Por Juan Manuel Martellotto

En el marco del ciclo de música popular argentina La Canción Quiere, el distinguido guitarrista y cantante tucumano Juan Falú se presentará el sábado 15 de junio a las 21 en el teatro de la Asociación Empleados de Comercio (Corrientes 450). Cantantes invitadas: Natalia Gómez Alarcón y Neyen Morra.

Entre sus logros más destacados a lo largo de su carrera, el músico obtuvo el Premio Nacional de Música 2000, y el Premio Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes, otorgado por el gobierno de Argentina. También fue distinguido como Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de Buenos Aires.

Su trayectoria mereció el reconocimiento de la Legislatura de la Nación, en 2019. Recibió el Premio Clarín a mejor artista de música folklórica argentina en 2001 y 2007, el Premio Perfil y el Premio Gardel, al que fuera nominado en seis ediciones.

“Me encanta ir a Rosario porque tengo un cariño muy especial por su gente y tengo lazos históricos que están vinculados con una experiencia muy importante, muy valorada en mi vida, que es aquel período de militancia política cuando tenía 20 años y que nos llenó de vitalidad, de sueños también, de dolores, pero todo eso se funde en un vínculo que termina siendo importante. Me pasó mucho con Rosario y después de tanto volver con la guitarra ya en la condición de artista, se fue ampliando este espectro vincular”, dice Juan Falú en diálogo con Conclusión, con respecto a las sensaciones que le produce cada vez que le toca visitar a La cuna de la Bandera.

El compositor cierra la idea y agrega: “Me pasa lo mismo con Córdoba también. Siento que son ciudades que tienen esa característica de un fuerte desarrollo urbano con todo lo que eso significa culturalmente, pero que también tiene sintonía, contradicciones del pueblo chico y eso para mí es hermoso de encontrar en un lugar, encontrar las posibilidades de las transformaciones y las posibilidades de un vínculo con contradicciones. Y me encanta eso de esas ciudades”.

Sus obras para guitarra recrean las raíces musicales argentinas, siendo además creador de canciones que integran el repertorio de destacados intérpretes del folklore argentino. Como intérprete, Juan Falú revela un profundo conocimiento de las músicas de su tierra, proyectándolas desde la raíz hacia nuevos horizontes y con una reconocida capacidad de improvisación.

Juan Falú es docente en la Universidad de San Martín y ex-docente del Conservatorio Manuel de Falla, de Buenos Aires. En ambas instituciones ha impulsado, respectivamente, la creación de la Licenciatura de Música Argentina y la Carrera de Folclore y Tango. Integró el Directorio del Fondo Nacional de las Artes de la República Argentina, desde el año 2005 hasta el 2016. Fue Director de Asuntos Culturales del ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, entre septiembre 2019 y mayo 2020. Es fundador y director artístico del festival Guitarras del Mundo, considerado el mayor encuentro internacional de su género. Recibió la distinción Honoris Causa, por la Universidad Nacional de San Martín, Argentina.

El destacado artista que recorrió cuatro de los 5 continentes llevando la música argentina como un embajador del folclore nacional, ha ofrecido conciertos en las salas más prestigiosas del mundo, y parte de su obra musical se editó en Argentina, Francia, Bélgica, EEUU y Costa Rica.

“Por una tontería al suponer que el mejor registro está en el alma, en la memoria, en que eso es lo que más vale, pero resulta que también existe el olvido. Entonces después que rompí la resistencia que yo tenía frente al celular, empecé a registrar y a recordar más, y anduve como por unos 40 países durante unos 40 años”, cuenta el también docente.

– ¿Hay algún lugar en el mundo, país o ciudad de los que visitaste que te gustaría volver alguna vez?

– Lo que pasa es que es difícil elegir porque conocí esas ciudades famosas, y también ciudades desconocidas que me encantaron absolutamente, tales como una localidad pequeña en Marruecos en la montaña o ciudades que tienen esas medinas antiguas. Donde uno aprecia toda la cultura de esos pueblos, las artesanías, las comidas. Tengo como un apego particular por los lugares donde puedo compartir música y conocer las tradiciones del lugar. Cuando puedo conocer eso me llegan más. Y las tradiciones muchas veces llegan por el lado de las comidas, que puede sonar un poco banal, pero para mí no lo es. Para mí es una manera de conocer realmente a los pueblos, como cantan, como comen, como cuentan chistes, qué humor tienen… Y es muy difícil. Hay lugares que sorprenden. Por ejemplo, fui varias veces a Estados Unidos con prevenciones, con la idea de que entraba al territorio del enemigo y de que se iban a dar cuenta y me iban a meter en cana, sin que yo haga nada pero después estando allí encuentro gente macanuda, que a uno le genera cierta esperanza de transformaciones en el seno mismo de ese gigante que domina al mundo. Eso me pasó estando en ciudades como Nueva York donde encontré gente muy piola con mucha conciencia política acerca del rol de su propio país. Entonces uno se sorprende. Y eso es bueno cuando ocurre. Pero si tuviese que elegir, no podría…

– Muchos lugares. De hecho en nuestro propio país tenemos varias regiones con diferentes costumbres…

– Yo siempre prefiero viajar por mi país antes que por cualquier lugar del extranjero porque si se trata de ir a tocar, la música que yo hago es muy argentina. Entonces acá hay una comunicación que siempre es más completa a lo que uno está transmitiendo o quiere transmitir. Tuve algunas experiencias muy fuerte viajando como ir a Siria y al Líbano que son los países de mis abuelos. Encontrar familias, rostros familiares. O se me ocurre experiencias como unas grutas en México que tienen un nombre azteca, que no recuerdo nunca y son muy conocidas, pero es una cosa tremenda meterse adentro de un hueco en la montaña y allí di un concierto. O conocer unas ruinas mayas o aztecas. O de las culturas más cercanas nuestras, las guaraníticas. Eso a mí me llama mucho la atención. Me acuerdo en Ankara, la capital de Turquía como me impactó el Museo de los hititas que era una civilización de 10.000 años antes de Cristo. Verlo, y conocer los avances de esa civilización en ese tiempo o ver el Museo del Oro en Bogotá que también remite a las culturas autóctonas de Colombia en fin, eso me impacta mucho. Por eso es que si tengo que elegir un lugar en nuestro país siempre me voy hacia el noroeste porque ahí está lo más importante de las culturas regionales argentinas.