El popular cantante Juan “Corazón” Ramón falleció ayer a los 80 años, tras mucho tiempo de luchar contra varias enfermedades y dejando consigo una exitosa y larga carrera en la música.

Nacido como Ellery Guy Rech en 1940 en Cañada de Gómez, produjo en su vida casi 50 discos, además de numerosas bandas sonoras y colaboraciones para películas y unas doce actuaciones en películas, contando con grandes éxitos como «Cariñito», «Tabaco y ron», «Suena el teléfono», «Macumba» y «Pasito tun tun».

El locutor, periodista y productor Hernán Rapela fue uno de los productores e impulsores de su show “La Despedida”, en el Teatro Ópera en marzo de 2013, y fue gran amigo del músico durante su última década de vida.

En diálogo con Aquí, allá y en todas partes, de Radio Síntesis, Rapela recordó al cantante y contó varios detalles de su vida, entre anécdotas de momentos que ambos supieron compartir y aspectos como su gran memoria y su eterna lucha contra sus problemas de movilidad o el estigma de ser llamado “mufa”.

Ambos se conocieron cuando Hernán Rapela estaba redactando el libro recientemente editado “Nuestros discos queridos” y conversaba con Mario Kaminsky, la voz cantante y fundador de Microfón Argentina.

“En esas conversaciones, cuando él tenía dudas tomaba el teléfono y llamaba a alguien que se las despejaba, y terminaba el llamado diciendo “Bueno chau Juan, gracias”. Y así muchas veces, hasta que un día le digo ‘pero, ¿a quién llama usted Mario?’; ‘A Juan Ramón’, me dice; “¿El cantante?”; “Sí, él sabe muchísimo”. Y efectivamente, sabía muchísimo de la historia anterior a él porque al haber nacido como un niño lisiado se pasó la vida pegado a la radio. Escuchaba todos los programas, conocía a todos los artistas, y tenía una gran vocación por todo eso”, comenzó contando en diálogo con Hugo López.

Tras ese episodio, un día lo vio por televisión y observó que aún cantaba muy bien. “Ahí le propongo hacer un espectáculo, accedió y le armé y le produje una función que se llamó ‘La Despedida’, que hicimos en el Teatro Ópera en Buenos Aires”, contó Rapela, quien luego contó que a partir de allí comenzaron a imaginar una gira nacional de despedida, que no se terminó dando, entre otros motivos, por el fallecimiento de Luis Chela -productor de Susana Giménez-, un amigo entrañable de ambos que estaba involucrado en esa idea. “Cuando murió para mí se cayó todo el proyecto… se le cayó una pata a la mesa”, afirmó.

Juan Ramón era asiduo en las reuniones que habitualmente mantenían Rapela y Chela con un grupo de afectos, integrado, entre otros, por personalidades como Julio Ricardo, Ernesto Cherquis Bialo, Julio Lagos, el ‘Tero’ Martínez Puente o Julio Scaramella, a los que a veces se sumaban artistas como Rimoldi Fraga o Roberto Pérez, entre otros.

En la entrevista, el además periodista, conductor y folclorista habló sobre el estigma con el que tuvo que cargar “Corazón”, refiriéndose a que “cuando a Juan le iba muy bien, alguien, que está detectado quien fue, le otorgó la calidad de que daba mala suerte, lo que en la jerga se llama mufa”.

“Tan desgraciado, tan artero, tan de baja clase es este mote, que francamente había gente que cuando lo nombrabas hacía el gestito famoso o cruzaba de vereda. Esta cosa a una persona pública lo daña muchísimo. Ese estigma lo acompañó durante toda su carrera. Algo espantoso. Además, Juan tuvo una malformación en sus pies de nacimiento que hizo que se sometiera durante prácticamente toda su infancia a operaciones permanentes para poder corregirlo y recuperar el poder caminar”, contó Rapela, asegurando que esto último fue lo que hizo que Juan Ramón pasara toda su infancia escuchando una radio.

Luego, continuó: “Entre ese episodio que lo hacía andar con un movimiento singular, más ese otro mote, pobrecito… cargó toda su vida una mochila desgraciada que lo hizo asumir esa actitud tan modesta”.

No obstante, aún a pesar de ello “fue un suceso en América, un enorme vendedor de discos” y “era popularmente muy festejado”, pero “sobre todo caló en un público que es mayoritario, que lo sostuvo durante muchos años, y quizás allí radique también una de las cuestiones por las cuales la envidia y esa cosa de no ver en el otro los favores sino quererlos para uno”.

Entre otras anécdotas, Hernán Rapela contó que “Juan cantaba muy bien tango”, que “hay un longplay” e “incluso en el espectáculo lo hicimos cantar uno”. Además, en su libro le dedicó varias páginas, ya que se dio cuenta “que él fue el gestor de su propio éxito”.

Después de aquel último concierto que dio, a los pocos días Juan Ramón tuvo una especie de molestia en la garganta. “Él pensó que era una disfonía, pero ahí comenzó su inconveniente de salud serio. Con el tiempo, empezó a tener cada vez más problemas”, hasta que finalmente este año falleció a causa de las múltiples complicaciones que lo aquejaban.

Según se informó, se debió a una neumonía que se sumó a una gastritis crónica que padecía y que lo había dejado muy debilitado y deshidratado.

En la entrevista, además, se recuerda una entrevista que Juan Ramón tuvo con Chiche Gelblung, en la que habla de muchos de estos aspectos de su vida.