Tres décadas atrás, Juan Carlos Baglietto registraba “Ayudame a mirar”, un álbum acústico con el que inició su tránsito del rock a la música popular y que puso en conocimiento del público argentino a dos autores españoles desconocidos hasta entonces en el país: Joaquín Sabina y Mezo Bigarrena.

“Este disco presupuso un cambio en el estilo artístico que venía teniendo, esta idea de grabar todo acústico sólo con guitarras y percusión, creó una atmósfera distinta para las canciones y, por otro lado, visité autores que hasta el momento no había interpretado”, resumió Baglietto.

“Ayudame a mirar” se registró entre abril y junio de 1990 e interrumpió el perfil de Baglietto, que durante la década anterior fue parte de una nueva oleada del rock argentino, y con este material sentó las bases de un nuevo sonido para su música.

“Este disco significó un cambio de rumbo sobre todo en las actuaciones en vivo, yo venía haciendo shows con una banda grande, con vientos, etcétera. Y aquí generamos una economía de recursos que permitió que las canciones sonaran más intensas, y que la poesía estuviera más expuesta”, destaca el artista, a 30 años de distancia de aquella aventura.

“Ayudame a mirar” se nutrió de un elenco guitarrístico de excepción integrado por Lucho Gonzalez, Rubén Goldín y tres notables ausentes: Lalo De los Santos (murió en 2001), Eduardo Rogatti (que partió en 2003) y José Luis «Sartén» Asaresi (fallecido en Suiza en 2011).

En las 14 estaciones propuestas no solamente estrenó a nivel local a Sabina (con “Eclipse de mar”, una bella canción con música de Luis Eduardo Aute aunque su nombre no figuró en la ficha técnica y que abría el álbum) y a Bigarrena (con dos temas, el revulsivo “En este barrio” y el sorprendente tributo a Rosario en “Adoquines en tu cielo”).

Además la nómina sumó tres novedades de uno de sus autores de cabecera, Adrián Abonizio, con “Alguien que ve más lejos”, el tango “Todo a mi favor” y la testimonial “Constitución de noche”, obra pionera en pintar los estragos de la hiperinflación alfonsinista y el neoliberalismo menemista.

Otros rosarinos protagónicos fueron Héctor “Pichi” De Benedictis (encargado de musicalizar a Mario Benedetti para el picante “Ustedes y nosotros” y a Raúl González Tuñón en la sobrecogedora «Versos a Susana»), Goldín (en la guitarra y con su pieza “Las cosas que uno quiere”) y Sergio Sainz (aportando la canción “No estamos a salvo”).

La placa sumó también una exquisita versión en español de “Juan y María”, de Chico Buarque; “Algún duende” (Debravo-Pagura), “La quiero” (Emilio del Guercio) y una creación que Juan compuso con Lalo titulada “Estaciones como siempre”.

Sobre aquella experiencia autoral, Baglietto comenta: “’Estaciones como siempre’ no es la única canción que he escrito, pero la verdad es que no he sido muy prolífico en ese sentido. En las últimas épocas he estado escribiendo bastantes letras que en algún momento se transformarán en canciones”.


-Cuenta la leyenda que ese disco acústico y con guitarras fue una sugerencia de Fito Páez ¿Fue así?

Juan Carlos Baglietto: Fito me proponía que grabara un disco solista con mi guitarra y la verdad es que no me animé a hacerlo solo y convoqué a estos grandes guitarristas y a Juancho en percusión. También tuvo mucho que ver por aquel entonces mi amigo y productor Néstor Raschia. Ellos completaron este concepto y le dieron a las canciones un vuelo que solo no hubiera logrado.

-En el repertorio aparecen por primera vez en tu obra y en la consideración general dos autores españoles como Sabina y Bigarrena ¿Cómo los conociste?

A Joaquin lo conocí porque a ambos nos invitaron a un recital de Silvio Rodríguez en Madrid. Yo paraba en la casa de Roque Narvaja, un día sonó el teléfono y era Silvio invitándonos a su concierto, donde conocí a Luis Eduardo Aute y a Joaquín Sabina. Luego por esas vueltas de la vida coincidimos en un hotel y ahí me tocó por primera vez una canción que había compuesto hacía poco con Aute que era “Eclipse de mar”, a la cual yo le modifiqué algunos párrafos para “argentinizarla”. Mientras que el Vasco cayó al estudio que había armado en el fondo de una casa que alquilaba en Palermo.

-¿Por qué elegiste “Eclipse de mar” y “En este barrio” que, además, abren el disco?

-Eran canciones potentes y con letras que me contaban historias con las que me sentía representado. Ese tipo de canciones que me permitían meterme en la piel de esos personajes e interpretarlas como si fueran mías.

-¿Cómo fue salir a mostrar las canciones de “Ayudame a mirar”?

-Salimos de gira con tres pantallas de fondo que reproducían más de 3.000 imágenes en diapositivas, era realmente complicado, pero llegábamos a los lugares con absolutamente todo lo que necesitábamos para hacer nuestro show, sonido, luces, pantallas de proyección, torres de proyectores, y eso nos permitía presentar el mismo show en todos los lugares a los que íbamos. Fue una gran experiencia que la gente agradeció en cada lugar.

Un disco con tributo a Eduardo Galeano

El disco tomó a su modo el título de un cuento que el escritor uruguayo Eduardo Galeano había incluido entre los 191 relatos breves que conformaron “El libro de los abrazos”, publicado en 1989.

El texto que inspiró a Juan Carlos Baglietto a dar nombre a su emblemático álbum es el que sigue:

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al Sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre: ‘Ayúdame a mirar’”.