diferencia entre una y la otra, por qué la repetían. Me imaginaba que era la búsqueda de la perfección, como cuando uno está escribiendo una nota o cuando yo estaba escribiendo el libro. Ese es uno de los libros, es lo que le pasa a un director de cine que está filmando su película número 16, un tipo muy prestigioso. Durante una dictadura empiezan a acosarlo hasta que termina prohibido, luego pasan situaciones, tiene un perro que se llama Fellini, con el que charla. Eso le da un cierto humor y cuando se exilia a Uruguay le dan a dirigir una campaña publicitaria de productos para perros, donde Fellini es el protagonista. Tiene que ver con lo que le pasó a muchos, me incluyo, cuando no viví en Argentina. Era no hacer lo que uno quiere, sino hacer lo que se puede.

—¿Se basó en la vida de algún director en particular?

—No, me basé en varios rodajes en los que participé. Yo en el año 76 trabajé en una revista que fue un fracaso estrepitoso que se llamó «Perdón», una revista que había hecho Andrés Cascioli. No era mala la revista, pero a la gente no le interesaba una revista de espectáculos diferente. Sólo salieron cuatro números, pero yo cubrí filmaciones de David Kohn, Sergio Renán que estaba filmando «Alrededor de la jaula» basado en el texto de Haroldo Conti que ya estaba desaparecido. Cubrí una película de Isabel Sarli dirigida por Armando Bo, el director más censurado del cine nacional. Y le hice una larga entrevista a Leopoldo Torre Nilson por su última película que fue «Piedra libre» que se le había prohibido Miguel Paulino Tato, el censor.

—Un hombre que mejor ni recordar.

—Claro, un tipo que decía que había cortado 300 películas nacionales e internacionales. Yo creo que de algún modo me basé en esas cosas que ocurrían subterráneamente con directores como Torre Nilson.

—¿Disfruta de ver cine hoy en día?

—Si si, yo la verdad que disfruto todo. Me pasa algo curioso, estoy yendo más al teatro que al cine. Pero cada vez que puedo voy al cine, tal vez estoy incubando una obra de teatro. Ojalá.

—Hablando de teatro usted le dedicó un libro a la obra «Toc-Toc»

—Junto con Hugo Paredero le hicimos un libro que salió en febrero. Y justamente lo estaba viendo nuevamente porque voy a hablar con Ernesto Claudio, que fue uno de los protagonistas de la obra que salía de gira. Me gustó mucho esa obra.

— Con respecto a «Mi Congreso de la Lengua» ¿Qué se va a encontrar el lector al leerlo?

—En 1993 yo hice para Planeta un libro para la colección que se llamaba «La mandíbula mecánica». El libro se llamaba «Los argentinos por la boca mueren», luego en el 95 y 97 hice dos versiones más; el último con la advertencia que era la edición definitiva. Una vez más mentí (risas) y entonces el editor de esta editorial tenía en la cabeza volver a hacer el material. Cuando lo empecé a ver y dije que era muy de los años noventa, demasiado Menem, y no servía. En el verano me senté y lo hice de nuevo, con las palabras del siglo XXI y luego descubrí que en marzo de 2019 se va a hacer el Congreso de la Lengua Española en Córdoba. En 2004 se hizo en Rosario con la famosa intervención del querido Negro Fontanarrosa. Entonces irónicamente en el prólogo del libro que me adelanto a ese congreso.

—¿Qué opina del lenguaje inclusivo?

—Me gusta y me asombra que haya personas, en especial mujeres, que puedan generar largas conversaciones usando ese lenguaje. Me parece que está bien, no sé si va a perdurar en el tiempo . La Real Academia se queja de eso porque dice que las palabras no tienen género. Me parece una cosa interesante y más interesante me parece que lo hayan tomado las chicas más jóvenes.