Por Enrique Genovar

Otro partido para el olvido y ya van varios. La eliminación a Boca por Copa Argentina parece un maquillaje. Una cobertura de cara a un equipo que en lo que va de la Superliga puede perder con cualquiera y no le gana a nadie.

Central ya es uno de los peores del campeonato y en San Juan ni pudo aprovechar el envión anímico que significó el gran triunfo ante el Xeneize. Pero lo más preocupante es que este momento viene de arrastre, de los últimos partidos del torneo anterior. El Canalla es un equipo que depende de las individualidades para convertir y de la mala puntería de los rivales para que no les conviertan.

Un plantel que para rearmarlo se gastó muchísimo. Y por lo hecho hasta aquí evidencia malas decisiones a la hora de elegir a los refuerzos. Refuerzos que salvo Zampedri parecen no ser tal; aunque a Tobio da la sensación que todavía hay que esperarlo. Pero el resto está lejos de ser mejores de los que se fueron y no alcanza con un par de pelotas bien ejecutadas como las que pateó el Colorado Gil.

Central está en peligro de tirar el torneo desde el vamos y apuntar todo a la Copa. Lo que es un error, una mala decisión que cometió el anterior cuerpo técnico, pero que estaba respaldado por una primera buena performance en el torneo local.

El cuerpo técnico de Paolo Montero encontró aire en Mendoza lo que estuvo bien. Pero en San Juan volvió a cometer los yerros de siempre. Central jugó mal ante un rival chiquito.

Se vienen dos semanas antes del próximo partido como local. Días que tendrán que servir para que Paolo Montero lleve a cabo otra idea. Porque Central es un equipo previsible, sin cambio de ritmo y al cual cuando lo golpean lo lastiman.