Por Alejandro Maidana

Los discursos meritocráticos, raquíticos por donde se los mire, persiguieron desde siempre  esparcir responsabilidades falaces para poder concentrar el poder en el ámbito privado. El impulso vertiginoso de políticas que aborrecen lo público, han minado el sendero que debe transitar no solo la educación, pero puntualmente en este informe profundizaremos sobre la misma.

A través de su Ministro de Educación, el gobierno de Mauricio Macri se ha convertido en un denunciador serial de aquellos que hacen a la escuela pública, en un francotirador de infamias sobre estudiantes, padres y docentes. Frases que de desafortunadas no tienen nada como, “existe mucha diferencia entre los que pueden ir a escuela privada y los que tienen que ‘caer’ en la pública”, alimentaron la verba de aquellos que no escatimaron en descargar munición gruesa sentando su posición elitista.

La eliminación de la paritaria federal, el recorte del presupuesto educativo en casi un tercio, la crisis edilicia, una realidad espeluznante que coronó su oscuro camino con la voladura de una escuela de Moreno que se cobró dos vidas. Cabe destacar que esta última se vio recortada en un 71% con respecto al 2018. En plena campaña el actual presidente se había comprometido a construir 3.000 jardines de infantes, pero poco tiempo después cambiaría para decir que se realizarían 10.000 nuevas aulas, lejos de cumplirlo, solo se han levantado 1.384, algo que no sorprende, ya que el presupuesto para la construcción de jardines se recortó en un 58% con respecto al año anterior. Claro, que a todo esto habría que sumarle que el salario docente perdió 44 puntos contra la inflación.

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El escenario parece ser tan explícito como preocupante, es por ello que durante estos años de inapelable ajuste, tanto el alumnado como la docencia, han sabido ganar tanto las aulas como las calles de manera sistemática.

Bajo este contexto, el documentalista rosarino Manuel Rossi, le dio vida a «Germen» un documental en defensa de la educación pública, y para poder conocer en profundidad sobre su realización, Conclusión dialogó con el director. Consultado sobre qué fue lo que lo empujó a abordar la temática sostuvo: “Sin dudas fue la urgencia, si bien no milito partidariamente, entiendo la manera de hacer política desde la acción misma, y a través de lo audiovisual he podido encontrar mi lugar para interpelar la realidad, ponderando la defensa de la educación pública”.

Las tomas por parte de alumnos y profesores de instituciones públicas, como piedra basal de un documental imperdible, “en el mismo hacemos principal hincapié en lo que han sido las tomas de la Facultad de Humanidades y el secundario del Politécnico. Quiero destacar que el trabajo consta de dos partes, la primera con anclaje en las marchas y asambleas interfacultades, y la segunda con el “Poli” como escenario. En esto, es preciso marcar que el Politécnico nada tiene que ver con el pensamiento y posicionamiento político de Humanidades, pero allí se dio una toma de adolescentes que tienen muy claro qué tipo de educación quieren”, indicó Rossi.

Un trabajo que buscó ser transgeneracional y multipartidario de una lucha en común con la idea precisa de poder trascender el tiempo y las banderas. “Esto es muy claro, todos merecemos una educación de calidad, pública, científica y laica. Desde mi lugar audiovisual tomé la cámara para poder documentar esta lucha tan necesaria, me costó muchísimo, ya que como te comenté con anterioridad, lo multipartidario me empujó a tener que encontrar puntos en común para poder avanzar, fue un hermoso desafío”, enfatizó.

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Diego Lambertucci aportó su granito de arena desde lo musical, sobre lo logrado con  <Germen> disparó: “El documental está muy bien logrado, ya que las diferencias que pueden existir desde lo partidario quedaron al margen, ya que en el mismo se puede apreciar con claridad, que tanto partidos trotskistas como reformistas, han coincidido en una premisa, la defensa de la educación pública”.

Sobre el fin que persigue el documental, Manuel Rossi reflexionó: “No quiero utilizar la palabra unidad, pero en esos días donde hubo que resistir, nadie dudó en estar presente, estuvieron todos y esa acción conjunta le hizo temblar las piernas al gobierno nacional. Debe quedar claro que la fragmentación sólo le sirve al neoliberalismo”.

Por último, el director dejó un mensaje sobre la necesidad cuestionar todo para poder tejer estrategias y avanzar correctamente. “Si bien nací en 1996, pude darme cuenta que lo sucedido en 1976 salió bárbaro, ya que la elite dominante que impulsó el golpe, se apropió de palabras como planificación y control entre muchas otras. Es por eso que es menester aclarar que para poder soñar con un futuro mejor para todos, no podemos prescindir de la planificación y el control, por más que lo peor de la historia de nuestro país haya intentando sumirnos en el desorden y la desesperanza”.