En busca de alternativas para paliar la crisis y sostener los espacios, con un panorama cada vez más crudo y complejo para los lugares culturales, Distrito Siete dio un paso adelante y creó un club de beneficios en el que las personas que aporten con una contribución mensual podrán acceder a eventos exclusivos y descuentos especiales, tanto en el espacio como en distintos emprendimientos adheridos de la ciudad.

Llamada “El Club del D7”, esta propuesta se plantea la creación de una comunidad en la que se pueda ser parte del espacio cultural, recuperando el sentido social de un club, realizando un aporte mensual que permita al establecimiento sostenerse y seguir adelante en este contexto de crisis, recibiendo el socio a cambio distintos beneficios como descuentos en compras, 2×1 en entradas y acceso a futuros eventos exclusivos para asociados.

Como una alternativa colectiva frente a la crisis generalizada, desde el espacio sienten que con este proyecto se dirigen a “recuperar la idea de club como ese espacio que muches sentimos, especialmente en la infancia, de un lugar que se siente como casa, donde entramos y sabemos que estamos segures, donde te encontrás con amigues y conoces nuevos, donde te movés con libertad, sentís que hay quienes te cuidan y donde vos también cuidas al resto”. En resumen, “un espacio donde la comunidad se construye a partir del afecto y la confianza”.

En ese sentido, hay tres opciones de aporte mensual, según las posibilidades de quien se suscriba, que son de $250, $350 y $500, realizándose esta contribución a través de la suscripción por medio del débito automático en tarjetas de crédito o en cuenta bancaria (si no se dispone de tarjeta, comunicarse con el lugar para encontrar otras alternativas).

Una vez asociada la persona, recibirá un carnet digital que le permitirá acceder a beneficios no solo dentro de Distrito Siete, sino también en toda una red de emprendimientos autogestivos de la ciudad.

Un dato interesante es que, a diferencia de otros clubes, acá quien pague más no accederá necesariamente a mejores beneficios. “Estamos convencides de que lo importante es la voluntad de sostener este proyecto colectivamente y apostamos a que cada quien haga su aporte según sus posibilidades, sin que eso marque una diferencia”, aseguraron.

Por todo esto, desde el espacio de Ovidio Lagos 790 destacaron su naturaleza cooperativa y autogestiva, por la cual se dependen de los recursos generados día a día con su trabajo “sin ningún respaldo económico más que nuestras herramientas creativas y nuestra capacidad de reinventarnos”.

“Sin la posibilidad de realizar shows en vivo y actividades de encuentro masivas, es muy complicado subsistir y generar los recursos necesarios para el espacio y las 30 familias que lo conformamos. Es por eso que después de mucho pensar nos dimos cuenta que cuando los problemas son tan grandes tenemos que salir del encierro y compartirlos”, sostuvieron.