Hernán Coronel, alma matter de Mala Fama, una de las bandas pioneras de cumbia villera, propuso «armar un sindicato de grupos de cumbia porque estaría bueno que los músicos no estemos desamparados».

El líder, compositor y vocalista del conjunto que el jueves animará junto a Juan Ingaramo la inauguración del ciclo Parador Konex en la Ciudad Cultural que la entidad posee en Sarmiento 3031, en la zona porteña del Abasto, sostuvo que «en la actividad hay mucho vacío, no hay ninguna garantía, solo la plata del show, cuando nos pagan».

«Por ejemplo te contratan para tocar en Tucumán, viajás en camioneta y si se te rompe, además de no llegar, no cobrar y quedar mal con la gente, tenés que arreglar la camioneta», ejemplificó Coronel durante una entrevista telefónica con Télam desde la localidad balnearia de Villa Gesell.

Con más de 20 años al frente de Mala Fama, Coronel recordó cómo fue el origen de la banda que hoy sigue haciendo bailar a la gente alrededor del país: «La cumbia villera empezó a usar un lenguaje más crudo y real, no fue cursi. Fue muy parecido al inicio del rap en los Estados Unidos. Cuando todavía no había aparecido ese sonido, le hice escuchar a algunas personas lo que había grabado y se asombraban».

Para el músico la cumbia villera «vino a ponerle voz a los que estaban oprimidos –consideró- que lo único que podían hacer era escuchar música. Después acompañó a la gente durante el 2001 y en la crisis que pasó hace poco también trabajé como nunca».

En la misma línea, expresó que el motivo de que la gente elija escuchar ese estilo «tiene que ver con que necesita desahogarse los fines de semana después de trabajar como esclava durante toda la semana, y conseguir cada vez menos. Ahora tengo esperanzas de que todo se empiece a acomodar».

Luego de un largo silencio creativo, el combo que comanda Coronel y que registra cuatro álbumes de estudio («Ritmo y Sustancia», 2000; «Para vos basuura», 2001; «Si tenés, mandale mecha», 2008; «Lo peor», 2013) colaboró hace poco en una canción de Fito Páez, que aún no se dio a conocer, y acaba de lanzar «Lola», su más reciente sencillo con la colaboración de Brenda Asnicar.

El video muestra cómo la banda va a animar el salón de fiestas infantiles en el que trabaja «Lola» y de pronto empiezan a asomar ciertos prejuicios, como el de un señor que afirma que todo lo que está ocurriendo se trata de «comunismo»: «Es el contraste de la señora que es amplia en la música y del marido que es anti cumbia y anti gente humilde», señaló.

Télam: En un momento en el que se derriban ciertas fronteras, ¿Sigue existiendo esa discriminación en la escena musical?

Hernán Coronel: Sí, sigue porque las ideas nunca van a ser universales, pero no sé si por mi música, actitudes o exposición que lo noto menos, aunque nunca faltan los que te miran de costado cuando vas a tocar a alguna fiesta. Hace poco me tiraron un hielo cuando estaba entrando a un boliche, pero preferí no reaccionar para que no se desvirtúe el momento que estaba viviendo la gente, porque había gente contenta. Hay muchos que piensan que los que cantan cumbia se drogan todo el tiempo, y yo nunca subí al escenario drogado ni vivo así.

T: ¿Por qué cree que se generan estos prejuicios?

HC: No debe haber un solo motivo. Es muy diversa la mentalidad humana, algunos ya solo por genética sienten rechazo. Solo espero que como está pasando con la igualdad de condiciones, esto también se acomode, aunque hay tantos intereses y somos tan hormigas en el universo que es difícil creerlo… Por lo menos vivimos para ver muchas cosas lindas que están pasando ahora, sobre todo con la mujer.

T: A propósito ¿Cuál es el espacio que tiene la mujer en el mundo de la cumbia?

HC: Seguro es menor que el que tendría que tener. No hay muchas representantes cumbieras como debería, a mí me encanta todo lo que viene de lo femenino. El hombre es el responsable de un 98% de todas las desgracias del ser humano, no tiene ni la bondad, ni la paciencia o el amor que tiene la mujer, en la cumbia me gustaría que haya más mujeres.

T: ¿No existe una cosificación de la mujer?

HC: Antes seguro. Gilda pasó muchos momentos horribles por salir a cantar con pollera… En un momento eran Lía Crucet y Gladys «La bomba tucumana» con la misma canción, pero ahora que hay un cambio de mentalidad aparecen más cantantes mujeres en la cumbia, como está pasando en el trap y en el rock. Hay que agitar el avispero, y yo estoy produciendo una chica, La Ivanera, que pronto presentará las canciones hermosas que estamos haciendo juntos, porque jamás voy a comercializar con la música.

T: ¿Nunca se te ocurrió cambiar el sonido de Mala Fama?

HC: No, siempre tuvo el sonido principal del pizzicato y también alternó algunos sonidos, pero el estilo siempre fue el mismo. Muchos representantes me pidieron que haga otras cosas, como reggeaton, que nunca me gustó porque me pareció muy inarmónico y siempre cosificó a la mujer, o trap. Sí puedo hacer colaboraciones, pero Mala Fama tiene su estilo e hizo algunas fusiones de tango, cuarteto, rock y reggae, pero por la diversidad musical que tiene, no por conveniencia.

T: Y con esa fidelidad sobrevivió al ocaso de la cumbia villera…

HC: Sí, se generó un libertinaje. Como el estilo era tan aceptado empezaron a aparecer muchísimos grupos que agarraron las frutas del árbol y la gente sintió que se había desvirtuado. Después, las bandas empezaron a perder consistencia porque no eran artistas genuinos y esos grupos ya no existen más. Quedamos los que no traicionamos el estilo, y los que somos músicos de alma y corazón. No me gustan los veletas de la moda, para comerciar están los dueños de los bailes o los representantes, pero no me gusta cuando se usan a los artistas como medio de comerciar. Después ellos son los mismos que se suben al auto y se escapan sin querer sacarse una foto, y después no pueden soportar su vida con la música.

T: ¿Cómo ves la escena actual?

HC: Ahora descargás una canción de afuera, la grabás y en diez minutos tenés una herramienta para trabajar, pero no tiene consistencia emocional porque es algo grabado. En vez de tirar la caña, agarran directamente el pescado. La nueva generación es más vaga, no quiere dedicarle tiempo a la música. Me invitan muchos músicos a grabar y la mayoría quiere copiar una canción vieja pero yo no coincido con eso para nada. Yo no me prostituyo musicalmente. Lo que hace a un buen artista es el aspecto humano, como Spinetta, y eso no lo puede hacer ninguna máquina.