El compositor, bandoneonista y cantante rosarino Leonel Capitano, quien acaba de publicar el disco “Barricadas” -junto a las guitarras de Escolaso Trío- y de regresar de una intensa gira por Europa, consideró que “el tango resiste desde una escena marginal y eso lo hace político”.

“La derecha pretendió adueñarse del tango que hoy está fuertemente arraigado en el pensamiento progresista y de los sectores populares gracias, además, a la irrupción de las mujeres que generaron un cambio muy rotundo para que esta sea la generación heroica del tango con referentes como Agustín Guerrero”, resaltó Capitano en una entrevista con la agencia de noticias Télam.

A esa observación sobre el género y su carácter, el artista le añade su propia procedencia e indica que “el hecho de que yo exprese esto desde Rosario hace que rompa con la hegemonía porteña y ponga sobre la mesa que hay una corriente muy grande de compositores”.

Una parte de esa movida rosarina participa en “Barricadas”, ya que a su mentor y al terceto guitarrero Escolaso (Mariano Mattar, Damián Cortés y Andrés Guzmán), se agregan Pablo Juárez (piano), Juancho Perone y Pepe Ordas (percusión), Simón Lagier y Luis Ciliberti (violín), Federico Vivani (viola), y Leo Sturan (chelo).

El contenido político de las 10 canciones del disco se expresa sin maquillaje en la milonga “La Fundición Libertad” y en otros temas que se alejan del formato tanguero como el vals peruano “Opuscantropus”, la chacarera “Con la forma del fusil” y el son “Cayuquero del Yumurí”, este último parte de un material audiovisual sobre Cuba que Capitano dirigió junto a Juan Pablo Tavitta.

Ese pulso va de la mano con la trayectoria del músico y con una de sus grandes irrupciones públicas y mediáticas, cuando en un móvil de la TV rosarina de la mañana del 9 de agosto de 2017 y enfundado en una remera del Frente Social y Popular, le cambió la letra a “Qué me van a hablar de amor” (de Homero Expósito sobre música de Atilio Stampone) y entonó “Qué me van a hablar de offshore”.

– ¿Frente a qué cosas sentiste la necesidad de levantar estas “Barricadas” musicales?

– Tengo un largo historial que comienza desde que empecé a componer tangos a mediados de los 90, cuando tenía 15 años. El deseo de manifestarme desde la música que amo incluía lo social y político. Tuve momentos en que apunté a lo existencial y a las cuestiones universales, pero siempre hubo una presencia social y política que se acentuó en los últimos tiempos y el público está esperando a ver qué digo en mis canciones. Me considero una persona que le interesa lo político desde mi lugar como trabajador de la cultura y en ese sentido, “Barricadas” es un poco más contundente porque me permite la posibilidad de “asumir al enemigo”, como dice Silvio Rodríguez.

– ¿Cómo te uniste a las guitarras de Escolaso Trío y qué le aportan a “Barricadas”?

– Vengo trabajando con ellos desde finales de 2014, son músicos con una gran raíz clásica pero un gusto por lo popular muy grande. Me motiva escribir para esa formación porque son un apoyo musical de excelencia y, además, compañeros en la lucha.

– ¿Qué referentes reconocés en el tango y te han ido marcando el camino propio que elegiste?

Soy muy tanguero y la obra de Carlos Gardel ha sido la mayor inspiración en mi vida. Sus riesgos, su capacidad de reinventarse, el haberse adelantado a su tiempo, su enorme coraje, la búsqueda de la excelencia para el mejoramiento técnico de todo y su capacidad de interactuar con otros géneros.

– ¿De qué se trató la gira que te tuvo por Europa? ¿Cómo reciben allí tus tangos en los recitales solistas?

– Fue una gira medio milagrosa que se dio por haber tenido Covid-19, algo que en Europa habilita a un pasaporte sanitario y eso me permitió poder cumpir con compromisos cancelados en 2020. En Alemania hicimos 19 conciertos en 23 días, con el Cuarteto Soltango, con Pablo Murgier y tocando solo. También anduve por Grecia, por los Balcanes, por Ibiza y por Barcelona, donde coincidí con (la pianista y autora) Elbi Olalla (Altertango). Desde 2007 que salgo en dos giras anuales por Europa y Latinoamérica, así que casi la mitad del año la paso en el exterior. Obviamente al repertorio lo reciben distinto cuando son lugares de habla hispana, pero siento que en otros lugares también llega el mensaje.

– ¿Cómo nació “Son Tango: entre el sueño y la vigilia”, tu primera película que hiciste junto a Tavitta?

– Ese es otro cantar, la película surge hace mucho desde mi primer viaje a Cuba en 2012, siempre con un compromiso y con la defensa de ese ejemplo de solidaridad y resistencia. Es un documental pero una película musical que trata de encontrar un lenguaje nuevo, una mirada de la sociedad cubana desde los ojos del tango y con música original nuestra.

– La milonga “La Fundición Libertad” es una denuncia explícita al sistema que nos oprime ¿sos un convencido que el arte puede cambiar el mundo?

– Yo creo que en este momento de la humanidad donde prevalece la guerra de las ideas, el arte es una herramienta que al menos nos da una esperanza en medio de tanto discurso mezclado y confuso. El arte va por otro circuito, apela a otras instancias de la percepción. La canción es un vehículo muy líquido y yo creo en ella para, por lo menos, ahuyentar el espanto y como recurso personal de supervivencia emocional. La “Fundición Libertad” en particular, pretende pensar al capitalismo como una gran fundición donde el material utilizado son nuestras mentes y nuestros cuerpos.