El cantautor uruguayo Fernando Cabrera volverá a Rosario en septiembre, para repasar los grandes clásicos de su carrera, pero también disfrutar de sus canciones más nuevas, en una obra marcada por los géneros rioplatenses.

La cita será el próximo sábado 16 de septiembre, a las 21, en la Sala Lavardén, ubicada en la tradicional esquina de Sarmiento y Mendoza. Las entradas para el espectáculo pueden comprarse en la boletería del teatro o de forma virtual.

El artista nació en el año 1956, y en 1977 integró el trío MonTRESvideo. En 1982 conformó el grupo Baldío, y en 1984 inició su carrera solista con el álbum “El viento en la cara”.

A lo largo de su carrera, Cabrera lanzó más de veinte discos. El más reciente es “Simple”, lanzado en 2021, que tiene la particularidad de haber sido grabado íntegramente por el artista, quien se encargó de ejecutar guitarras, piano y percusión, además de poner la voz.

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En una entrevista brindada a Conclusión meses atrás, cuando presentó el disco “Simple” en Rosario, Cabrera había indicado: “Considero que soy un músico que nació en Uruguay y no puedo sonar como si fuera un noruego, un canadiense o un nigeriano, sino estaría de algún modo fallándole a mi cultura”.

“Todos los que hemos nacido en ciudades rioplatenses somos personas muy abiertas, tenemos la antena puesta para todos lados. Los que somos portuarios recibimos toda clase de visitas e influencias: en el arte, en las costumbres, en todo. Montevideo es un puerto, Rosario es un puerto, Buenos Aires es un puerto, eso determina mucho. Cada marinero e inmigrante que llega trae información, trae novedades, y esto en nuestro ámbito del Río de la Plata viene sucediendo desde hace 150 años”, agregó el músico, dando cuenta de las nutridas influencias que tiene su obra.

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En marzo de 2020, Cabrera planeaba un recital junto a Jorge Fandermole en Rosario, pero la pandemia frustró la iniciativa. En este marco, y consultado sobre las similitudes entre Rosario y Montevideo, el músico uruguayo había observado: “Veo que hay similitudes en el mundo arquitectónico, también en el asunto de cómo están forestadas las dos ciudades, sus parques, los arbolados de las calles. También el hecho de que ambas estén recostadas a un río y lo viven con mucha presencia y de forma permanente, no de espaldas como otras ciudades –como Buenos Aires o Barcelona- que tienen los cauces al lado, pero pareciera que fueron construidas o desarrolladas de espaldas. En cambio Montevideo y Rosario están muy en contacto con ese aspecto fluvial”.