El entrenador Jorge Sampaoli acordó con el presidente de AFA, Claudio «Chiqui» Tapia, acordaron el monto de la rescisión de su contrato, que se firmará en las próximas horas y obligará a la dirigencia argentina a iniciar un nuevo camino en la Selección, a todo nivel.

Lo cierto es que en las próximas horas se pondrá fin a una gestión de apenas 408 días, pero que tenía un objetivo de cinco años, pero que en virtud de una catarata de malas decisiones de Sampaoli, se precipitó.

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A partir de la llegada del abogado del entrenador, Fernando Baredes, el camino se allanó con los dirigentes de la AFA, tras una semana de reuniones y dardos mediáticos, que dejaron expuesto, una vez más, al fútbol argentino.

Con el viaje al torneo de L´Alcudia y la Selección argentina Sub 20 en el medio, como si fuera un rehén en plena negociación, se sucedieron los días y las versiones.

Sampaoli, entregó una lista de 35 convocados, de los cuales le negaron 13, entre ellos Benjamín Garré (hijo del Campeón del Mundo Oscar Garré), Maximiliano Romero y tres de Boca, club del vicepresidente de AFA, Daniel Angelici.

El entrenador santafesino había aceptado viajar a Valencia, España, con la salvedad que no iba a conducir al equipo en el torneo, sino que lo haría uno de sus colaboradores, Lionel Scaloni.

Pero a última hora del sábado se acordó el monto de la rescisión, que sería poco menos de dos millones de dólares, cuando contractualmente le correspondían cerca de ocho millones.

Junto a él se irán el preparador físico Jorge Desio y su ayudante Matías Mana, mientras que Martín Tocalli se quedará como entrenador de arqueros en AFA, a partir de la buena relación que mantiene con jugadores y dirigentes.

Argentina transitó tres semanas durísimas deportivamente, que paso a paso fueron desgastando la relación entre la dirigencia y el entrenador.

Primero, se rompió el cuerpo técnico que había formado Sampaoli, cuando Sebastián Beccacece, Nicolás Diez y el profe Martín Bressan se alejaron para asumir en Defensa y Justicia.

Y después, iniciaron una guerra mediática entre declaraciones, valoraciones de hombría por parte de Tapia y necesidad de aferrarse al cargo y pedir revancha del lado de Sampaoli.

La llegada del santafesino -que estaba al mando del Sevilla y al que hubo que resarcir económicamente- fue una bocanada de aire fresco tras dos mandatos interrumpidos de Gerardo «Tata» Martino y Edgardo «Patón» Bauza, con la clasificación al Mundial pendiendo de un hilo.

La revolución que se esperaba no fue tal, la actualización y profesionalización de las áreas tampoco se trasladó al campo de juego, y el Mundial pareció una improvisación constante.