Por Mario Luzuriaga – Hernán Cabrera (fotos)

Si se habla de música en la ciudad, uno de los más entendidos en la materia es el periodista y animador Gustavo Lorenzatti. Creador de «Gira Mágica», que ya lleva más de 10 años en el aire de Canal 5, permite a los espectadores a que se encuentren con una basta selección de videos musicales de todos los tiempos. El conductor habló con Conclusión sobre sus inicios, sus primeros trabajos, su contacto con la música y se define como un hombre que tuvo mucha suerte y que trabajó mucho para lograr su éxito.

—¿Cuál fue tu primer contacto con la música?

—La verdad que no sé, porque la música la tuve siempre incorporada desde chico en mi casa. Hay un inicio y un principio que no es lo mismo, desde el inicio no tengo memoria porque siempre tuve música. Y el principio es la elección de la música que uno elige. El inicio es la música que se escuchaba en casa, mis viejos se conocieron en una peña folclórica y abundaba ese género en casa. También a mi vieja le gustaban mucho los cantantes de jazz y entonces tenía todo eso en la cabeza, después empecé a elegir a partir de los 8 años cuando me compré mi primer disco.

«La música no tiene una nacionalidad o una ideología, la música es música. Después que la quieras aceptar por otras cuestiones es otro tema, es una cuestión personal».

—¿Te acordás cómo se llama ese disco y si fue el disparador para dedicarte a la música?

—Nunca pensé en dedicarme a la música, pero todo fue evolucionando para ese lado. Lo que si supe en algún momento es que la música me iba a acompañar siempre haga lo que haga. Mi primer disco lo compré no por lo musical, sino que siempre me había fascinado todo lo que tenía que ver con Los Beatles. Crecí todo el tiempo con imágenes de ellos y tan cambiantes y sobretodo las películas, cuando vi por primera vez «Socorro» (Help!) en el cine Luz y Fuerza. Pero cuando vi el disco de «A hard day’s night» en un negocio de Rafaela, le pedía a mi viejo que me lo compre, porque me parecía que tenía una imagen fuerte. Ahí no sólo fue mi inicio musical, sino que mi encuentro con Los Beatles que me atraparon desde ese momento; fue mi punto de partida en la música.

—¿Cómo fue tu entrada a los medios?

—Yo había empezado a estudiar la carrera de locución que era provincial, no así la de locución nacional; yo soy de la primera promoción de locutores provinciales. Entré porque me gustaba esta cuestión de manifestarme bien, entonces yo ese año había dejado ciencias económicas y me dejaba el año medio rengo y mi vieja me insistió para hacer unos cursos de locución. Entonces fui a averiguar y como fui me quedé, me gustó tanto que en las vacaciones de ese año empecé a trabajar en un huequito en LT3. Que te aclaro que conseguir un laburo en un medio era imposible, no había FM todavía. Tuve la suerte de que alguien me abriera las puertas y al año siguiente fue cuando se extendió el horario de las FM a todo el día, luego de la apertura de la democracia. Ahí yo ya estaba recibido y como tenía contactos en la radio, me convertí en uno de los conductores de la FM de la LT3. Me empecé a relacionar más con la música a partir de la musicalización de programas; entonces tuve acceso a la discoteca de la radio. Muy pocos programas tenían ya su música propia, pero me encargaba de armar algo para los otros. Ahí me afirme con un montón de cosas, conocí un montón de cosas más.

— ¿En ese tiempo era muy difícil encontrar los temas musicales para que suenen en término?

—En un primer momento si y tardaba mucho tiempo en preparar una lista de diez temas, pero después es como un oficio. Lo vas aceitando y a medida que vas implementando información y algunos yeites del laburo se te hace más fácil. Y a la vez empecé a trabajar como representante de Polygram, lo que ahora es el sello Universal; recibía e intercambiaba mucho material con otros representantes de otros sellos, algo que ya se extinguió. Antes la difusión se hacía cuando te entregaban los discos desde Buenos Aires para repartir en las radios, discotecas, productoras, etc.

—En 1982 se prohibió la de música en inglés debido al conflicto en Malvinas, ¿cómo pudiste revisar ese material?

—Lo que estaba prohibido fue la difusión. Yo podía escucharla en casa, a un tipo que le gusta la música no le podés prohibir que escuche a los interpretes de la nacionalidad que sean. La música no tiene una nacionalidad o una ideología, la música es música. Después que la quieras aceptar por otras cuestiones es otro tema, es una cuestión personal. Yo, todavía no trabajaba, pero cuando empecé lo que me encontré fue con los últimos vestigios de la dictadura dentro de la discoteca. Ahí me encontré con un armario lleno de discos en donde me dijeron que no se podían usar o me encontraba con otros donde en la contratapa algunos estaban tachados e inclusive algunos estaban rayados con un alfiler. Rayaban el surco para que se supieran que esos temas estaban prohibidos.

«Lo que si supe en algún momento es que la música me iba a acompañar siempre haga lo que haga».

—¿Qué artistas prohibidos te sorprendieron al revisar el material?

—La mayoría de los artistas prohibidos era los de la música popular. Después de algunos había temas prohibidos, pero algunos de Víctor Heredia, Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, León Gieco, Jorge Cafrune, Horacio Guarany ni hablar. Pero el rock no sufrió tanta persecución, para los militares, si bien los llevaban en los camiones y después los largaban, y consideraban que si los jóvenes tenían el rock para entretenerse estaba bien, el tema era que no se metieran en otras cuestiones, dentro de su primitivo pensamiento. Así todo el rock tenía canciones prohibidas desde el gobierno de Onganía y después en democracia. El caso de «Sui Generis» fue terrible porque fue prohibido en un proceso democrático. No olvidemos del terrorismo de Estado por parte de la «AAA», se prohibieron temas de ellos y en el recital «Adiós Sui Generis», tuvo cualquier cantidad de censura estúpida y transcurrió en democracia.

