SáBADO, 30 DE NOV

Resurrección Canalla

Central consiguió más que una victoria, logró calmar los ánimos caldeados del mundo Canalla y proyectar un futuro con más esperanza. Un triunfo necesario, trabajado, los jugadores entendieron que era una final y así lo disputaron, hay errores que se repitieron pero esta vez el auriazul lo subsanó con garra y contundencia.

Por Pablo Martínez

Central consiguió más que una victoria, logró calmar los ánimos caldeados del mundo Canalla y proyectar un futuro con más esperanza. Un triunfo necesario, trabajado, los jugadores entendieron que era una final y así lo disputaron, hay errores que se repitieron pero esta vez el auriazul lo subsanó con garra y contundencia.

La previa del partido venía complicada, los hinchas gritando desde todos los rincones del Gigante, pidiendo más entrega de los jugadores e insultado a los directivos, intentando estremecer a los protagonistas del auriazul.

El gol tempranero de Marco Ruben aplacó los ánimos, el goleador histórico apareció en el momento que lo necesitaba el mundo Central. Pero el tanto no generó una mejoría, el equipo de Somoza fue más de lo mismo y el Rojo estuvo a punto de igualar, de no ser por la ineficacia de Soñora y Benegas, que desperdiciaron dos situaciones claras.

En el tramo final de la etapa inicial, el Canalla se adelantó en el campo de juego y no le permitió a la visita manejar la bocha. El elenco rosarino generó jugadas de peligro que no pudo concretar, un tacazo de Ruben que atajó Sosa y una doble chance en donde no pudieron rematar limpio al arco, primero Ferreyra y después Veliz.

En el complemento, Somoza decidió que su equipo espere bien parado atrás y liquidarlo de contra. Esta tarde también cambió la suerte para los rosarinos, porque Independiente no estuvo fino y perdió tres jugadas claras para empatar.

En una ráfaga de jugadas, que lideró de gran manera el Chelo Benítez, el Avispa Velázquez primero (con el taco) y Montoya después, con notable remate, Central liquidó el pleito y pudo haber ampliado la cuenta.

El Canalla resucitó y hubo tranquilidad, la gente necesitaba una respuesta futbolística y anímica, y el equipo de Somoza se lo dio.

La experiencia de los volantes Yacob y Benítez, fue clave para la victoria, el auriazul fue un equipo combativo, hubo más concentración y pudo terminar con el arco en cero, algo que no pasa seguido.

El gol tempranero tranquilizó a un equipo que venía golpeado y a partir de ese tanto de Ruben, Central construyó una victoria merecida, que le permitirá mirar el futuro con más optimismo.

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