Gastón Duprat retrató dos cuestiones en esta película, la primera es el arte y la segunda, la más importante, la amistad.

Es ese vínculo es el cimiento de esta historia que presenta a Renzo Nervi (Luis Brandoni), un pintor entrado en decadencia, que en su momento fue un grande del arte. Arturo Silva (Guillermo Francella) es un sufrido pero exitoso galerista que intenta darle una mano, sin éxito, a su amigo. Ambos vivirán una situación muy especial que los llevará cometer una gran locura.

En estos «universos» que plantea Duprat (junto con Mariano Cohn) nada es color de rosa, incluso en esta comedia negra, en la que estos amigos harán cosas impensadas sin importar las consecuencias. Maneja mucha ironía y se permite lograr un giro muy bueno en la historia.

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Pero sin dudas lo que se remarca es la amistad y lealtad entre dos personas, Eso es lo más maravilloso que se pudo ver y transmitir, ni hablar de la química que tienen los protagonistas fuera se sus roles, lo cual la hace mucho mejor y creíble.

La actuaciones son muy buenas, destaco más a Brandoni por su personaje que más especial; pero Francella también da cátedra con su ironía y su humor.

Calificación: Muy buena.