Por Javier Hernández

Fotos: Gentileza Prensa MDQFF

“Si nosotras miramos el mundo, se transformará”. La frase se volvió a oír en lo que fue el 2° Foro de Cine y Perspectiva de Género, propuesta perteneciente a las actividades especiales del Festival Internacional de cine de Mar del Plata que volvió a reunir a las más interesantes miradas del cine actual y que concretó este domingo su esperada reunión anual.

Cecilia Barrionuevo, directora artística de la 34° edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, dio la bienvenida. Analía Barrionuevo, coordinadora del Programa de Género de la Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de Córdoba fue la encargada de moderar un panel que estuvo constituído por la guionista, productora y directora Albertina Carri, la actriz brasilera Carol Duarte, la socióloga Eleonor Faur, la periodista y escritora Catalina Dlugi, la actriz Romina Escobar y la directora estadounidense Nina Menkes.

La reunión, que institucionaliza un debate que se viene dando hace décadas de manera informal, comenzó pasadas las 10 de la mañana de este domingo y se extendió hasta la tarde, fue un llamado a repensar y continuar debatiendo sobre las desigualdades de género, la reproducción en el ámbito del cine y la posible deconstrucción, un camino que es, a estas alturas, necesario y urgente para construir una nueva forma mas inclusiva de percibir el mundo y las relaciones humanas.

Buscando visibilizar la enorme desigualdad que existe en la industria del cine mundial con respecto a las mujeres y disidencias, el Foro abrió el micrófono para poner el foco en las experiencias individuales como lugar desde donde pensar propuestas de acción colectivas. Y de esta forma, como primer paso, echó luz sobre los estereotipos que existen desde tiempos inmemoriales tanto delante como detrás de cámara.

Albertina Carri fue la encargada de abrir la jornada y comenzó recordando una anécdota de cuando el director canadiense David Cronenberg y el estadounidense Martin Scorsese se conocieron. Este último se habría “sorprendido” al conocerlo porque “no era más que un tipo común que pagaba las cuentas y llevaba a sus hijos a la escuela», dijo Carri y analizó: «En el imaginario del yanqui blanco el canadiense debería haber sido un demente vestido de negro que se alimentaba de sangre sintética y vivía en una cueva”. Haciendo un paralelismo, la cineasta se refirió a la complejidad de cómo hacer para “vivir rodeados de ese terror moral y anal que despliegan las imágenes del capitalismo y no sucumbir ante él”.

“En principio es por lo menos incomodo ser cineasta e intentar exponer el abuso que significa la cultura del mercado desde un medio que implica tanto despliegue de capital y espectáculo, es una suerte de contradicción. Pero -continuó Carri- la vida lo es y cada época y generación padeció su propio signo y a nosotras nos toca pensar en nuestra profesión, porque somos parte de esta época, y queremos poner en evidencia todo el despliegue de violencia que necesita el capital para seguir sosteniendo sus desigualdades”.

Albertina también se refirió al «deseo» al que describió como la unión entre “la entrega y la curiosidad” que, luego, la educación, la civilización “y el orden de los Estados organizados según una lógica de dominación, nos va cercenando dejándolo relegado a categorías como: capricho, perversión, histeria, vagancia, terrorismo, perdición, prostitución”.

“Hablamos de cine en este siglo y sabemos que somos el reflejo de esas imágenes que nos invaden y nos moldean a semejanza”, continuó la directora y guionista. Y resaltó: “Somos esas imágenes. Nuestros cuerpos funcionan y se moldean a través de ellas. Las películas son una parte fundamental de nuestra educación sentimental”. Y a modo de mensaje para el futuro, sugirió: “Una forma de ir contra ella es crear nuevos textos cinematográficos que no sean condescendientes a ese fascismo capitalista”.

“En los set de filmaciones son hombres los que dominan, ellos son jefes de equipo. Además de la construcción de las narrativas que son masculinas”, aportó la actriz Carol Duarte al tiempo que develó una estadística que evidencia la desigualdades en el cine brasilero: “Las películas más taquilleras, entre 2012 y 2014, no tuvieron una sola mujer protagonista negra. Tenemos que pensar que la mujer negra es mas erotizada en el tratamiento de su cuerpo y, también, más violentada”.

