Por Elisa Soldano

Un viernes 26 de septiembre de 1969, Los Beatles lanzaron el último álbum que grabaron juntos. Los estudios de EMI, ubicados en la calle londinense Abbey Road -que da nombre al álbum y, posteriormente, también al lugar de grabación- fueron testigos del cómo los cuatro de Liverpool pudieron dejar sus diferencias de lado para producir una de las mejores piezas musicales de la historia.

La idea original era que el disco se llame “Everest” y que la portada ilustre a los cuatro beatles en la cima de la montaña. Pero como ninguno quería viajar hasta el Himalaya para hacer las imágenes, optaron por sacarse las fotos en un suburbio londinense. Así, la historia termina donde comenzó: en Inglaterra y en cercanías de los estudios EMI.

Abbey Road entra por lo visual. La sencillez de su tapa revolucionó la forma de cruzar las calles e hizo que todo el mundo, en algún momento, se sienta un beatle por unos segundos al caminar por un paso de cebra.

La escena capturada por el fotógrafo Ian McMillan muestra a John Lennon vestido de blanco, Ringo Starr de negro, Paul McCartney descalzo, con un cigarrillo en la mano y con la pierna invertida y a George Harrison luciendo un pantalón y campera de jean; los cuatro protagonistas de una imagen que sobrevive al paso del tiempo y que anticipa lo que viene.

Pero el disco termina de enamorar en lo auditivo. Es que en Abbey Road, las canciones entran como por la ventana del baño y, cual efecto solar, cuando empieza a sonar Come Together -el primer tema del disco – es inevitable que las sonrisas regresen a los rostros.

Las canciones

“Come Together” es el tema que abre el disco y, de la mano de John Lennon, le da un sello característico a Abbey Road con una serie de sonidos que son la presentación perfecta del material. Le sigue la que para algunos es la mejor canción del álbum: Something. Con Harrison a un nivel compositivo extraordinario, el segundo sencillo desborda belleza y armonía.

“Maxwell’s Silver Hammer”, aporte de McCartney, cuenta la historia de un estudiante de medicina que asesinaba a personas con un martillo plateado. El tema era resistido por Lennon y Harrison quienes lo consideraban una canción “para abuelitas”.

Otro gran aporte de Paul al disco es “Oh! Darling”, donde buscó que su voz suene ronca y gastada, para lo cual iba temprano al estudio y ensayaba la interpretación reiteradas veces hasta alcanzar el tono deseado. La canción final es una recopilación de fragmentos grabados en distintos días. John Lennon admiraba esta pieza y, según declaró en una entrevista, le hubiese gustado que lleve su voz.

A continuación, aparece Ringo Starr entonando la bella “Octopus’s Garden” que abre camino a “I want you (She’s so heavy)”, pieza que reúne a dos canciones de Lennon que estaban a medio hacer. Este tema tiene una duración que supera los 7 minutos, siendo la segunda interpretación más larga de Los Beatles (sólo superada por Revolution 9).

La séptima canción –o el lado B del disco, para los nostálgicos- es otro aporte maravilloso de Harrison, “Here comes the sun”. Esta es una de las pocas canciones en las que John Lennon no participa, debido a que había sufrido un accidente automovilístico que lo dejó fuera del estudio de grabación por unos días. “Because” prolonga la dulzura de la canción que la precede, donde las voces de Lennon, McCartney y Harrison toman un estilo coral y envolvente.

La segunda mitad del disco es considerada por muchos expertos como “el mejor lado B en la historia de la música”. Aquí, Los Beatles reafirmaron su genialidad y convirtieron a canciones que estaban a medio hacer en una obra que, 50 años después, continúa emocionando. Los últimos 16 minutos de Abbey Road son un medley (o un popurrí) que hilvana retazos de temas que habían sido descartados.

“You Never Give Me Your Money”, de Paul McCartney, abre esta secuencia y se refiere a los problemas financieros que estaban atravesando Los Beatles en ese momento. Los tres temas que siguen son obra de John: Sun King, que finaliza con los cuatro cantando en una mezcla de italiano y español; Mean Mr. Moustard y Polythene Pam, que presenta un comienzo rockero que rememora a las primeras épocas.

A continuación se escucha “She Came In Through The Bathroom Window”, un tema de McCartney escrito cuando una fan entró a su casa por la ventana del baño. Pero el clímax del álbum llega con “Golden Slumbers”, otra obra de Paul inspirada en un poema del dramaturgo inglés Thomas Dekker, que conecta con “Carry that weight”, un tema que hace alusión a la difícil situación que el bajista de los Beatles vivía durante ese período con la banda.

