Por Mario Luzuriaga

Este viernes y sábado, «Las Pelotas» vuelve a Rosario para presentarse en el teatro Vorterix. La banda de rock nacional llega con un doble show, donde los fans diagramaron dos listas de temas a través de las redes sociales.

Gabriela Martínez, bajista de la banda, dialogó con Conclusión acerca del nuevo espectáculo, su rol dentro del grupo y sus experiencias.

—¿Cómo se preparan para este show tan particular?

—Empezamos con esta propuesta el año pasado, la idea es que la gente votara los temas en unas fechas que teníamos en Buenos Aires. Gustó tanto la idea, que la llevamos por el resto del país.

—¿Cómo los recibe el público rosarino?

—Siempre con mucho afecto, Rosario es una ciudad en la que hemos tocado tanto que ya es un poco propia.

—Yendo para un lado más personal, ¿qué se siente ser la única mujer del grupo?

—La verdad es que para mí es muy natural. Desde que arranqué a tocar, por lo general, he estado en grupos en la que fui la única mujer. No es algo que me llame mucho la atención, me acostumbré. Cuando arranqué era muy raro que haya una mujer en el grupo, por suerte hoy es algo más natural y hay muchas más mujeres tocando.

—Haciendo una mirada retrospectiva, ¿cómo fue la reacción del público para con vos?

—El que tenía que bailar con la más fea en ese momento era Germán (Daffunchio), que tenía que reemplazar a «Superman» Troilo; y en los primeros shows todavía lo extrañaban. Pero los bajistas duran poco en los grupos y el público no se encariña, pero siempre me tiraron buena onda.

—¿Te imaginaste formar parte de una de las grandes bandas del rock nacional?

—La verdad es que nunca pensé en eso, tengo la suerte y el honor de ser parte de «Las Pelotas» hace 24 años. Es algo que disfruto mucho, me gusta tocar, componer; es un grupo humano donde nos conocemos mucho y compartimos mucho tiempo. Esas son cosas maravillosas y el honor es hacer música con esa gente maravillosa.

—¿Ya están preparando un nuevo material?

—Estamos girando bastante y en el medio, siempre que podemos, nos juntamos a tocar y componer y es algo que nos hace mucho bien. Ya arrancamos porque somos muy inquietos, a fin de agosto vamos a ver si nos hacemos un espacio para la composición.