Por Santiago Fraga

Y un día, Diego Armando Maradona volvió al estadio Marcelo Bielsa. La emoción de los hinchas por ver al mejor jugador de todos los tiempos pisando una vez más el césped de la casa rojinegra sólo era superada por la del momento en que tomó el micrófono y fiel a su manera aseguró no sólo «ser leproso», sino que algún día volverá a ttabajar a la institución.

Sin embargo, toda esa fiesta y emotividad se esfumó ni bien arrancó el encuentro. A partir de ahí, Newell’s se enfrentó a Gimnasia y que Maradona haya sido el DT del rival resultó simplemente en un dato informativo más para los cronistas en el marco de la noche más oscura de la temporada rojinegra.

De arranque nomás, pese a que el juego se mostraba trabado y con la pelota yendo sin sentido por el aire de un área a la otra, la Lepra fue quien primero avisó con un remate lejano de Santiago Gentiletti que respondió muy bien el arquero Alexis Martín Arias.

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No obstante, comenzarían a florecer imprecisiones defensivas en Newell’s, aprovechadas para generar peligro por un equipo dispuesto a romper con velocidad en contragolpe y la pelota al piso en el tramo final. Lo tuvo dos veces Matías García, pero en ambas la pelota pasó muy cerca.

Tal como sucedió con Banfield y con Patronato (aunque el resultado de este último no lo demuestre), la disposición inicial no favoreció al equipo de Frank Kudelka, que padeció la ausencia de un armador de juego -como podría haber sido de entrada Mauro Formica- y de alguien más explosivo por derecha -Alexis Rodríguez o Luís Leal- que pudiese aprovechar las virtudes como referencia de área -se supone- otorgarían Rodrigo Salinas o Lucas Albertengo.

Sigue sin quedar del todo claro por qué Denis Rodríguez se encarga de ejecutar las pelotas paradas, qué le ve el director técnico para que sea titular y luego tener que gastar un cambio, o por qué Salinas busca tanto el juego lejos del área chica, entre otros movimientos y decisiones ofensivas de la Lepra que extrañan teniendo en cuenta el rendimiento y desarrollo de la primera etapa del semestre.

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Por esto mismo y por las jugadas desperdiciadas es que Newell’s, sin ser menos en ese momento que su rival, terminó yéndose al descanso en desventaja, gracias a un ataque de los de Maradona que agarraron mal parado al local y permitieron a Nicolás Ortíz conectar un remate lejano que se desvió en Santiago Gentiletti y descolocó a Alan Aguerre.

El comienzo del segundo tiempo fue el momento cúlmine del desastre defensivo leproso de esta tarde noche, en lo que fue por lejos el peor partido de la zaga. La Lepra salió dormida y sufrió dos prontos goles por malas salidas, peores retrocesos y desastrosas decisiones finales de todos sus defensores.

Por si fuera poco, en 10 minutos del complemento el resultado ya era de 4 a 0 gracias a un pifie insólito tras un córner de García, que terminó siendo gol olímpico. Cinco minutos, tres goles, y partido liquidado.

Gimnasia durmió instantáneamente el encuentro y Newell’s no quiso ni pudo encontrarle la vuelta a un partido al que le sobraron unos 30 minutos de juego.

Kudelka deberá demostrar ahora que la imagen de los últimos dos partidos de local es solamente un bache en el camino que transitaba la Lepra y que lo llevó hasta los primeros puestos de la tabla de posiciones.