Por Pablo Martínez

Central volvió a exhibir argumentos futbolísticos convincentes, alcanzó un triunfo que puede ser clave de cara a su continuidad en la Copa Sudamericana y recuperó confianza tras la eliminación en la Copa de la Liga. El Canalla evidenció signos positivos pero necesita regularidad para encontrar un equilibrio en su rendimiento.

El elenco del Kily sube y baja en sus perfomances, del estrepitoso 1-4 ante Platense a este gran triunfo en una cancha que siempre le fue hostil como la de San Lorenzo, dejando una muy buena imagen, que entusiasma al hincha Canalla.

Los de Arroyito fueron más que el Ciclón, que deambula en un presente sombrío, a partir de un buen juego, basado en la velocidad por los costados y una agresividad ofensiva que generó jugadas de peligro, que no pudo aprovechar el goleador Marco Ruben.

Ese gol en contra de Ávila hizo tambalear la buena propuesta de los rosarinos pero las ocasiones desperdiciadas en el primer tiempo se convirtieron en goles en el complemento.

Central tuvo un rendimiento colectivo interesante, no se extrañó la presencia de la dupla defensiva: Ferreyra-Laso, porque los juveniles Almada y Ávila, hicieron un partido correcto, respaldados con la seguridad que generó Broun bajo los tres palos.

También sumaron una destacada actuación Blanco, subiendo una y otra vez por su sector, el despliegue de Emmanuel Ojeda, Zabala y Pupi Ferreyra, más el aporte de calidad de Emiliano Vecchio y la peligrosidad que transmitieron en todo momento Ruben y Gamba.

El Canalla redondeó un muy buen partido, mostró personalidad cuando la mano venía difícil, no se corrió del libreto, siguió buscando y encontró un merecido premio que lo impulsa a la firme pelea por el primer puesto de su grupo y sueña con la clasificación a la próxima fase de la Sudamericana.