Por Mario Luzuriaga

Rosario no es sólo la cuna de la bandera, sino que también es la cuna de los actores cómicos más grandes que tuvo el país: Alberto Olmedo.

El negro Olmedo nació un día como hoy pero de 1933, en el barrio de Pichincha donde vivió junto a su madre Matilde Olmedo y su hermana. Al abandonar su padre el hogar, desde muy chico Alberto tuvo que hacerse cargo de la familia haciendo distintos trabajos para poder alimentarse. De ahí viene una de sus frases predilectas en sus sketches: «Eramos tan pobres…».

Pero a pesar de las necesidades, el Negro logró estar contenido gracias a sus grandes amigos como «Chiquito» Reyes y Osvaldo Martínez, que durante su infancia empezaban a hacer números artísticos en clubes de barrio. También estuvo trabajando como acomodador en el teatro La Comedia, y ahí fue cuando el director Francisco «Pancho»Guerrero, lo llevó a trabajar con el como «switcher» a Buenos Aires, en los inicios de la televisión argentina.

A partir de allí el Negro, gracias a su impronta, empezó a trabajar en «La revista dislocada», pasando por su personaje infantil el Capitán Piluso. El resto es historia, ciclos como «Alberto y Susana» junto a la diva de los teléfonos, «No toca botón» y su sociedad humorística con Jorge Porcel en el cine, lo convirtieron en uno de los comediantes más queridos por el público. Falleció el 5 de marzo de 1988, pero su humor y picardía sigue intacta.