Por Enrique Genovar

Los primeros partidos nunca dejan una sentencia firme. Y considerando esto, hay que decir que el debut fue positivo. Claro que por el momento en el cual llegó el empate y por la forma, desde el resultado no lo fue tanto.

Pero en líneas generales la imagen que dejó el equipo de Paolo Montero en el inicio de la superliga fue positiva.

Es que el Canalla mereció ganar en una cancha esquiva y en el segundo tiempo marcó una superioridad importante con respecto a su rival.

Pero lo más valorable es que en el primer partido por los puntos se vio una idea de juego. Hubo un correcto funcionamiento colectivo, con varios jugadores que tuvieron un rendimiento regular, incluso Martínez que hizo un sacrificio enorme para jugar. Central no sufrió en Santa Fe y si no fuera por los palos del arquero sabanero y por el descuido en la segunda pelota en la jugada del empate se hubiera traído los tres puntos a Rosario.

En ell debe, y para corregir en los días que vienen está el tema de la conducción. Es que al equipo de Montero le faltó ese jugador que tiene que enlazar el medio con los de arriba. Ese futbolista que meta el último pase, el enganche. Ya que no se puede dar el lujo de desaprovechar a los dos puntas. En Santa Fe pareció que le faltó aquel que los asistiera de manera correcta para que queden de frente al arco y no de espaldas como pasó ante Colón.

El debut fue promisorio. Hay muchas cuestiones a mejorar y aún falta que se sume Fernando Tobio al once. Pero el primero de la temporada tuvo que haber sido para el Canalla y no lo fue solamente porque esto es fútbol y tiene una parte lúdica como cualquier juego.