La final del Mundial de Clubes Fifa 2014 ya tiene un nombre y es el de Real Madrid, el último campeón europeo que venció en la primera semifinal a Cruz Azul de México, campeón de la Concacaf, por un contundente 4 a 0.

Los goles fueron convertidos por el defensor Sergio Ramos, a los 14 minutos, el atacante francés Karim Benzemá, a los 35, ambos en el primer tiempo; el volante galés Gareth Bale, a los 5, y el mediocampista Isco, a los 27, estos dos en la parte final del cotejo desarrollado en en el Gran Estadio de Marrakech.

A los 40 minutos del período inicial, el arquero del Real Madrid, Iker Casillas, le contuvo un tiro penal al mediocampista mexicano Gerardo Torrado.

Ante 34.862 espectadores, la primera parte se jugó mayoritariamente con un ambiente de entrenamiento, Real Madrid demostró que no necesita deslumbrar para marcar claras diferencias sobre el rival, pues también es capaz de hacerlo con la virtud de capitalizar los errores ajenos y los aciertos individuales de sus grandes figuras.

Esos dos factores fueron argumentos suficientes para entender un 2-0 parcial que logró acompañado de un funcionamiento correcto, a ritmo regulado, y distinguido por la aptitud para circular la pelota a un toque, con paciencia, en todos los sectores del campo de juego.

El arquero Jesús Corona, que le negó una clara situación de gol a Cristiano Ronaldo, tuvo un error fatal a los 14 con una deficiente salida en un tiro libre lanzado con precisión en forma de centro por el alemán Toni Kroos, que Sergio Ramos envió a la red con un oportuno cabezazo.

Fue el primer golpe recibido por Cruz Azul, que danzó en bloque al compás del toque español con Asier Illarramendi, Kroos e Isco como organizadores, bien rodeados por dos laterales con proyección y tres puntas temibles con velocidad y pólvora en sus botines.

Los mexicanos pecaron de ingenuos en la primera semifinal de Marruecos 2014 porque perdonaron en todas las oportunidades que se les presentaron en la etapa inicial. Antes del segundo, por caso, Joao Rojas dilapidó dos ocasiones dentro del área por tibieza al momento de ejecutar.

Contrariamente a lo que mostró el francés Benzema, autor del segundo con un anticipo ofensivo sobre Gerardo Flores, luego que Dani Carvajal filtrara por el flanco izquierdo de la defensa azteca.

Desde entonces, el juego quedó servido para una fiesta «Merengue», mucho más cuando el capitán de Cruz Azul, Gerardo Torrado, perdió la oportunidad del descuento con un penal que Iker Casillas le tapó sobre su palo derecho a los 40, tras una discutible falta de Ramos sobre Pavone.

Cristiano Ronaldo, tras la chance que dispuso al principio, apareció esporádicamente en el primer tiempo. Apenas un baile sobre el balón dentro del área, que se diluyó en una pérdida, y un tiro libre desviado que encendió todos los flashes de las cámaras fotográficas en las tribunas, como cuando el artista está a punto de salir al escenario para brindar un concierto.

Acaso con justificativo por la virtud de los intérpretes blancos, el público del Madrid tiene un comportamiento de auditorio más que de hinchada. Sólo se levanta con una finta del portugués, una aparición de Benzema, una zancada de Bale, una incursión de Marcelo o Carvajal o una caricia de Kroos, Illarra o Isco.

Cinco minutos le bastaron al campeón de la «Champions» para conseguir el tercero frente a un rival desmoralizado. Ronaldo escapó por la izquierda, «pinchó» un centro y Bale dijo «sí» con su cabeza para enviar con la frente su balón a la red.

Desde entonces, el partido no tuvo sentido alguno. Cristiano regaló lujos alternados con sus egocéntricas miradas a la pantalla gigante del Gran Estadio de Marrakech y el público local cobró protagonismo con su particular aliento al equipo español.

Antes de marcharse de la cancha, Isco concretó un golazo con gambeta y certera definición al palo derecho del desahuciado Corona. Demasiado Real Madrid, que buscará el sábado su primera consagración en un Mundial de Clubes.