Por Santiago Fraga

Para quien todavía no lo conoce, “Rayuela” es un espectáculo de humor donde interactúan stand up y sketches. Es una invitación a reírse y sorprenderse de los mundos posibles que uno puede habitar. Una invitación delirante a reflexionar sobre quiénes somos y las infinitas posibilidades que tenemos de ser. “Para llegar al cielo solo hace falta una piedrita y la punta de un zapato; ¿estás listo para jugar con nosotros?”, invitan los artistas.

Magalí Tajes Parga y Uke Geraci lograron crear una obra de stand up fantástica, y luego de algo más de un año de girar por Argentina y Uruguay decidieron volver con ella a Rosario, para despedirse del público con una Plataforma Lavardén que promete estar llena este viernes 5 de mayo a las 21.30.

Conclusión dialogó en la previa con el actor y comediante Uke Geraci, quien expresó sus sensaciones vividas a lo largo de una gira tan exitosa como “sorpresiva”, y opinó respecto del humor en tiempos de redes sociales.

— En 2016 llegaban a Rosario para presentarse en el Pellegrini Concert. Un año más tarde se presentan a entradas agotadas en un lugar mucho más grande como la Plataforma Lavardén. ¿Cómo vivieron esos 365 días y la gira?

Estuvo buenísimo. Ahora venimos de girar una semana entera por el interior de Uruguay y es increíble la repercusión del show en la gente. No lo esperábamos. Por ahí en Montevideo sí porque ya habíamos ido, pero ahora logramos hacer una función más incluso e hicimos tres funciones en un teatro de 650 localidades. En el interior también impresionante la gente cómo se copó. Y acá en el país fuimos por todos lados. La verdad que cansa, pero felices. Fuimos desde Salta y Jujuy, bien al norte, hasta Ushuaia, Tierra del Fuego, así que la verdad que increíble, y siempre con buena llegada al público. Más no se puede pedir.

—¿Hay algún lugar en particular que los haya sorprendido?

Varios. Yo creo que uno de los más sorprendentes fue Tucumán. Nosotros no habíamos ido nunca, no habíamos hecho ninguna prensa más que las de las redes, y se vendieron todas las entradas en dos días. Encima después del show, que salió espectacular porque la gente allá es muy efusiva (nos habían dicho que eran todos tranquilos y nada que ver), y nos pasó algo muy loco a la salida del show, que nosotros íbamos para el auto que iba para el hotel y no nos dejaban llegar al auto. No entendíamos nada, yo me sentía un Rolling Stone pelado. Nos agarraban, nos tocaban, nos gritaban cosas, y después tipo animalitos de zoológico estábamos arriba del auto y nos tiraban alfajores adentro del auto. Una cosa increíble. Sorpresiva y nosotros súper agradecidos. Somos gente de barrio que en el stand up se crío volanteando y hace un año estábamos volanteando y actuando para 30 personas, así que ahora llenar teatros y andar por todo el país es una locura. Siempre tenés la expectativa de poder vivir de lo tuyo. Trato de ser feliz haciendo lo que me gusta.

— Una gran razón de que los conozcan en lugares a los que no habían ido nunca tiene que ver seguramente con las redes sociales. En los comediantes y standaperos ahora se usa mucho el Instagram. ¿Vos qué pensás al respecto?

Yo no podría decir si está bien o está mal la red social, creo que está y es muy útil a nivel difusión. Todo depende de lo que se haga. Es una herramienta. La gente la usa para difundir lo que hace, y a mí hay cosas de Instagram que veo y me parecen espantosas, pero les va bien, y en definitiva quién soy yo… la que decide es la gente. Porque lo que está bueno de la red social es que no tienen filtro, no hay intermediario, ni un productor, ni la rosca de la tele o el teatro comercial. Ahí vos subís un video y al que le gustó te siguió. Me parece muy genuino. Después se puede discutir la calidad artística de lo que se ve ahí, pero ahí ya no depende de la red sino de la persona.

— Y ahí la mecánica también es distinta a la hora de planear un video para subir a las redes que después a la hora de planear lo que vas a usar frente a un público.

Ahí sí hay que hacer la diferencia. Yo por ejemplo lo que noto es que la red social es un público muy joven que se acerca a alguien que propone algo por X motivo, pero a veces no comprenden que no es eso lo que después van a ver en un escenario. Que después casi nadie hace lo mismo, por lo menos en lo que me consta de la comedia. Hay algunos que sí, yo no concuerdo con eso. Lo que no me gusta es que alguien que hace algo relacionado con el arte termine trasnformándose en un producto de lo que quieren sus seguidores. A mí me gusta que sea genuino y que en todo caso lo sigan por lo que él es y no por lo que se transforma para gustarle al resto. Es lo que yo le digo ser “zorras del mercado”, y me parece espantoso. También en Instagram o en otras redes sociales lo que sí pasa es que uno adapta lo que va a hacer porque sabe el tipo de público que lo sigue ahí, pero después cuando va al teatro no ve eso, ve otras cosas también, preferentemente un poco más profundas o temas que por ahí en la red social no se pueden tocar en un minuto.

— Aparte que sería insostenible hacer 60 chistes de un minuto para un show

No, tal cual. El comediante es comediante porque no le gusta trabajar (risas). Igual estar en las redes lleva mucho trabajo diario de generar cosas, es muy difícil.

—¿Se van a tomar un descanso después de la gira?

Nos tomamos un descanso y vemos cómo sigue. Por ahí cada uno se toma un descanso, investiga individualmente distintas cuestiones, y quizás volvamos a actuar juntos en alguna otra cosa, pero alguna función aislada va a haber en lo que queda del año y tal vez más adelante con otro espectáculo juntos.