El acuerdo insta a recaudar 200.000 millones de dólares para 2030 destinados a la biodiversidad, procedentes de una amplia gama de fuentes. Asimismo, pide que se aumente al menos a 20.000 millones de dólares anuales de aquí a 2025 el dinero destinado a los países en vías de desarrollo, cifra que debería aumentar a 30.000 millones de dólares para 2030.

Durante la COP15, algunos países también se comprometieron a aumentar sus niveles de financiación, entre ellos Francia, que duplicará su inversión internacional para la biodiversidad, alcanzando más de 1.000 millones de dólares anuales en 2025, y Canadá, que se compromete a aportar 350 millones de dólares canadienses (257 millones de dólares estadounidenses).

Una reciente evaluación del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente estimó que las inversiones para proteger y gestionar mejor la naturaleza deben duplicarse con respecto a los niveles actuales, alcanzando los 384.000 millones de dólares anuales en 2025.

Los primeros borradores del marco abogaban por cerrar una brecha de financiación de 700.000 millones de dólares anuales para 2030.

Las ONG también querían un lenguaje más contundente en torno a las subvenciones y cuestionaron la falta de un objetivo numérico sobre la reducción del consumo y la producción humanos, motores clave de la pérdida de biodiversidad.

Greenpeace se mostró especialmente crítica, alegando que la financiación acordada no es suficiente y que el objetivo 30×30 no prohíbe ciertas actividades perjudiciales en las zonas protegidas.

«En conjunto, la COP15 no ha conseguido la ambición, las herramientas ni la financiación necesarias para detener la extinción masiva», declaró An Lambrechts, jefe de la delegación de Greenpeace.

Avaaz afirmó que el 50% de la tierra y los océanos deberían haberse protegido en el marco si las partes quieren revertir, y no simplemente detener, la pérdida de biodiversidad. Sumando las zonas protegidas existentes y los territorios de los pueblos indígenas en los que se protege la biodiversidad, la proporción global actual superaría el 30%, según la ONG.

El acuerdo incluye el concepto de soluciones basadas en la naturaleza, muy utilizado en el mundo del clima pero considerado controvertido en el de la biodiversidad. Un grupo de expertos en finanzas verdes firmó un documento, antes de la COP15, criticando el concepto por promover la compensación de biodiversidad, que podría crear problemas medioambientales y sociales.