Por Guido Brunet

Kurt Lutman fue jugador de fútbol en Newell’s, pero siempre, escritor y militante por los derechos humanos en la agrupación “Hijos”. Su nuevo libro “Semillas para Barriletes” desanda historias, crónicas y poesías, que representan “discusiones sobre el tiempo y la velocidad”, según el propio autor.

“Antes de ser un negocio, el fútbol fue un juego. Pero se corrieron los parámetros, entonces hay que volver al origen porque algo se perdió en el camino”, comenta Lutman en diálogo con Conclusión.

“Se está escapando el disfrute”, afirma el ex jugador, por la “búsqueda de efectividad constante y de triunfo”, lo que luego se traduce en despidos de técnicos, indica Lutman. “Eso conlleva una falta de alegría a la hora de jugar”, sentencia. Así, el autor utiliza al fútbol como metáfora del ritmo de vida actual durante su escrito.

“Ahora el fútbol es negocio y búsqueda del éxito para los que lo manejan”, entiende el autor. Pero para Lutman, el fútbol es un espectáculo, es como una obra de teatro, salvo que no hay libretos, porque cualquiera le puede ganar a cualquiera, se encarga de aclarar el escritor.

La presentación más que eso fue un recorrido por diversas obras y autores que construían un relato mayor. Con la camiseta puesta del Trinche Carlovich y un jogging gastado, Lutman se paró ante los presentes para leer y comentar sus ideas y experiencias.

Entre papeles y gafas que parecían antiparras, el ex futbolista quiso invitar a autores “que les gustaría estar acá”. Y en eso, presentó a Roberto Santoro, desaparecido el 1 de julio de 1977. También leyó a Violeta Parra, Sasturain y al potente texto de “Construcción” de Chico Buarque.

La realidad actual, como no podía ser de otra manera, se hizo presente en la charla de Lutman: “Este es un momento ideal para acercarse a gente que piensa que el sindicalismo es otra cosa”.

Siguiendo con la cuestión del deporte, Lutman reivindica la figura del potrero, el cual ocupa un lugar central, ya que es el “marco lúdico ideal”. Además, en él se pueden encontrar dos cuestiones fundamentales: tiempo e inclusión, porque ahí “juegan todos”.

“Somos artistas y nos convencieron de que el arte es para unos pocos. Entonces, nos cuesta hacer lo que nos apasiona. Hay que dejar de pedir permiso. Insisto. Somos artistas, nos digan lo que nos digan. Esto, trasladado al fútbol es juguemos, juguemoslo”, resume Lutman.

“Hoy se busca solamente la excelencia. Es una lógica capitalista que nos coarte nuestro potencial», esgrime el ex deportista.

Y cerró con una definición no solamente futbolística: “Nos cuesta creer en la construcción colectiva. El equipo es una ingeniería colectiva”.