Hace 30 años, se lanzaba «The Division Bell» de Pink Floyd, disco que, en cierta medida, representa el último trabajo de estudio del grupo (sin contar «The Endless River», que usó piezas grabadas en las sesiones de este álbum).

Tras haber tenido una intensa gira para impulsar «A Momentary Lapse of Reason» y ya zanjados los problemas legales, los miembros de Pink Floyd tenían al fin tiempo para tomar un respiro y sentarse a pensar como seguir hacia adelante.

Con Richard Wright nuevamente en sus filas, (que había sido expulsado de la banda años anteriores por Roger Waters), en 1993 se reúnen para tocar juntos, lo que permitió, particularmente a Wright, ganar confianza al momento de contribuir al grupo. El aporte de Rick se manifiesta ya desde la entrada, en las atmósferas que encierra «Cluster One», contribuyendo notoriamente también en «Wearing the Inside Out». Sin embargo, posiblemente «Marooned» resulte el punto más alto de su dueto con Gilmour.

La esposa de Gilmour, Polly Samson colaboró en varias letras y fue un importante equilibrio emocional para el guitarrista.

Si bien, parte de la crítica lo consideró un trabajo notablemente inferior a la histórica discografía del grupo, el álbum llegó al número 1 de las listas británicas casi de inmediato, y hubo quien incluso lo consideró una pequeña obra maestra.

Muchos lo consideran un álbum conceptual. La comunicación es un eje que aparece en varias de sus pistas. Así, las dificultades en torno a la comunicación, o derechamente su ausencia, se entienden como una base importante de muchos problemas humanos. Ello facilitó a Storm Thorgerson el diseño de la carátula del álbum, posiblemente inspirado en el libro «The Human Use of Human Beings: Cybernetics and Society» del matemático Norbert Wiener, publicado en 1950.