Por Santiago Fraga

Para tener uno un torneo tranquilo, la primera gran regla es no regalar puntos de local, y la segunda es no perder los partidos ganables. Con eso en cuenta, la derrota de Newell’s Old Boys por 2 a 1 en manos de Atlético Tucumán termina siendo mucho más grave que lo que parece.

A pesar de haber contado con las chances más claras, la Lepra volvió a repetir errores tácticos y conceptuales y le permitieron a los de Omar De Felippe llevarse un premio impensado.

Al término del primer tiempo, si hubo un equipo que mereció irse al frente fue Newell’s, con reiteradas oportunidades de peligro que hicieron crecer la figura de Cristian Luchetti, conteniendo disparos de Nicolás Castro (una clarísima en donde Ignacio Scocco lo deja solo de cara al arco y define mal) y cabezazos de Juan Garro.

A tal punto esto fue así que la estadística al término de la primera etapa fue de 15 remates (4 al arco) de la Lepra contra 2 (0) del Decano.

Y a pesar de que Atlético Tucumán se fue forjando un nombre en Primera en los últimos tiempos, ni desde lo nominal ni desde lo futbolístico se mostró hoy como un equipo interesante.

Flojo en defensa (3 de 4 ex zagueros leprosos) y con muchos problemas en ataque, si tuvo acercamientos de peligro fue únicamente por los regalos de la defensa leprosa en la salida, donde se le complicó mucho cuando quiso armar jugadas desde el sector izquierdo, en un mal desempeño en ese aspecto del triángulo formado por Facundo Mansilla, Franco Negri y Mateo Maccari.

Como aliciente, todos los jugadores prometedores con los que cuenta el equipo tucumano (Ramiro Carrera, Guillermo Acosta, Augusto Lotti o Iván Tesuri) arrancaron desde el banco de suplentes.

La presión alta y la intensidad ya habituales de los primeros 20 minutos de Newell’s estuvo hoy también presente, pero la ineficacia de extremos y laterales a la hora de tirar los centros termina diluyendo el riesgo real de cada uno de esos avances, algo que el equipo debe corregir urgentemente.

De igual manera, también llaman la atención ciertos aspectos del juego que se repiten una y otra vez partido a partido sin éxito, como los saques de arco que apuntan siempre directamente al jugador más bajo (Maximiliano Comba, Ramiro Sordo, etc) o los pelotazos frontales desde alguno de los laterales que tampoco surten efecto.

Entre los aspectos positivos sigue estando siempre Nicolás Castro y su juego cada vez más suelto (con lo bueno y lo riesgoso que eso conlleva); la firmeza de Cristian Lema, que hoy salvó dos jugadas determinantes y fue un todoterreno luchando también en el medio y arriba; la claridad de Pablo Pérez, que es determinante para darle ideas a un equipo falto de ellas (aunque en el complemento padece el desgaste físico); y la jerarquía de Ignacio Scocco.

Sobre este último punto, sigue preocupando que la forma de atacar de Newell’s no favorece al histórico goleador, ya que le cuesta conectar con los extremos y recibir pelotas con espacio para maniobrar y perfilarse lo que es su principal virtud, o en posición de gol.

La primera bocha que consiguió redonda fue recién a los 26 minutos del segundo tiempo, y con ella sacó a relucir su habilidad para inventarse un gol en un momento difícil del equipo de Gamboa.

Newell’s no tiene muchas alternativas en el plantel, pero al mismo tiempo dejan dudas ciertas continuidades sostenidas como las de Franco Negri, de muy mal torneo, siendo que el DT ya ha demostrado con otros jugadores (Jerónimo Cacciabue, Juan Garro o Ramiro Sordo, por ejemplo), que es capaz de mandarlos al banco de suplentes o dejarlos fuera de la convocatoria si no tienen un buen rendimiento.

Preocupa que la Lepra no haya conseguido puntos de un partido en el que en los papeles podía hacerlo y donde en el trámite fue más, pero también pensando especialmente en los partidos que se vienen ahora: Lanús, Colón y River. Pruebas de fuego para los de Fernando Gamboa.