-Por Luciana Mangó-

Movilizados por el ritmo del tambor, un grupo de inmigrantes afrouruguayos acerca su cultura a los ojos de tres realizadores que mediante testimonios, material de archivo y música, indagan en la historia de la comunidad del candombe en Argentina.

“Decimos, nos expresamos y morimos a traves del tambor”, así define al instrumento uno de los protagonistas de la película “Soy Tambor”, el film de Monica Simoncini, Cecilia Ruiz y Santiago Masip en el que se registra a “los viejos candomberos y candomberas que a través del tambor mantienen viva la llama de la rebeldía”. El documental se estrenó en las salas locales la semana pasada y puede verse hoy, a las 21, en el cine Arteón.

¿Cómo se acercaron a la temática y cómo surgió el interés por la misma?

Mónica Simoncini: Nos acercamos a la comunidad del candombe con la idea de hacer un video informe sobre la penalización de tocar en la calle, eso fue en el año 2006. Fue así que nos fuimos involucrando en las actividades del movimiento y de lucha que llevan adelante, principalmente la amenaza de desalojo que se concretó en el año 2009. Fuimos documentando lo que pasaba y fuimos conociendo un poco más a la comunidad del candombe.

Cecilia Ruiz: En una segunda instancia nos motivó también conocer la historia detrás de las salidas tradicionales de la comunidad afro uruguaya que van desde Plaza Dorrego hacia Parque Lezama. en el barrio de San Telmo, y como había contribuido a mantener vivo el tejido social y la tradición del candombe en una comunidad tan marcada por el racismo.

¿Cuál fue la búsqueda en este documental?

MS: La búsqueda principal era que a través del testimonio de los más viejos de la comunidad fuéramos conociendo y acercándonos a las particularidades del candombe como forma de vida, más allá de ser un ritmo particular. Buscamos que a través de ese acercamiento podamos contribuir al reconocimiento y al respeto del candombe. El tambor afro uruguayo nos ha devuelto nuestra identidad afro tan negada en la argentina.

CR: Nos interesa mostrar el candombe como una visión de mundo que ayuda a las personas a autopercibirse afrodescendientes. El candombe funciona como un valor de identidad positivo y por eso nos interesa difundirlo. Para contribuir a desactivar el mito de la Argentina blanca y las consecuencias que esto tiene en la autoestima de las personas

¿En el film son los mismos integrantes de la comunidad quienes realizan las preguntas y van llevando el relato de la historia, por qué esta elección?

MS: Preferimos que las entrevistas las realicen lo más jóvenes, en casi todos los casos los hijos o nietos, porque hoy en día hay una cantidad de jóvenes que se preguntan, investigan, buscan saber más sobre su negritud, sobre el legado de sus ancestros y sobre la lucha que llevan adelante desde tantas generaciones.  Porque muchos a través del candombe han descubierto una historia mucho más rica que la que nos mostraron en la escuela a los negros vendiendo velas el 25 de mayo.

Además, en lo personal, durante los años que integré el movimiento afro cultural vi como muchos investigadores se acercaban a investigar o entrevistar gente de la comunidad afro, investigaciones que pocas veces volvían a la misma comunidad y siento que son formas de racismo sin duda.

La mayoría de los jóvenes que hacen las preguntas han trabajado en investigaciones y tienen mucha más información y saben mejor como abordar un tema u otro.

CR: También pensamos que es fundamental mostrar la propia visión que las personas tienen de su historia comunitaria, más allá de nuestras percepciones y representaciones. Siempre se dice que el candombe- como tantas otras tradiciones afro- son de “transmisión oral” . Por eso quisimos mostrar a la comunidad retratada por si misma, investigándose, construyendo conocimiento colectivamente a través del diálogo entre generaciones, reconstruyendo, reflexionando y sobre todo, transmitiendo lo que consideran importante.

Los pueblos, las comunidades, en este caso la comunidad afro uruguaya y su descendencia en Buenos Aires, son productores de conocimiento para la sociedad en su conjunto y pensamos que trabajar las entrevistas de este modo es una manera de darle la relevancia que se merece.

¿En qué lugares filmaron y cuánto tiempo duró la realización?

MS: Si contamos desde que conseguimos la financiación hasta el estreno han sido más de 4 años.

Hay un trabajo muy minucioso de búsqueda y rescate de archivos.

Está filmada mayormente en los barrios de San Telmo y La Boca y Barracas. Es la zona sur de Capital Federal y que además coincide con los barrios donde antiguamente se comercializaban esclavos.

En tus trabajos siempre está presente el tema de la dictadura, incluso aparece en éste pese a que la temática principal sea otra… tiene que ver con una búsqueda personal?

MS: Yo lo veo diferente! Pienso que en mis trabajos siempre está presente la Resistencia.

Los conventillos medio mundo y cuarein 1080 fueron tirados abajo por la dictadura de Uruguay. Ese día (la demolición del medio mundo) hoy se instauró como el día del candombe que es el 3 de diciembre.

En 1996 la policía asesinó a golpes dentro de una comisaria a Jose Delfin Acosta Martinez y a pesar que el caso alcanzó la corte interamericana de justicia sigue impune. Pudimos rescatar un material inédito de José Delfín rapeando un tango (cuesta abajo) en los arrabales de la boca, donde se lo puede ver además de cantando, bailando tango, jogando capoeira, buscando tal vez las raíces afro. Ese video es de 1995 y es de un enorme valor, no sólo porque José ya no está y es un testimonio vivo, sino porque ahí queda plasmado mucho de lo que él investigó. José llegó a ser profesor en el Centro Cultural Rojas (que depende de la UBA). Ese material para muchos jóvenes representa una fuerza, un continuidad en la lucha.

Volviendo al tema de la represión, el mismo movimiento afrocultural a pesar de funcionar con todo en regla es permanentemente asediado por la policía, por inspecciones municipales, etc..

El documental es el resultado de las historias del tambor y de los viejos candomberos y candomberas que a través del tambor mantienen viva la llama de la rebeldía