Por Alejandro Maidana

El waterpolo, ese deporte nacido en el Este Europeo y que brinda la enorme posibilidad que dos equipos de 7 jugadores cada uno, pueda en base a goles abrazarse a la victoria.

El reglamento contempla la posibilidad que dentro de una pileta de 25×16 pueda desarrollarse sin inconvenientes la competencia. Dos arcos, 14 nadadores, 4 tiempos de 8 minutos y 30 segundos de posesión para poder ejecutar el remate, hacen del waterpolo un deporte que conjuga dinamismo con resistencia.

Los mitos se van derrumbando a medida que nos acercamos al descubrimiento de algunos secretos. El arquero, ese solitario personaje que suele ser el mártir a la hora del análisis, fue siempre el blanco de aseveraciones como por ejemplo “pobre el arquero, siempre flotando“. Si bien debe permanecer en ese estadio,  lo más duro y espinoso lo deben atravesar aquellos que no solo se esfuerzan para permanecer a flote, sino también para avanzar al arco rival, saltar,  tolerar la lucha física y tratar de convertir.

La actividad arbitral resulta ser una tarea karmática, ya que a la hora de impartir justicia, el encargado de la misma cuenta con la imposibilidad de observar lo que ocurre debajo del agua. Esto trae consigo en muchas oportunidades fallos equívocos y posterior fastidio del damnificado.

Rosario cuenta con 6 equipos, que junto a Regatas de Santa Fe y un plantel de Córdoba, participan de un Regional muy interesante. Sportsmen Unidos de nuestra ciudad, de la mano de Fernando Arregui y Juan Pablo Giri han logrado reconocimiento a nivel nacional. El Verde ha participado en la Liga de Honor (waterpolo de elite de la Argentina) y se ha coronado campeón en varias oportunidades. El club del barrio La Sexta, gracias a su potencial acuático además del masculino, presenta un plantel femenino que gracias a su jerarquía ha nutrido a la selección nacional con 4 de sus jugadoras.

El talón de Aquiles sigue siendo la falta de infraestructura, esa que no permite contar con natatorios acordes a lo que la actividad requiere. Solo el Cenard cuenta con esa posibilidad, pero la demanda es tan grande que hace prácticamente imposible que el equipo de waterpolo puede entrenarse en el mismo con asiduidad. Por eso a nivel continental la albiceleste debe conformarse con situarse en el cuarto puesto, detrás de los Estados Unidos, Canadá y Brasil.

Se pelea con muchísimo amor propio, pero se permanece en una meseta que parece no modificarse con el paso de los años. Hungría, Croacia, Serbia y Montenegro, tierras que supieron parir este bello deporte siguen marcando el camino de la superación, esa colectora que suelen tomar las potencias.

Con un atractivo especial, ese que nos hace saborear lo lúdico entrelazado al vital elemento, y esa mística que desde 1896 lo ha transformado en un deporte olímpico, hacen que hoy en Rosario más de 400 personas conozcan el Polo Acuático desde adentro, desde una pileta.