Con su encantadora voz, Patricia Sosa brindará un show en Rosario: “La magia de la música nos une”
La consagrada cantante llegará a la ciudad para ofrecer un concierto el viernes 11 de octubre a las 21 en el Teatro Fundación Astengo. En un reconocido hotel céntrico, la talentosa artista dialogó con Conclusión: "La solidez te la da una cosa que no se compra. Se llama experiencia y tengo esa experiencia".
Portadora de una voz privilegiada y con una prolífica carrera en la que editó 6 álbumes de estudio con La Torre (una de las bandas que integró), y 12 álbumes como solista, Patricia Sosa regresará a Rosario con su show Gira Mágica para brindar un recital el viernes 11 de octubre a las 21 en el Teatro Fundación Astengo (Mitre 754).
La carismática cantante, que con muy buen humor y predisposición recibió a Conclusión, en un reconocido hotel céntrico, expresó: “Rosario es para mí como una continuación de todo porque tengo tantos amigos acá… empezando por Juan Baglietto, Rubén Goldín, y sinceramente estar en Rosario siempre es una fiesta. Toqué en escenarios tan lindos como en el Monumento a la Bandera con Ariel Ramírez, cuando vinieron los Premios Nobel de la Paz. Se hicieron espectáculos tan hermosos acá, igual que en los teatros. Así que ahora visitarlos de nuevo, el 11 en el Astengo, me viene el nudo en el estómago, me encanta”.
Luego de sus exitosas presentaciones en todo el país, entre las que se pueden destacar sus elogiadas actuaciones sinfónicas a sala llena en el Teatro Opera y el Luna Park, de Buenos Aires, la distinguida artista desplegará una vez más su impresionante talento vocal, emotividad y calidad artística que imprime a cada una de sus presentaciones.
-¿Hay alguna particularidad que quieras resaltar con respecto al show del 11 de octubre?
– Porque quiero que venga la gente (entre risas). A veces me canso, también puede ser por tantos años que hace que estoy en un escenario, de esos artistas que uno mira, aplaude porque ‘qué bien que cantan’ y se van. Y no. Eso sería para alimentar el ego. Yo necesito que esto sea una experiencia, que cada uno de nosotros ocupe un rol. Yo, arriba del escenario, tengo mi rol y vengo a otorgar lo que sé hacer. Pero cada uno de los espectadores, yo los pienso como individualidades. Cada uno de los espectadores viene con su historia, con sus amores, con sus dolores, con sus sueños. Cuando uno mira así a toda la audiencia, vos haces la energía que te llega, es maravilloso. Por eso le puse Gira Mágica también. La magia de la música nos une. Intenté hacer un repertorio que por lo menos el 90% de las canciones te dejen un mensaje, te dejen cosas para reflexionar, te dejen sensaciones, sentimientos. No sea cosa que termine el recital y te vas a comer pizza con quien viniste y ni te acuerdes de lo que escuchaste. Yo quiero que te lleves la emoción. Quiero que te lleves eso que a mí me gusta decir con mi música y con mis palabras.
-¿Cómo definís este presente artístico que estás atravesando?
– Yo estoy muy sólida. Veo a las generaciones nuevas que nos avasallaron y decís ¡guau! Porque es genial esto que está pasando. Imaginate que nosotros para difundir una canción nos parábamos en la esquina a tocar la guitarra o a una radio que nos diera bolilla. Ahora con un posteo llegan estadios. Y yo me doy cuenta que veo venir toda esta oleada y sigo acá, sigo sólida y estoy bien y me gusta disfrutar de todo esto. La solidez te la da una cosa que no se compra. Se llama experiencia y tengo esa experiencia. Yo caminé por el barro, ¿sabés?. Por eso tengo las piernas fuertes.
-Sos pionera como mujer en lo que es cantar hard rock en una banda a mediados de los 70, e imponerte al machismo. Después con La Torre te hiciste conocida y posteriormente te consagraste con tu carrera solista.
– Lo que pasa es que no sabíamos qué era la palabra machismo. La poníamos, las decíamos, pero no sabíamos. Yo no creo que los pibes hayan sido machistas. Ahora te lo digo 40 años después. Yo creo que eran pibes que no sabían que iba a venir una piba y de repente iba a tocar en los escenarios, ¿viste? Todos se sentían raros. No había donde cambiarse, no había nada. Yo vivía una soledad permanente. Y entonces, nadie lo hizo por mal, por discriminar, pero para nada. Lo hicieron porque no sabían. Y después, gracias a Dios, pude abrir camino y me hice amiga de muchos.
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