Por Santiago Fraga

A base de talento y con el espíritu murguero y de los carnavales montevideanos desde sus comienzos, Agarrate Catalina fue haciéndose un lugar y llegó a transformarse en una de las murgas más premiadas a nivel nacional e internacional. Esta repercusión les valió también para convertirse, de alguna manera, en embajadores del arte y de la cultura de su país, y lograr que un chino, un japonés, un alemán, un francés o un rosarino se copen con una murga nacida en un tablado de Uruguay.

En la previa de lo que va a ser la doble función de su nuevo espectáculo “Un día de Julio” en Rosario, el viernes 6 (entradas agotadas) y el lunes 9 de octubre a las 21.30 en el teatro Mateo Booz (San Lorenzo 2243), Conclusión dialogó en exclusiva con Yamandú Cardozo, director y letrista de Agarrate Catalina, uno de los cráneos detrás de cada espectáculo del grupo.

El hermano del medio de los Cardozo (Tabaré es mayor y Martín menor) contó todo acerca de este nuevo espectáculo, el primero de la murga que no es pensado para carnaval (y aún así “es el más murguero y carnavalero”), sobre el proceso creativo del grupo, el reencuentro artístico familiar, las letras y la experiencia de llevar la cultura uruguaya a sitios que nunca hubieran imaginado.

¿De qué se trata este show que traen a la ciudad, «Un día de Julio»?

— Este espectáculo está basado en la vida de Julio, un señor de 48 años mezcla de genio, loco de la guerra, superdotado intelectual, benefactor social y filántropo que intenta cambiar el mundo, que tiene súper claro qué cosas hay que hacer para que el sistema sea otro, más justo y mejor, pero que nunca puso un pie fuera de su casa. Su madre lo tuvo, lo parió dentro de su hogar, que es un caserón enorme ahora casi derruído en el que vive rodeado de teorías y cachivaches. Toda la lucha antisistema y revolucionaria que lleva a cabo Julio pasa desapercibida para todo el mundo hasta que por accidente una vecina lo deja expuesto primero al barrio, después a todo el entorno, después a los medios y Julio se transforma como en un ícono y en un foco de toda la lupa social. Ahí es cuando la gente encuentra su historia.

¿Qué sienten de haber tenido que agregar una función más y la recepción que tienen en Argentina y Rosario los shows de Agarrate?

— Es la primera vez que tenemos la posibilidad de concretar y de armar una historia con los requerimientos narrativos que tiene un cuento: personajes, locaciones, un conflicto, un planteo, un nudo y un desenlace. Estamos muy contentos de poder volver a Rosario. Agregar funciones es lo que uno siente ante un mimo emocionante de alguien que uno quiere mucho, nosotros queremos mucho a Rosario, sentimos mucho la conexión que hay con el público de la Catalina, que cada vez es más grande, y es alucinante lo que sucede ahí. Tener que sumar una función desata alegría, sentirse querido, entendido y prodigado. Es de las cosas más lindas que tiene esa profesión.

¿Cómo vivieron este nuevo reencuentro artístico de la murga con Tabaré?

— El reencuentro creativo con Tabaré estuvo alucinante. Si bien no se había ido nunca de ese lugar de la cocina y la confección del espectáculo sí desde 2011 hasta ahora no había estado más con nosotros arriba del escenario, que es también un lugar donde él aporta una cantidad de cosas, no solamente desde lo que genera en la gente y el público sino en nosotros no sólo en la función sino en la interna grupal aplicado al pulido del espectáculo en gira. Tabaré es un tipo muy puntilloso y muy observador de una cantidad de cosas, no sólo desde lo coral sino desde lo textual. Tenerlo con su ojo encima de toda nuestra gira fue algo que redundó en ganancia artística. Funciona como el chispazo que enciende otras cosas en mí a nivel creativo.

«Después de la gira mundial podemos decir que a este colectivo que tuvo ganas de expresarse y de comunicarse lo entendieron en todo el mundo»

¿Cómo ves el aspecto familiar de los Cardozo para con Agarrate actualmente después de tantos años?

— El proceso creativo fue alucinante porque por primera vez nos dispusimos de tener un mes entero para estar sólo nosotros tres, con Martín, y solamente laburando en algo creativo. Necesitábamos ese tiempo y no sabíamos que lo necesitábamos tanto. Seguramente para el próximo espectáculo repetiremos esa fórmula. Nuestros caminos están cada vez más superpuestos.

Ya llevan más de 15 años dentro de Agarrate Catalina. ¿Cómo hacen para mantener un nivel alto tanto tiempo? ¿Cómo es esto de pensar la murga como una responsabilidad, esto de tener que ser profesionales y llevarlo durante tanto tiempo para después exportarlo al resto del mundo?

