JUEVES, 28 DE NOV

Marilyn Monroe, la eterna rubia: el mayor ícono femenino del siglo XX

Pasó la mayor parte de su infancia en orfanatos, por los problemas psiquiátricos de su madre. Allí fue víctima de abusos. A los 20 años, realizó varias campañas publicitarias y al año siguiente incursionó en el cine donde demostró ser además de una buena actriz, una notable cantante y bailarina, con un estilo personal y sugestivo.

 

A 98 años de su nacimiento, Marilyn Monroe es el mayor ícono femenino del siglo XX. La rubia eterna es una de las mujeres más deseadas de la historia. Nacida y criada en Los Ángeles, como su madre tenía problemas psiquiátricos, pasó la mayor parte de su niñez en orfanatos y en hogares temporales, donde fue víctima de abusos. 

Con 20 años, realizó varias campañas publicitarias, siendo muy recordadas las que hizo para anunciar trajes de baño. Paralelamente, comenzó a tomar clases de arte dramático en el Actor’s Lab de Hollywood y a asistir a cursos de literatura en la Universidad de Los Ángeles. En 1947 aceptó una oferta como actriz de reparto para la 20th Century Fox hasta 1950. Ese año, obtiene en la Metro, un papel breve pero de suma importancia para su carrera con La jungla de asfalto al que le siguió otro film, Eva al desnudo.

En 1953 se convirtió en la portada del primer número de la revista Playboy. Ese mismo año filma Los caballeros las prefieren rubias, que la terminan de consolidar en la cumbre. Allí demostró ser además de una buena actriz de comedia, una notable cantante y bailarina, con un estilo personal y sugestivo. Pero mientras que la 20th Century Fox, empresa que tenía la exclusividad de sus contratos, pagó U$S 150.000 a su compañera Jane Russell, ella recibió U$S 1.500.

Así, una noche  de noviembre de 1954, Marilyn, con un abrigo largo, gafas oscuras y una peluca negra, y bajo el nombre de Zelda Zonk, dejó su vida en Hollywood y se marchó a NYC, cansada de los papeles superficiales que le ofrecía la Fox, y su inevitable encasillamiento. Allí, para perfeccionarse, tomó  clases con Lee Strasberg en el famoso Actors Studio, y se sumergió de lleno en la vida social y cultural de Manhattan.

Asociada con su amigo y fotógrafo Milton Greene, la actriz inauguró en enero de 1955, Marilyn Monroe Productions, siendo la segunda mujer en la historia del cine en fundar su propia productora, después de Mary Pickford, en la época del cine mudo, todo un desafío para la industria de Hollywood. La productora creó dos films; Bus Stop, y El príncipe y la corista, cuyo estreno fue un éxito. Después de una batalla legal, la Fox aceptó un nuevo acuerdo que le permitía a Marilyn tener más libertad creativa, y buenas condiciones económicas. En 1958 regresó a Hollywood para rodar Some Like It Hot. Por su interpretación, obtuvo  el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia musical.

También ese año, Ella Fitzgerald se convirtió en la primera artista afroamericana en recibir un Premio Grammy. Marilyn en plena época de segregación, había hecho posible que la cantante pueda actuar en los clubes más importantes, a los que por el racismo imperante no tenía acceso.

Tal vez su casamiento con Arthur Miller fue un oasis que fue muy breve. Pronto comenzó un ciclo de crisis nerviosas y depresiones, alcohol y sustancias. En 1960 perdió un embarazo. Padecía un problema ginecológico que hacia imposible que lleguen a término. Ese siempre fue su mayor deseo y también su mayor temor. Buscó asistencia psicológica con Ralph Greenson, para intentar de superar algunos de los traumas que arrastraba desde niña, y los de adulta, al ser vista como un objeto; superficial, frívola, y sin ideas propias, que aparecía en las portadas de la prensa amarilla, siendo sólo reconocida por su imagen y nunca como Persona o Actriz.

De hecho, ella tenía una biblioteca personal con más de 400 libros, siendo sus preferidos D. H. Lawrence o Thomas Mann, de los que poseía varias obras e incluso sus biografías.Una biblioteca que también descubren sus intereses; desde la poesía, literatura contemporánea y la política, hasta religión y  psicología. La actriz tenía predilección por James Joyce y Walt Whitman, y se codeaba con autores como Carson McCullers, Truman Capote, Saul Bellow o Carl Sandburg.

Sus altibajos emocionales la llevaron también a la consulta de Anna Freud, la hija de Sigmund que la diagnosticó: «Inestabilidad emocional, impulsividad exagerada, necesidad constante de aprobación externa, no soporta la soledad, y tendencia a las depresiones en caso de rechazo».

Su última aparición fue en The Misfits, en 1961, con guión de Miller. El film en si mismo tiene dos lecturas. El de una melancólica despedida de Marilyn en su mejor papel dramático, y una metáfora de su propia Vida; una mujer solitaria, frágil y sin destino, buscando un horizonte imposible, después de una Vida sin Amor, de incomprensión y autodestrucción. Murió en circunstancias poco claras al año siguiente. Ya era una Leyenda.

Tal vez la mejor definición de ella fue la del mismo Arthur Miller cuando dijo: «Nunca dejó de ser una niña que recitaba sus versos a un público, que sólo quería arrancarle la ropa…»

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