La doctora en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) e investigadora sobre relaciones de género, familias y políticas públicas, Eleonora Faur, centró su exposición sobre el análisis de tres aristas que promueven las imágenes cinematográfica: la división sexual del deseo del cine hegemónico, la división sexual del trabajo y la división sexual del conocimiento. “El cine nos enseñó que las mujeres estamos para ser besadas. El deseo de las mujeres no es activo, sino deseada por alguien de mayor estatus, es decir, de un hombre”.

La socióloga citó a John Berger (del libro <Modos de Ver<) para hablar de los desnudos de las mujeres en el cine y revisó dos tipos: “No es lo mismo estar sin ropa, que mostrar el cuerpo desnudo para el placer del otro, para ser poseído. En ese cuerpo desnudo, la piel está investida del deseo del otro”. Y sobre el futuro del cine pronosticó: “Necesitamos que el cine feminista muestre nuestros cuerpos y sensibilidades”.

La periodista catalina Dlugi se refirió a su libro <Mujeres, cámara, acción< que analiza el trabajo invisibilizado de las mujeres detrás de cámara y los roles que cumplen en el cine. Y eligió homenajear a protagonistas de ayer y de hoy. “Hubo mujeres en la argentina que tuvieron proyección que, sin ser feminista, se autocrearon poderosas”, dijo y nombró, entre otras, a Nini Marshall, Tita Merello y Coca Sarli, «una mujer que cuando murió algunos prefirieron mostrarla desde lo que provocaba en la bragueta (de los hombres) más que por su propia proyección, fue muy irrespetuoso”, recordó con tristeza.

La actriz Romina Escobar, reconocida por papeles televisivos en <Graduados< y <Viudas e hijos del Rock & Roll<, en el film <Mía< de Javier Van de Couter y en el teatro con <Feizbuk< de José María Muscari, además de su memorable actuación en <Breve historia del planeta verde<, de Santiago Loza, se mostró emocionada con la realización del 2° Foro de Cine y Género y, al comenzar su participación, consultó a todo el auditorio si había alguna mujer trans entre el público. La respuesta fue negativa.

“Soy la única; en el cine pasa lo mismo. Hay muchas que estudiamos pero no nos ven, no somos reconocidas. Yo estoy empezando a hacerme conocida” dijo al tiempo que agradeció a sus compañeras de panel por lo aportado ya que, en el pasado, contó, “escuchando a los colectivos feministas me empecé a replantear un montón de cosas”.

La dureza de su relato marca la discriminación que sigue presente en el mundo del cine (y en general en la sociedad) pero que está dejando de ser invisible. “A mí me gustaba actuar pero pensaba que no tenia derecho a nada”, apuntó Romina Escobar quien recordó que, a pesar de esa oscura sensación, comenzó a estudiar teatro y tuvo que enfrentarse a una cruda discriminación: “Los padres de mis compañeros les preguntaban a los directivos a qué baño iba a ir yo; tenía que lidiar con eso, y extremar la feminidad para poder anclar”.

“Agradezco que me hayan invitado para contar lo que viví. Hablo de mí porque la realidad de las personas trans es muy triste, el promedio de vida es de 35 años”, comenzó a cerrar su participación y emocionada arengó a pelear para que las historias sean contadas: “Tenemos que romper con la (imagen) de la chica trans que es prostituta y contar historias y vivencias que nos suceden”.

Nina Menkes, de quien el Festival está mostrando una retrospectiva de su cine, cerró con un análisis de la postura de las mujeres frente a la cámara, en los planos que configuran la forma en que tanto varones como mujeres se miran, luego, a sí mismos. “Tener una estrategia para el diseño de los planos es fundamental”, opinó. Y destacó: “Las mujeres tenemos que trabajar con mucha tenacidad para salir de ese lavado de cerebro que propone un tipo de cine”.