Por Facundo Díaz D’Alessandro

El hombre mito de la canción de rock en Argentina cumple 70 años. El rock nacional quizás “nació mal” como dice Charly García, pero tiene referentes que hacen que un amante del género pueda enorgullecerse y no envidiarle nada a tierras originarias de ese ritmo, como Inglaterra o su ex colonia Estados Unidos.

Carlos Alberto “Indio” Solari es sin dudas uno de los referentes que permiten defender esa idea, la de una generación nacida bajo la “contracultura” que hizo de la canción su patria y, en el caso de Solari, de la poesía urbana una bandera inconfundible que sopló brasas en los corazones de muchos argentinos.

El rasgo distintivo Solari es probablemente su narrativa. Tiene un “universo intelectual propio” (como dice su amigo Andrés Calamaro) que lo catapulta un paso más allá y tal vez explique el arraigo tan fuerte que genera en sus fans, que se identifican con la “dulzura vandálica” que ilustra.

Con una conocida historia como cantante y alma mater (junto a Eduardo “Skay” Beilinson) de Patricio Rey y sus redonditos de ricota, el Indio sacó, desde la disolución de la mítica banda, 5 discos como solista, en los que se adentró en distintas texturas musicales, hasta llegar a “El ruiseñór, el amor y la muerte”, discazo que sacó en 2018 y con el que deslumbró a propios y extraños.

Foto gentileza Irish Suarez/Soy Rock

Luego de un debut solista versátil como fue “El tesoro de los inocentes” (2003), Solari sacó tres discos más (Porco Rex, El perfume de la tempestad y Pajaritos, Bravos Muchachitos), en los que exploró distintas texturas musicales, con espesas capas de guitarra y una base potente para las letras siempre certeras del cantante calvo.

Con “El ruiseñor…”, Indio bien podría despedirse, ya que se trata de un disco finísimo, en el que las guitarras son usadas lo justo y necesario para lucir la canción, gema que parece haber primado en la concepción del artista a la hora del armado del disco.

Es que las 15 pistas del álbum serían un corolario perfecto para la prolífica carrera de Indio, que buscó no solo congraciarse con sus seguidores fieles y habituales, sino que editó canciones de alto nivel en las que navegó distintos paisajes de la mística y la poesía, algo que podía preverse ya desde la portada, ilustrada con una fotografía de sus padres, acompañada en el libro interno por imágenes de distintos personajes que influenciaron a Solari, desde Charles Baudelaire hasta Eva Perón.

Pero Solari no se va, este año anunció la publicación de su biografía, narrada por su amigo, escritor y periodista Marcelo Figueiras, otro libro en clave ficción de su propia pluma, y también un nuevo álbum de canciones que, según trascendió, ya está en proceso de grabación.

“Yo se, dejé, jirones de mi vida aquí, mi cautelosa libertad, mi risa infiel”, dice y rememora a Evita en La Oscuridad, segundo track y uno de los tantos puntos altos del último trabajo del ex “redondo”, quien sin duda dejó su legado en las canciones, aquello por lo que, más allá de todo mito o realidad, un músico debe ser valorado.