Por Mario Luzuriaga

Ya hace un tiempo que se reflotó este género donde los monstruos provocan destrucción y catástrofe. Los ejemplos claros fueron «Godzilla» (2014) y «Kong: la isla calavera»(2017).

Ahora llega «Rampage: Devastación», basado en el clásico videojuego de los fichines, en las que se utilizaban tres monstruos gigantes que destruyen ciudades enteras.

La historia gira en torno a un virus que se convirtió en un arma de destrucción masiva y se testeó en el espacio. Pero cuando algo sale mal y se destruye la estación espacial, el virus se expande en diversos puntos de Estados Unidos.

El virus entra en contacto con un cocodrilo, un lobo y un gorila blanco que está a las órdenes del primatólogo Davis Okoye (Dwayne Johnson). Los animales expuestos empiezan a mutar y causar estragos en la ciudad de Chicago, generando el caos y la destrucción total.

Dwayne Johnson es uno de los actores más carismáticos y queridos por los fans debido a los diversos personajes que interpreta, sobre todo por sus dotes atléticos y que ha ocupado el lugar vacante que dejaron intérpretes de acción como Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis.

Johnson es un hombre de acción que no teme hacer el ridículo a la hora de lanzar un torpedo de submarino con sus propias manos o, como en esta oportunidad, enfrentarse cara a cara con un cocodrilo gigante. Está en su mejor momento debido a su reciente éxito «Jumanji: en la selva».

El resto de la película ronda en lo mismo de la mayoría estas cintas, alteraciones genéticas, héroe que salva el día, comentarios y chistes bobos, destrucciones a mansalva y un final predecible.

En síntesis, «Rampage» es un film entretenido, para pasar el tiempo, hiper pochoclera y con cero profundidad, sólo devastación.

Calificación: Regular.