Por Santiago Fraga

En el stand up estadounidense, lugar en donde este tipo de comedia alcanzó un gran auge y ocupa un rol de importante protagonismo en los medios y productos del país, los especiales consisten en filmaciones de algún espectáculo de los artistas, como si de un DVD de recital en vivo se tratara en el mundo de la música. En Argentina, a pesar del crecimiento que ha tenido el género en los últimos años, todavía nadie se atrevió a realizar su propio especial.

Ezequiel Campa, actor y uno de los humoristas con más trayectoria en escena, es una de las personas indicadas para tomar la posta y eligió a Rosario como su lugar para realizarlo. Este sábado 4 de junio, tendrán lugar dos funciones en la Plataforma Lavardén, en las cuales se grabará todo el material para el especial.

En la previa del show que promete ser el “más íntimo y personal” de su carrera, Conclusión dialogó con Campa en donde demostró sus altas expectativas de cara a la fecha, y habló sobre el stand up, la realidad del género en Argentina, su experiencia en el New York Festival, sus proyectos como actor y mucho más.

Este lunes se estrenó en Comedy Central un especial suyo de media hora, grabado en la sala Siranush de Palermo, parte de un ciclo que el canal realiza con humoristas de Latinoamérica, que próximamente estará visible en la web. “Es un material distinto al que voy a hacer en Rosario. Es otro monólogo totalmente diferente”, aseguró.

A la vez, sostuvo que es de los que piensa que “se debe hacer humor con cualquier cosa”, y que hay un crecimiento “lento pero sostenido” del stand up en el país.

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—¿Cómo es esto del primer especial del stand up argentino?

—En las funciones que voy a hacer en Rosario, la primera agotada y ya a la venta la segunda, la particularidad que tienen es que voy a estar grabando mi primer especial. Que es algo muy común, acá en Argentina no, pero afuera que los comediantes graban periódicamente un especial, que es prácticamente como si una banda grabara un recital. Es una función en vivo, grabada, de duración de una hora o por ahí. Los comediantes de allá graban uno una vez por año o cada dos años, y ellos allá ya tienen canales llenos de comedia como Comedy Central, HBO, o ahora en Netflix, y nunca un comediante argentino grabó acá un especial. No hay un especial de stand up de un comediante argentino. Y bueno, voy a ser el primero y decidí filmarlo en Rosario, en la Plataforma Lavardén. Ya estuvimos hace más de 15 días con el equipo de producción viendo el teatro. Vamos con un equipo grande, va a ser una filmación bastante grande dentro de lo que es mi posibilidad, porque es una cosa que la estoy produciendo toda yo, que como te decía hasta donde yo sé nunca se hizo acá, así que espero que salga todo bien.

 

—¿Por qué elegiste Rosario?

—Por varias razones. La primera es que siempre me recibieron muy bien allá, es una ciudad con la que particularmente me llevo muy bien, siempre salen muy bien las funciones. La otra es que el teatro a donde voy es un teatro muy lindo y siempre que actué ahí sentí esa cosa de “acá voy a grabar un día porque me gusta como es”. Después hay un par de elementos más que a mí me interesan. Uno tiene que ver con esto de armar un equipo que va a una ciudad y hace eso, y se concentra en eso, “vamos, lo hacemos y volvemos”. Me gusta esa cosa de equipo que es distinto a grabar en tu propia ciudad. Después, algo más personal mío, que tiene que ver con que yo a los teatro de Capital los conozco bastante, y cuando veo algo filmado en algún teatro de esos es como que ya me representa algo a mí, otra cosa; en cambio un teatro de Rosario, que por ahí mucha gente de afuera no conoce, es como un lugar más neutral. No sé, es una cosa más poética, en mi cabeza.

 

—¿Por qué este es tu show “más íntimo y personal”?

—Tiene que ver con que cuando me propuse escribir este show quise escribir cosas bien personales, y hacer humor desde ese lugar. Indagar en mi infancia, en mi vida, mis historias, y tratar de eso transformarlo en comedia para generar identificación y que a todos les parezca divertido, y que no sea solamente un egotrip mío, un viaje en mi vida o una especie de ‘autopaja’ contando mi vida. Pero más que nada tiene que ver con eso, que cuando armé este material me propuse que tuviera una gran porción. No es que todo el espectáculo va de eso, pero es más íntimo en el sentido de que hablo de muchos temas míos privados, y me parece que por ese lado se torna mucho más personal.

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—¿Este show, entonces, va a ese punto del stand up de hacer sentir al otro identificado, o es más del humor de que el otro se ría de vos?