—Con el regreso de la democracia ¿te gustó transmitir toda esa música que marcó una época y la llegada de los videoclips?

—Los videoclips llegaron un poco más tarde, si bien aparecían en programas de Buenos Aires como «Música total», no existía MTV porque no teníamos cable. Acá hubo un programa de videos a principios de los ochenta con el flaco Poli Román, tenía un programa histórico que se llamaba «El Expreso», junto a Pili Ponce donde se pasaba rock cuando no había FM. Y es el antecedente de lo que yo hice con mi programa, lo repaso en el tiempo y fue un programa que no me lo perdía nunca. Acá en Rosario había un boliche que se llamaba «Iceland», ubicado en Maipú y Laprida, fue el primer lugar donde se pasaban videoclips. Todo fue muy lento, las compañías largaban los videos al final de los ochenta, en cassettes gigantes que sólo podían reproducirlos en los canales de televisión.  Yo conseguía los videos de «Videoteca» de Carlos Perrone que no sabíamos de dónde sacaba ese material de conciertos. Con respecto a la música en mi opinión, y no hago un juicio de valor sobre la música, yo a la hora de escuchar suelo quedarme con la música de los ’60 y ’70; era más jugado y creativo. Admito que hay cosas de los ochenta que me gustan, pero el concepto global de la música de esa década, no me entraron tanto. A mi me aleja de esa época el período más digital de sintetizadores. Pasó con el rock nacional que se metieron esas cuestiones como Spinetta o Charly García; pero el primero que introdujo esa movida fue Raúl Porchetto. Lo bueno que hizo MTV fue hacer los famosos «unplugged» para volver a las bases y sacar toda esa movida digital que saturaba todo y había que rescatar a la melodía.

—¿Pudiste entrevistar a alguno de tus ídolos musicales?

—Sí a muchos, fui muy afortunado por ese lado. En los ochenta pude ir a muchos recitales y festivales, hice muchas notas con Luca Prodan, Miguel Abuelo, Spinetta; de afuera con Joan Manuel Serrat que hicimos una nota preciosa. Fui muy asustado a entrevistarlo porque es un tipo difícil para hacer notas, no le quieras preguntar algo tonto porque te responde con una ironía y te hace notar que hiciste una pregunta estúpida. Después a Joe Cocker, Richard Hudson y «Supertramp», entre otros. Tengo una anécdota con «Queen» cuando vinieron a Rosario y la voy a reflejar en mi segundo libro, donde cuento historias y mi relación con la música. Un vecino mío que era colectivero fue el que los trasladó desde el aeropuerto al centro y pude estar ahí viendo de cerca a la banda.

«Con respecto a la música en mi opinión, y no hago un juicio de valor sobre la música, yo a la hora de escuchar suelo quedarme con la música de los ’60 y ’70; era más jugado y creativo».

—Contanos sobre tu arribo a la televisión…

—Nunca pensé que iba a trabajar en televisión. Más de una vez me preguntaban y yo les decía que había dos canales y estaban muy cerrados a ciertas cuestiones. Me pareció que no era el momento, después llegó el cable en el 92 o 93 y me llamaron de Cablehogar para hacer un  programa con esos videoclips que me mandaban de Buenos Aires. Y ahí hacía el programa en «off» y pasaban mi voz sobre los videos. Después junto a Oscar Bertone armamos un programa de tele a la mañana que se llamó «Mañana express» que nunca se había hecho algo así por la mañana. Ahí fue mi primer programa en serio en «Galavisión» que luego lo compró Cablevisión y Multicanal e iba de 7 a 10 de la mañana y lo hicimos con Oscar, Gaby Boggio, Pablo Sentomo y Gaby Maldonado. Ese mismo año hice ahí mismo el germen de lo que sería «Gira mágica», que se llamaba «Gala en concierto» y ahí pasamos el recital homenaje a Nino Bravo que la rompió y de ahí en más me pidieron más especiales con otros músicos.

—¿Cómo se te ocurrió «Gira Mágica»?

—Cuando se vende «Galavisión» tuvimos que cambiar el nombre al programa y yo hacía un programa en radio que se llamaba «Gira mágica y misteriosa», en honor a los Beatles, deje el título como «Gira Mágica» y ahí surgió. Pasamos por diferentes lugares y llegamos a Canal 5 en 2006.

—¿Te gusta el horario de la medianoche?

— No tengo otra opción. Hay mejores horarios, el «prime time» es el mejor horario. Pero no creo que para mi programa sea mejor el «prime time», porque no es para verlo apurado. Es un programa para verlo relajado, es un buen horario; más cuando ese horario tuvo peso desde la aparición del viejo «Video Match». Tengo una medición de 4 puntos que es mucho y la vengo teniendo hace muchos años. También me gusta cuando se hacen las fiestas, porque se genera una buena respuesta con la gente.

Por último, ¿quién es Gustavo Lorenzatti?

—Es un tipo que tuvo mucha suerte, pero que laburó mucho. Intentó, sin saberlo, prepararse mucho para lo que iba a ser y que tuvo la suerte de acceder a muchas cuestiones.