El próximo sábado 13 de abril, el comediante y guionista rosarino Diego Ruso estará celebrando sus diez años en el mundo del humor, o como él lo llama, “diez años de nada”.

Con un repaso por toda su trayectoria y sus distintas formas de hacer comedia, con el leit motiv acerca de cómo enfrentar con humor las adversidades diarias, el show se realizará desde las 21.30 (puntual) en el Bar La Muestra (San Luis 601), con Andrés Rodríguez como orador.

En diálogo con Conclusión, el humorista se refirió al espectáculo y realizó un análisis de todo lo que ha cambiado (o no) en los últimos diez años, que va desde su forma de hacer chistes y el aprendizaje obtenido hasta la economía y cómo la actual crisis económica y política repercute en la cultura, aunque sea muy buena para obtener material.

Para reservas para el show, se deberán comunicar al 4263630.

– Un número redondo como los diez años obligan a mirar atrás y reflexionar: ¿qué sentís en la previa de lo que va a ser este show?

– Siento que está bueno este recorrido, por tantas cosas que han pasado. En lo personal soy comediante y además guionista, por lo que escribo en lo diario de lo que sucede, y en diez años han pasado un montón de cosas y a la vez no ha pasado nada. Entonces juego un poco con eso en el título y siento que la comedia es un arma maravillosa para mostrar.

– Uno de los lemas del show es cómo afrontar las adversidades del día a día con humor. Quien te siga en las redes sociales ya conocerá algo de tu forma de ver el día a día. ¿En el espectáculo se van a encontrar con eso también?

– Sí. Las redes sociales son además como una especie de herramienta de trabajo de uno donde vuelco lo que me pasa y a la vez lo que considero que al otro le puede gustar, porque en estos diez años he sido muy poco egoísta. Entendí más lo que le gusta al otro que en lo personal lo que me gusta a mí. Ahí me gusta que el otro se sienta cómodo.

– ¿Recordás la primera vez que te presentaste? ¿En qué lugar?

– Yo arranqué en mi casa. Es loco pero era así. Más o menos en abril de 2009 yo me quedé sin trabajo, en una situación media complicada, y yo toda la vida había escrito. Entonces le dije a mi compañera “Bueno, por qué no ponemos un telón, unas sillas…” y así empezó. Los viernes eran viernes de comedia en mi casa. Invitaba a amigos, bebían, comían, yo mostraba mi material, hasta que un día fui a golpear la puerta de una especie de café concert que ya no existe más (después de que estuve yo), y ahí arranqué y no paré.

– ¿Y de qué iban los chistes?

– Siempre fui muy de hablar de lo que sufrí de chico, que lo hemos sufrido todos. El bullying, que antes no estaba planteado como tal (no existía una palabra sino que era “reírse del gordito”). Un poco de eso, pero siempre en referencia de lo que a mí me sucedía y lo que veía que al otro le sucedía. Eso, llevado al absurdo, causa gracia.

– En los últimos dos o tres años principalmente hubo un auge tremendo de standaperos, de espacios, después de instagrammers que se volcaban como humoristas a los escenarios, y fue todo tan rápido que medio que nos perdimos. ¿Sigue habiendo hoy espacios y público para el humor? ¿Cómo está la escena hoy día?

– Yo la veo en baja. Porque la ola está en baja. Pero para mí es por una cuestión de cómo se está viviendo en realidad, no porque el género esté en caída sino porque a lo mejor lo que está en caída es la situación de la gente para poder salir a ver un espectáculo.

– Claro, la situación actual económica y lo que sufrimos en el día a día termina repercutiendo en la cultura, que es lo primero en lo que la gente recorta gastos, pero a su vez es una muy buena usina de material, ¿no?

– Sí, claro. Yo particularmente como hago humor desde lo diario es muy fácil hoy, porque a veces los chistes no los hago yo sino que los hace gente del poder. Entonces yo soy un vector nada más, lo llevo a las redes sociales. Pero sí, hoy es fácil, hay cosas que son absurdas. Yo siempre estuve del lado de lo absurdo del humor y la realidad hoy es un poco así. Es tela para cortar, como decían los grandes.

– También están en auge los memes y ese lenguaje humorístico.

Siempre digo que los memes me salvaron la vida, porque es una forma de expresión de humor gráfico. Me considero un memero porque me gusta crearlos y siempre en esto de crear humor de lo absurdo a lo escrito me gustó crear desde lo que veo. Entonces, ver una imagen me da varias opciones para crear humor. El meme es eso, ver algo y llevarlo a una acción cotidiana que causa gracia porque nos pasa a todos. La comedia es un poco eso, qué te pasa.

– Me pidieron que te pregunte si van a haber chistes sobre una determinada heladería cordobesa.

Mirá, no voy a hablar del tema. Tengo un bozal legal sobre eso. Pero sí, siempre están, pero porque es algo que siempre me causó gracia. Con el tema de la inseguridad y lo que siempre hablan a mí me da miedo realmente dejar la casa sola porque tengo miedo de que vuelva y haya una heladería de esas. Es un auge como el de las cervecerías y eso, pero bueno, hay un trasfondo oscuro también. Un poco de humor y un poco de precarización laboral.

– El eje principal del show son tus diez años en la comedia. ¿Ha cambiado mucho tu forma de hacer y entender humor en este tiempo?

– Particularmente no soy de consumir el género de comedia. A mí me gusta el drama, esas películas francesas que uno la mira y se duerme, a mí me gusta eso. Pero sí, ha cambiado mucho por muchas cosas, hay cuestiones de género que se visualizan que antes no, o que antes no se les daban bolilla por así decirlo (qué palabra nueva). Pero un poco sí, no te lo voy a negar. He cambiado la forma. Yo estaba muy ligado al humor negro y le he buscado la vuelta, pero en este repaso va a ser inevitable que venga porque es un poco hacer un rastrillaje de todo este tiempo y subirlo al escenario, que va a haber cosas que por ahí no sé si les sean chocantes a la gente, sino que suceden, son cosas reales. Igual el humor ha ido mutando y uno también, porque uno no quiere hacerle mal a nadie, y nos dimos cuenta que antes por ahí lo hacíamos. Eso es aprender, y siempre tratando de darle al otro lo mejor.