Los desastres naturales ya han costado más de US$ 120.000 millones a nivel mundial en el primer semestre de 2023, según la reaseguradora Swiss Re, siendo Latinoamérica y el Caribe una de las regiones más impactadas.

En el Día internacional para la reducción del riesgo de desastres, las empresas latinoamericanas coinciden en que la principal amenaza para sus negocios en los próximos diez años son los fenómenos meteorológicos extremos.

En lo que llevamos de 2023 se contabilizan siete grandes desastres naturales en la región, entre los que se encuentran los incendios de Chile, las seguías de Uruguay, las inundaciones de Argentina, entre otros.

En 2022, las pérdidas materiales a nivel mundial ocasionados por los desastres naturales ascendieron a US$ 270.000 millones; una gran parte de esos daños se concentraron en Estados Unidos y Cuba, donde solo el huracán Ian, que afectó a ambos países.

A esto se suma que la inflación se disparó en los dos últimos años, alcanzando un promedio de 7% en las economías avanzadas y 9% en las economías emergentes, con el incremento en el valor nominal de los bienes asegurables.

El costo que estos desastres naturales no es solamente en propiedades sino también en vidas: más de 10 mil personas en 2021 y pérdidas materiales por $280.000 millones en 2021.

“A pesar del creciente interés en gobiernos de todo el mundo por situar la vulnerabilidad climática en la agenda pública, así como de las evidencias científicas sobre el impacto de la actividad humana en el cambio climático, la realidad es que los riesgos medioambientales no están siendo identificados ni cuantificados correctamente”, comenta Gerardo Herrera Perdomo, líder regional de Consultoría de Riesgos y Riesgos ESG para Marsh Latinoamérica y El Caribe.

Además, Herrera Perdomo agregó: “La capacidad de resiliencia y respuesta antes crisis, en términos generales, sigue siendo aún muy limitada”.

La capacidad de anticipación, prevención, protección y respuesta ante los eventos catastróficos debe ser parte del compromiso con la sostenibilidad global, y un objetivo prioritario para gobiernos y como sector privado.

“El pequeño comercio, la gran industria, los gobiernos y las personas no pueden hacer frente a estas catástrofes solos; por eso la colaboración es más necesaria que nunca; una distribución apropiada del riesgo entre asegurados, re/aseguradores y Estados, es la mejor respuesta a estos riesgos”, aclaró Country Head País.