Por Santiago A. Fraga

A comienzos de este año, Irina y el Reloj, el proyecto musical liderado por la rosarina Irina Cagnin, dio a conocer al mundo su segundo disco, “Mente Camalote”, profundamente cargado con las experiencias de su viaje personal, en el que apela una vez más a sí misma, a sus vivencias, a reinterpretarse, a aquella búsqueda en viejas creaciones y a los ambientes que la rodearon para consagrar un disco que lleva con firmeza su sello.

Meses de aislamiento e incertidumbre pasaron en el medio y eso sin embargo no frenó la capacidad creativa de la artista, que anoche estrenó un nuevo videoclip con su tema “Tres Secretos”, incluido en el mencionado disco.

El mismo, según contó la cantante y compositora a 70/30, fue realizado en co-creación junto a Rodrigo Sánchez, quien lleva adelante la productora audiovisual Medusa Producciones y con quien se conocen desde hace muchos años.

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La relación de amistad entre ambos se remonta a ocho años atrás, cuando Sánchez comenzó a tomar clases de trompeta con ella, pero en realidad se conocen desde mucho tiempo antes, con una historia que los cruza por primera vez el club Saladillo.

“Imaginate toda la historia que tenemos en común. Además él es de Villa Diego y la conexión entre la zona sur de Rosario y Villa Diego era muy fluida, entonces es como toda una cosmovisión un poco de la existencia, en algunos planos bastante similar”, contó Cagnin. Esto es clave para entender la metodología de trabajo que los une, en la que esta identidad y estas vivencias se entrecruzan y terminan formando parte del todo del proceso artístico.

El disco “Mente Camalote” se puede interpretar como un repaso por las distintas etapas de la vida y la carrera artística de la creadora, algo que se ve reflejado en el comienzo potente, casi punk rock, con canciones como “Demasiado acelerada” o “Tres secretos”, y en cómo los ambientes se van transformando luego para temas como “Cascadas” o “Línea”, sin nunca perder la misma esencia y el mismo sonido, algo en lo que tuvo influencia el “traductor sonoro” de este álbum, Ramón Merlo.

“Irina” es Cagnin, y “el Reloj” que la acompaña es ese mismo con el que juega y viaja a través del tiempo, de las épocas, encontrándose con su etapa de adolescente rockera y haciéndola abrazar a ella con aquella joven más grande que viajando comenzó a conectarse con el folclore.

El videoclip juega con este concepto, rodeado por una estética retro que se percibe en varios detalles, efectos y elementos.

En una entrevista con Conclusión en abril de este año, Irina contó «Mente Camalote» que “son nueve canciones que van desde composiciones que tienen ya más o menos 15 años” (“Demasiado acelerada”, que es la primera canción que compuso cuando tenía 16 años), a “composiciones que tienen 7 años, a otras que tienen 5 años”, como “Tres secretos” o “Sapo de otro pozo”.

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El álbum fue publicado por Discos del Saladillo el 17 de enero de este 2020 y está disponible para ser escuchado en plataformas digitales como Spotify y Youtube.

Irina Cagnin, quien además de aportar su cabeza, sus letras y su voz al disco también tocó la guitarra y la trompeta, acompañada por artistas como Cintia Venier (batería), Marcos Ruíz Hidalgo (batería), Juan Lemos (bajo eléctrico), Claudio Lo Giudice (guitarra eléctrica), Mauro Sánchez, Ciro de Oña y Marcelo G. Ocampo, con producción de Ramón Merlo junto a ella y arte y diseño de tapa a cargo de Luciana Carunchio.

A lo largo de su carrera, la guitarrista y trompetista ha pasado por diferentes conjuntos y ha viajado, girado y tocado por Latinoamérica. Además de formar parte del sello independiente Discos del Saladillo, es integrante del Colectivo Mujeres Músicas Rosario y ha participado con su tema “Respiración cutánea” de la edición número 120 del colectivo de músicos Planeta X Discos (PXVA 2020).

Además, recientemente ha publicado su primer libro de poesía, “Transacciones de un estómago al rojo vivo”.

“Tres secretos”

No fueron dos sino son tres secretos
Que se escaparon por un mismo cielo
Que no lloraron porque no quisieron
Que no vibraron porque no sintieron
Que no le anclaron porque no pudieron
Que no miraron porque estaban ciegos
Que no le hablaron de amor
Que no le hablaron de romper el hierro
De abrir el alma y cantarle al viento
De acobijar los sueños en el suelo
De procurarles calor
De ser el aura del sol
De ser el aura en lo desconocido
Configurando todos los sentidos
Comiendo barro hasta los oídos
Girando tierra en un mar prohibido
Manchando nombres en un acertijo
Que no le hablaron de amor
Que no callaron mi voz
Que no le hablaron de danzarle al karma
De abrir el alma y cantarle al alba
De adormecer los buitres escondidos
De echar raíces en truenos reñidos
Que no le hablaron de amor
Que no callaron mi voz
Que no callaron mi voz