“The End” es la mejor forma de cerrar la obra de Los Beatles. La canción tiene el único solo de batería que Ringo interpretó en la banda y presenta tres solos de guitarra ejecutados por Paul, George y John. “Y al final, el amor que recibes es igual al amor que das”, es el último mensaje del disco.

Sin embargo, la intrusa “Her Majesty” hizo que Abbey Road tenga un final no buscado. La idea era que esta canción esté entre Mean Mr. Moustard y Polythene Pam, pero a McCartney no le gustaba y pidió que la saquen. Como el ingeniero en sonido tenía órdenes estrictas de no descartar ningún material de Los Beatles, la dejó al final de la cinta, donde quedó por un error. De hecho, recién se la puede oír después de unos veinte segundos terminada The End.

Repercusiones

Conclusión dialogó con artistas rosarinos relacionados al mundo beatle, a quienes pidió su opinión sobre el disco número doce del cuarteto.

El pianista y ex integrante de Los Gatos, Ciro Fogliatta, dijo: “Es un álbum muy bueno donde Harrison al fin puede brillar y fue el último que grabaron como banda. Como oyente nostálgico del grupo me quedo con ‘Because’ y sobre todo con ‘Carry that weight’, que para mí es la canción que representa la esencia de sus primeras épocas musicales.

El músico rosarino Pablo Read, contó a este medio su experiencia al visitar el lugar donde se tomó la fotografía de portada. «En el año 2006 pude visitar lo que para mí es la meca: el estudio Abbey Road. También pude programar la fecha, y elegí que sea el 8 de agosto, porque ese era el aniversario de la mítica cruzada», relató.

«Uno viene en colectivo y se baja en una esquina. Abbey Road es una calle que termina en forma de Y, caminas y de repente se arma la escena. Está todo igual salvo las líneas de la calle», recordó. Y concluyó: «¿50 años de Abbey Road? Pero si ese disco parece salido mañana».

Por su parte, Tiago Galíndez calificó a Abbey Road como «el canto de cisne de Los Beatles». «Es un disco que tiene de alguna manera ese sabor agridulce, por un lado es una cosa majestuosa y por otro lado el saber que fue el final del camino. Debo decir que es el final perfecto para la historia de Los Beatles. No hay mejor final coronario para la historia de la mejor banda del mundo», dijo el músico.

Además relató las emociones que le generan escuchar el disco: «Es un final que arranca con un popurrí de canciones que te van llevando, pero si bien es extraordinario nada te prepara para el final, que después de esas guitarras rockeras y ese solo de batería aparezcan las voces de ellos de esa manera, me parece que es el final perfecto».

Galíndez también recordó su visita a la calle que Los Beatles cruzaron un 8 de agosto de 1969: «Íbamos caminando y cuando empezamos a ver las casas y los árboles yo sabía que estábamos cerca. Hay como una pequeña curvita -muy tenue- y cuando vi el lugar, ves la tapa. Al cruzar la calle sentí una emoción gigante de pensar que fue acá, acá pisaron los tipos. Yo siempre digo que ese es el paso de los reyes».

Sobre el disco, sostuvo: “Cuando llegué a Abbey Road puede darme cuenta enseguida que era una sonido ultrarefinado, eran Los Beatles súper finos. Fue el principio de todo lo que vino después. Me sorprendió mucho el audio y obviamente las canciones. Es un disco que no tiene fisuras y que está entre los favoritos de la gente”.

Finalmente, Ricardo Miechi, dueño de Beatmemo -el bar temático de Los Beatles en Rosario- se refirió al contexto en el que se grabó Abbey Road. “El ambiente de los cuatro era de pequeños conflictos y de diferencias. Así todo, lo que te puede demostrar este disco es que cuando entraban a EMI a grabar se olvidaban de todas esas cosas. Es como que la amistad de varios años atrás volvía a florecer dentro de la sala de grabación y realmente hacían cosas geniales”, manifestó.

“Es un trabajo magnífico, fue número uno en Estados Unidos y en Inglaterra. Podríamos agregar que en todas estas pequeñeces, se empezaban a sentir como cuatro solistas. Seguían trabajando juntos pero ya había una intención de ir lentamente creciendo como solistas” , concluyó.

Cincuenta años pasaron desde que el mundo escuchó por primera vez Abbey Road. Desde entonces, no pudo parar de oírlo.

Video: Sebastián Moreno