— Sentimos una responsabilidad, pero creo que está más relacionada con el querer qué que con el tener qué. No sentimos como un peso de los que movilizan la necesidad de ser profesionales, es nuestra manera de hacer murga a este nivel y de hacer de la murga nuestro medio artístico contenedor de casi todos nuestros deseos de expresión. Es la manera en la que sentimos que se debe hacer y la que nos hace disfrutar este oficio que hemos desarrollado de actores populares que van rodando con su circo a cuestas. Nos encanta hacerlo así, compartirlo así, sentimos sí que es una responsabilidad pero que lejos de ser un lastre es más parecido a alas y a motor en sentido permanente que consume y gasta energía pero que genera movimiento, vida y entonces felicidad.

«Nuestros espectáculos siguen denunciando y criticando fuertemente»

Hay una experiencia particular que han tenido, que es cuando se presentaron en China. ¿Cómo vivieron eso? ¿Cómo es esto de cantar lo que se canta en un tablado en Montevideo que cantarlo después en Rosario o en lugares como China o Francia? Cosas que por ahí son tan propias de un lugar o de una esencia en una cultura completamente distinta

— Evidentemente fue una experiencia increíble, removedora, fundacional, todo, porque estuvo en el marco de una gira muy grande que hicimos en la que durante dos meses enteros salimos a recorrer los cinco continentes. Tocamos en 16 países, con la murga subtitulada a idioma local. Fue increíble. Fue un viaje que comenzó mucho antes de tomarnos el avión, que comenzó cuando nos juntamos con el primer traductor, cuando planificábamos, cuando llevamos la murga escrita mientras nosotros cantamos a una cantidad de ojos de otros lugares. Fue impresionante. Sentimos después de esa gira que en nuestra experiencia podemos decir orgullosamente y convencidamente que nos entendieron en todo el mundo. A este colectivo que tuvo ganas de expresarse y de comunicarse. Público que no solamente no tenía idea de qué carajo era este género sino de qué carajo era nuestro país, y si Uruguay realmente era un país y dónde cuernos quedaba en el mapa. Gracias al esfuerzo del público y del artista de conectar y fundar un territorio nuevo sin banderas y sin fronteras mientras dura la función sucedió ese milagro de comunicación, y eso nos hace esperanzarnos como personas. Volvimos mucho más convencidos de que el bicho humano es la misma maravilla o la misma porquería y que se puede borrar de un plumazo miles de años de barreras culturales y diferencias. Fue muy emocionante.

«Volvimos mucho más convencidos de que el bicho humano es la misma maravilla o la misma porquería y que se puede borrar de un plumazo miles de años de barreras culturales y diferencias»

¿Cómo es concebir un espectáculo pensándolo para carnaval pero sabiendo que después lo van a llevar todo el año y por todo el mundo?

— Un día de Julio es el primer espectáculo que es diferente, que no fue diseñado para carnaval. Antes veíamos después de planearlo cómo adaptábamos ese espectáculo para que sea más entendible y abrazable. Incluso los de la gira mundial fueron nacidos para carnaval. Este es el primero que nosotros pudimos hacer pensando no en el marco de carnaval ni de concurso. Ya nació más amplio, diverso y explorador, y de verdad nos tiene fascinados esa experiencia porque no deja de ser murguero y es más, es uno de los más murgueros y es tremendamente carnavalero en algún punto. Sí estamos en un momento nuevo de nosotros. Hicimos por primera vez un espectáculo que nos demostró que teníamos vida, poder de germinación más allá del concurso y los reglamentos. Eso no quiere decir que en el futuro no volvamos a hacer un espectáculo para carnaval.

Acerca de las letras de Agarrate Catalina: sobre todo en los primeros años, la época en la que meten el doblete, por ahí lo que más se notaba era una fuerte carga política, muchas canciones de denuncias, que algunas fueron de las que más repercutieron en Argentina en sus comienzo. ¿Cómo fue esa búsqueda de las letras, que por ahí después fueron tomando otros rumbos o se las pensaba de otra manera, y cómo las piensan actualmente?

— Sí hemos ido caminando y evolucionando nuestro rumbo como personas, como gente que aprovecha el haber vivido, el haberse equivocado muchas veces. Entonces sí, de alguna manera siento que nuestras letras se han beneficiado de eso también así como nuestros espectáculos. No sé si estoy de acuerdo con que sean menos políticos, sí fuimos profundizando mientras lo descubríamos (por necesidad, no por estrategia) nuestra beta en el recorrido de lo humanista. Cada vez nuestras caricaturas (hechas al espejo obviamente) son más enfocadas en el bicho humano, el animal humano, de manera que resultaran comprensibles, abrazables y sufribles por cualquier animal humano. Creo que ha habido también en nuestra caricatura mucha denuncia, mucha denuncia política también, quizás desde ese otro lugar, pero yo siento que nuestros espectáculos siguen denunciando y criticando fuertemente, siempre intentando que la agresividad y la violencia no esté en nuestro humor, eliminar la agresividad innecesaria y la dureza por demás (y nada más que por el efecto para el público) de nuestros espectáculos. Pero creo que siguen siendo muy políticos y muy críticos.

Foto de tapa: ElCambio.uy