La identificación en realidad es algo que sucede con toda expresión artística. Cualquier cosa que uno haga y lo que a vos te sucede como espectador, desde una escultura hasta una película o lo que sea, si lo querés ver desde un lugar más técnico la identificación siempre sucede. En la comedia es muy evidente eso porque cuando sucede rápidamente uno dice “Ah, eso también me pasa a mi” o puedo sentirme identificado más allá de que no sea matemático en el sentido de que “eso me ha ocurrido a mi” o “sé de alguien a quien le ha ocurrido”. Lo que pasa es que los temas de fondo son siempre los mismos, ¿no? Entonces, por más que uno esté hablando de un tema específico, los temas de fondo son siempre los mismos: la muerte, el amor, la vida, el sexo, siempre. Aunque uno esté hablando de “Cuando yo era chico mi viejo…” que se yo, por ahí estás hablando de que tu viejo no te dejaba tomar gaseosa, pero atrás de eso lo que hay tiene que ver con la idea de felicidad, de futuro, de la muerte… no sé ni qué estoy diciendo, pero bueno.

—¿Sentís que esos son los temas que un comediante debería abordar?

—No, no sé cuáles son la verdad. Yo creo que para mí el camino del stand up y la actuación, porque antes de standapero de hecho soy actor, me parece que es un camino de mucho autoconocimiento, y uno va pasando por etapas. Yo observo comediantes que me gustan, con más años y más trayectoria, y vez que inevitablemente van hablando de cosas que son las que les van sucediendo, que tienen hijos, que se le murieron los padres, que les duelen la cintura porque ya están viejos…

—¿Sos de los que dicen que se puede hacer humor con cualquier cosa?

—Absolutamente. No es que se puede, para mí se debe hacer humor con cualquier cosa. Porque lo que sucede, para mí, es que uno cree es que reírse de algo es faltarle el respeto, y no es así. Puede llegar a serlo eh, ojo, puede llegar a serlo, pero no necesariamente lo es. Entonces en ese sentido yo no puedo decir que sobre tal tema no puedo hacer un chiste porque le estoy faltando el respeto: primero veamos el chiste, veamos si ese chiste le falta el respeto o no a ese asunto. Por ahí hay una idea de que cuando yo escribo seriamente sobre algo no le estoy faltando el respeto, entonces puedo hacer una obra alrededor de, no sé, un tema como el holocausto (por decirte algo que es bastante tabú), pero no puedo hacer humor. Y eso es una falsa premisa, porque no es que no podés hacer humor; veamos qué humor hacer y después veamos si eso está bueno o no, pero a priori para mí hay que escribir sobre lo que sea.

—¿Considerás que ha habido un auge en el Stand Up argentino en los últimos años? ¿Sentís que hay más gente que se anima a hacerlo?

—Sí, yo creo que, habiendo sido uno de la segunda generación y uno de los más viejos que está dando vueltas en esto, hay un crecimiento bastante lento pero sostenido. Es sostenido el crecimiento porque cada vez hay más salas, más comediantes y más público que sigue al género, pero todavía me parece que es lento porque veo que hay un techo al que estaría bueno llegar y aún no llegamos, y que todavía por ahí falta que sucedan un montón de cosas con comediantes argentinos o comediantes locales. Todavía no hay festivales, o por decirte, ni siquiera se ha muerto todavía un comediante (NdR: en relación a lo reciente que es), o sea que todavía faltan muchos años.

—¿Entonces el techo sería ese?

—El techo sería que se muera algún comediante (risas). Nah, faltan un montón de cosas. A mí me gustaría que los que hacemos stand up ocupáramos lugares… no sé, que haya más comediantes más populares, que haya comediantes más de nicho, que haya comediantes en los medios masivos, que ocupen lugares importantes, no lugares secundarios. Porque los hay, hay algunos que están laburando, pero siempre son como el segundo del conductor y yo lo que a mí me gusta, y lo que veo afuera, es que los comediantes son los que ocupan esos lugares. Pero no lo digo por una cosa de ego de decir “lo merecemos” o “yo quisiera estar en ese lugar”, lo digo porque me parece que hay un público ávido de eso, que hay gente con ganas de seguir un comediante o, no sé, escuchar un programa de radio o ver un programa de tele que la cabeza sea un comediante del stand up, porque para mí es la base de la pirámide de la comedia. Te enseña un montón de herramientas, te da un montón de entrenamiento, y eso después se puede aplicar a un montón de cosas que hagan que tu laburo esté bueno.

