El cineasta manchego Pedro Almodóvar, que estrenará este jueves en algunas salas nacionales y el 18 de febrero en Netflix el filme «Madres paralelas», que a través de la relación entre dos mujeres explora las heridas aún abiertas que dejó la Guerra Civil en España, destacó que esta película es su modo de «desactivar los bulos que lanza la ultraderecha sobre nuestra propia historia».

«Hay una generación muy preocupada por el cambio climático, por si van a tener trabajo después de la universidad o por problemas de género que por fin se plantean, pero la memoria histórica no está tan presente y yo trato de llamar su atención sobre ese tema porque desgraciadamente hay un partido de ultraderecha que está intentando contar la historia a su modo y su modo es un modo franquista», afirmó Almodóvar a Télam desde España, en el marco de una conferencia de prensa virtual.

Protagonizada por Penélope Cruz -que por este trabajo recibió la Copa Volpi a Mejor actriz en la última edición del prestigioso Festival de Cine de Venecia- y Milena Smit, la cinta que en noviembre pasado cerró el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, sigue a Janis (Cruz), una fotógrafa independiente, y a la adolescente Ana (Smit), dos mujeres que coinciden en la habitación del hospital en el que van a dar a luz.

Durante el tiempo que pasan juntas, las protagonistas y futuras madres solteras comparten sus historias, miedos y arrepentimientos, y forman un estrecho y profundo vínculo que a lo largo del tiempo complejizará y cambiará sus vidas.

Desde esa premisa, Almodóvar, que en 2003 recibió un Oscar a Mejor Guion original por «Hable con ella», también explora en el largometraje número 23 de su carrera y desde una mirada muy personal el significado de la memoria colectiva e histórica española alrededor de las consecuencias que dejó la contienda civil ocurrida entre 1936 y 1939 y la subsiguiente dictadura de Francisco Franco.

En una conferencia de prensa virtual, Almodóvar, Penélope Cruz y Milena Smit conversaron con medios de Latinoamérica:

-¿Por qué decidió abordar la temática de las fosas comunes de la Guerra Civil?

-Pedro Almodóvar: Es un tema muy sensible en España porque no está resuelto: 85 años después continúan enterrados en cunetas y fosas comunes más de 100.000 desaparecidos. Es la generación de los bisnietos la que está pidiendo que se abran esas fosas, es un tema muy actual desgraciadamente, sobre el que los españoles sienten de un modo muy distinto: la mitad, en la que me encuentro, sienten absoluta solidaridad y buscan resolver esta deuda de la sociedad española con esas personas que lucharon por la democracia. Pero España siempre ha sido un país dividido y hay otra parte que no piensa así y que no sólo no ha ido a ver la película, sino que este tema le resulta absolutamente incómodo y son las personas que, como dice el personaje de Milena (que tiene 26 años) «solo sirve para vivir viejas heridas». Yo estoy absolutamente en contra de eso, que es un razonamiento puro de la derecha, no solo no abre ninguna herida antigua sino que la cierra porque lo que piden las familias de los desaparecidos es tener un lugar con su nombre donde poder ir a rezar o llevarle flores. No es una cuestión política, es una cuestión meramente humanitaria. De todos modos, desde que rodamos la película han habido novedades al respecto y desde julio pasado el Partido Socialista elaboró la Ley de Memoria Democrática, que está en el Parlamento, que establece algo inédito y es que es el Estado el que se ocupará de la apertura de las fosas, entre otras cosas.

-¿La película contiene un mensaje para las nuevas generaciones?

-PA: A las nuevas generaciones no las puedo culpar de lo que ocurrió hace 85 años pero sí hay una responsabilidad transgeneracional que se va heredando de padres a hijos y a nietos y bisnietos en la cual uno no debe ser indiferente a la historia de su país. En este momento es muy importante que la generación de Milena sepa cómo ocurrieron las cosas de verdad. De todos modos, la razón de esta película era contar la historia de estas dos maternidades, la que quiere y la que no, ambas solteras. Pero no solo eso, en esta película trato de mujeres contemporáneas con distintas relaciones respecto al instinto maternal.

-¿Este filme aborda la maternidad desde un lugar distinto a tus películas anteriores?

PA: En mis películas hay muchísimas madres, muchas interpretadas por la propia Penélope. Yo he sido niño en los años ´50, criado rodeado de mujeres que durante su infancia escuchó en silencio todas las conversaciones y lo que sucedía en ese universo femenino que me rodeaba. Ahí está para mí el origen de la ficción, en las cosas más terribles y más maravillosas de la vida. La generación de mi madre era fuertísima y fue la que hizo que España sobreviviera a dos décadas terribles de posguerra y creo que esas mujeres de mi primera infancia han tenido una enorme influencia en los personajes femeninos que he escrito. Estas madres paralelas no tienen tanto que ver con mi experiencia rural sino con madres urbanas, solteras o una de ellas sin instinto maternal que es algo nuevo en mi filmografía porque nunca había escrito sobre un personaje así.

-¿Qué fue para Penélope Cruz lo más desafiante de este rol?

-Penélope Cruz: Cuando lo leí me enamoré totalmente del personaje y me dio mucho susto, pero ese susto y ese miedo que es como la gasolina que necesitamos todos los actores para seguir avanzando y creciendo. Pedro me había hablado de esta historia durante la promoción de «Todo sobre mi madre» y nunca la olvidé. En pleno confinamiento me contó que estaba escribiendo esa historia y me dijo que la estaba escribiendo para mí. Y cuando me mandó el guion quedé totalmente fascinada con la historia, totalmente redonda, me emocionó muchísimo y después de alegrarme pensé: «Madre mía qué miedo cómo voy a hacer» (se ríe).

-¿Cree que existe el concepto de «instinto materno»?

PC: Creo que existe. Yo lo he tenido muy marcado desde niña y tengo amigas que no lo han tenido nunca y la idea de tener un hijo es una pesadilla. Esa es una de las cosas que me gustan mucho de este guion porque Pedro ha tratado la maternidad desde distintos ángulos, muy distintos entre sí, sin juzgar ninguno y yo me identifico con él en ese sentido y lo agradezco no solo como actriz y amiga, sino como espectadora porque para él es imposible juzgar a sus personajes o ponerles etiquetas.

-Milena Smit, no eres madre, ¿Eso ha requerido que te prepares de una forma especial? ¿En qué te parecés y en qué te diferenciás de Ana?

-Milena Smit: Eso ha sido uno de los retos más increíbles y difíciles porque no soy madre y si bien tengo el instinto y algún día espero serlo, me parecía un desafío muy grande interpretar ese sentimiento tan visceral. Lo que más me ayudó fue hablar con Penélope sobre el embarazo, el proceso y el parto, que al no haber parido nunca, era una de las cosas que más me inquietaban y que se convirtió en una de mis escenas favoritas, tanto como intérprete como en mi rol de espectadora. También hablé con una matrona a la que le hice todo tipo de preguntas, sobre todo sobre el parto de una adolescente porque no es la misma situación ni el mismo cuerpo ni las mismas condiciones. Yo lo construí desde el miedo por cómo a ella le ha sucedido este embarazo.