El primer largometraje de Aller -que no es el primero pero si uno de los pocos filmados en Súper 8 en la Argentina- surgió a partir de una investigación que la realizadora lleva adelante desde el 2011,  en el marco de su tesis de la Maestría en Ciencias Sociales del Trabajo (UBA), que aborda a la población trans de la ciudad de Buenos Aires y su inserción laboral a partir de la Ley de Identidad de Género.

“Lo único que tenía en claro era que no quería hacer ni un documental ni una ficción, sino que quería contar algo que está sucediendo, emergiendo… Una narración formada por imágenes, y a su vez como una organización de pensamientos míos, como un discurso que expresa varios deseos estéticos, rítmicos, plásticos  además de lo narrativo”, afirmó Aller en diálogo con la prensa.

La directora, que trabajó junto a las actrices Alma Catira Sánchez y Eleonora Paoletti, consideró que “hay dos clases de cineastas, los narradores y los poeta. Y a mí me gusta tratar de pensarme en esta última clase, porque son los que tienen una visión del mundo”, dijo y señaló que en ese sentido su filme “es un humilde intento de una dramaturgia poética, porque además es una película desmarcada o mejor dicho emancipada de todo género”.

En cuanto a la temática desarrollada, la cineasta señaló que: “Si bien, la Argentina logró avances únicos en los últimos años en el reconocimiento de derechos civiles y políticos del colectivo LGTBI, la comunidad trans argentina es una de las poblaciones más vulneradas. Sufren distintas formas de violencia, desde la simbólica a la más concreta. Y el desempleo dentro de la comunidad es altísimo aún, y mucho más en los sectores que no han tenido acceso a la educación. Si bien, ha habido un avance en cuanto a la igualdad jurídica, con la Ley de Identidad de Género,  aún existe el desafíol de garantizar la inclusión social y laboral para la población trans. Y es aquí, donde encontramos a Kimby, la protagonista, que lucha en ese universo”.

Según el relato de la directora, Kimby, trabaja en un tren, algunos días vende medias, otras veces turrones o sandwiches. Recorre casi todos los días los vagones en su acto de supervivencia diaria. Sin familia y con una amiga que hace de sostén permanente transcurren sus días. Entre sus changas y su amor no correspondido, lejos de sus adoradas sierras de Córdoba, sueña con un trabajo “de verdad” y que él, ese hombre casado, se la juegue por ella.

La elección de filmar en Súper 8, tuvo que ver con una decisión de filmar toda la película “sin verla”, manifiesta la directora. “Quería pasar por ese desafío, no tener ningún tipo de referencia visual más de lo que veía mi ojo al momento de filmar. Es una película pensada y estructurada en un pensamiento analógico. Y así es que “Las Decisiones Formales” fue enteramente filmada en Súper 8 y editada en cámara. No tiene ningún tipo de edición posterior. Filmé los 22 rollos sin descartar nada. Es un «continuum», en una búsqueda de un «sensorium» propio”.

En relación al soporte en particular, Aller reveló que le permitió una poética única. “Pude trabajar en ciertas animaciones en cámara realizadas cuadro a cuadro. Creo que el Súper 8 es la expresión más genuina de la poética romántica, de la mirada mía como artista y de una mirada mecánica que registra, en el que comulgan en distintos andamiajes y desniveles significaciones e imágenes ampliadas en su capacidad de sentido”.