La cifra abrumadora de tierra arrasada por el fuego nos plantea el interrogante de hasta cuándo es posible que no se apliquen políticas reales que preserven el ambiente. Porque no hay que perder de vista, que en muchas oportunidades, el fuego es utilizado como herramienta para limpiar campos o quemar pastizales, desatando feroces incendios en distintos puntos del país.

Esta situación por demás de alarmante, que en muchos casos parece no tener una consecuencia judicial, es más grave aún si ocurre durante los épocas de sequía, en donde los terrenos pueden arder con mayor facilidad. En este contexto, resulta alentador que a la fecha no se registren focos activos de incendio en el territorio argentino.

Destacando que el que se encontraba activo ayer en la localidad de Humahuaca, provincia de Jujuy, fue extinguido en su totalidad, según informó el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), dependiente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

De acuerdo con el reporte diario del organismo, los incendios que amenazaban al departamento de Aluminé, en la provincia de Neuquén; y el Complejo Lago Martín, en la localidad de Bariloche, Río Negro, se encuentran «controlados».

Además, el SNMF indicó que desde el 1 de enero de este año, hasta el 31 de marzo, se estima que fueron afectadas en todo el territorio nacional 328.369,6 hectáreas a causa de incendios forestales, cifra que no incluye lo sucedido en Corrientes debido a que comenzaron el año pasado, pero que tuvieron como consecuencia la pérdida de más de un millón de hectáreas (aproximadamente un 11% de territorio provincial).