—Eso que decís es algo que sobretodo se ve en Estados Unidos. ¿Qué fue para vos haberte presentado en el New York Festival?

—Mirá, para mí fue una cosa increíble, porque si vos ves desde dónde salí yo y ese primer grupo con el que yo hice stand up, haber podido participar dos veces seguidas en ese festival, que es el más importante del mundo, para mí es como demasiado. La primera vez, que fue en el 2014, fue más como haber sido soporte o tocado en el mismo lugar que toca tu banda favorita. Imaginate que actuamos en un lugar que se llama Carolines que yo tengo vistos, no sé, millones de videos de comediantes que admiro y que sigo hace muchos años y de los que soy fanático, y he visto millones de especiales de esos tipos grabados ahí, y de repente una noche me tocó a mí actuar en ese mismo escenario con ese mismo micrófono, esperando en el mismo camarín, pisando las mismas baldosas que pisaron ellos, y llegar al teatro viendo el cartel con tu foto y tu nombre… fue muy fuerte. Fue casi como un viaje psicodélico, porque no lo podíamos acreditar. Imaginate que el stand up no es algo que tenga tradición en Argentina. No es como la música que vos decís: “Bueno, soy una banda más que ahora le está yendo bien, o estoy haciendo algo que está bueno, y tengo la posibilidad de tocar en tal lado”. Nosotros cuando empezamos no había nada. Teníamos que explicarles a las salas lo que queríamos hacer, y obviamente al público. En el 100% de los espectáculos cuando yo empecé arrancaban con un presentador que lo que hacía era explicar un género. O sea, salía un tipo a decir: “Bueno, ahora van a salir unos comediantes, si les gustan los chistes ríanse, si les gustan mucho pueden aplaudir”, explicaban el género, a mí me tocó explicar el género. Todo ese camino recorrido diez o doce años después, a actuar en el marco de este festival y en esa sala, y habiendo visto toda esa gente en esos lugares. El año siguiente que fuimos, que fue en noviembre, lo pudimos disfrutar un poco más porque ya estábamos más relajados y sabíamos todo digamos, pero no deja de ser flashero. Es increíble la verdad. Cuando ves tu nombre en el programa es como increíble.

—En tu faceta de actor, recientemente grabaste dos series y una película

—Las series son series de la UN3, Universidad 3 de Febrero, que no sé cuál será la situación ahora pero con la ley de medios había un montón de fondos que se destinaban a la producción de series web, y muchos se canalizaron a través de esa universidad, que tiene un canal que para mí es el futuro de la televisión, lo que es la tele por Internet. No sé si las series web, pero me parece que la televisión como la conocemos está muriendo y los contenidos web están ganando muchos espacio. El año pasado, con Jazmín Stuart, escribimos una serie que se llama Depto, que se estrenará en breve, que es la historia de un pibe que está necesitando mudarse y todos los quilombos que hay cuando estás en esa secuencia. Que no hay nada que te guste, que el de la inmobiliaria te quiere cagar, que la foto del aviso no tiene nada que ver con la realidad, que no tenés garante, que el propietario del lugar en el que vivís te quiere rajar a la mierda; va por ese lado la historia. Ya la grabamos todas y saldrá en algún momento. Es muy divertida. Dirige Jazmín y yo actúo.

campa4La otra es una serie que se llama Comediante que juega con esto de que no se sabe cuánto es real y cuánto es ficción porque el protagonista es Ezequiel Campa en primera persona. El personaje soy yo digamos, y si bien es ficción lo que contamos la idea es que parezca que no, como un falso documental que va por el lado de que yo en algún momento de mi carrera perdí el sentido del humor, entonces estoy en una etapa que estoy haciendo un montón de cosas para recuperar la gracia que supuestamente tenía. Y es todo muy patético, no sé, voy a un chamán, a un psicólogo, a un amigo que me dice que experimente con drogas, y los capítulo van así.

Finalmente, la película, que no sé cuando se estrenará, es protagonizada por Nico Vázquez, Benjamín Amadeo y Alan Sabbagh y se llama La Última Fiesta. Es una película de amigos, que se mandan una cagada en una fiesta y yo soy el compañero de trabajo de Alan y tenemos un par de escenas divertidas en las que medio que lo jodo un poco porque él es como una especie de perdedor y yo soy un canchero medio pelotudo que labura con él, y lo vuelvo loco hasta que obviamente el tiro me sale por la culata y final feliz para él. Pero bueno, eso le pasa por ser el protagonista.