Newell’s Old Boys empezó con el pie derecho su recorrido en esta edición 2024 de Copa Argentina, un torneo que casi siempre le fue esquivo en años anteriores y por el que la simpatía estuvo lejos de ser real. Sin embargo, representa una oportunidad concreta de pelear por un título nacional y es una meta planteada por el cuerpo técnico desde el comienzo del ciclo. Por lo que era vital sortear el primer obstáculo con éxito para consolidar aspiraciones en uno de los planos apuntados.

El compromiso ante Midland representaba una doble responsabilidad, la de La Lepra de llevar adelante un plan futbolístico distinto al de las últimas presentaciones, donde claramente se notó una merma y ello llevó a desencontrarse con los resultados. Obviamente, lo más importante en la jornada del Cementerio de los Elefantes pasaba por quedarse con los tres puntos para despejar nubarrones y evitar un mal mayor.

Para este encuentro, el técnico uruguayo Mauricio Larriera decidió sostener el 4-2-3-1 tradicional, cuya principal novedad pasó por la inclusión en la zaga del juvenil Tomás Jacob y el experimentado Lionel Vangioni, dado que tanto Ian Glavinovich como Gustavo Velázquez fueron convocados para representar a la Selección Argentina Sub 23 y Paraguay, respectivamente. Además, el capitán y referente, Ever Banega, volvía a la titularidad.

Lo cierto es que la diferencia de categoría entre ambos equipos no se notó en absoluto en la primera mitad. Newell’s nunca hizo pesar la supuesta «superiodad», jamáz pudo hacerse protagonista de las acciones ni lograr elaborar un volumen de juego que le permitiera generar situaciones en cantidad y calidad, todo quedó en insinuaciones, sin profundidad.

A pesar de ello, todo pudo habérsele facilitado con un penal que dispuso Banega casi desde del vestuario, pero el arquero Leguiza se quedó con el remate del 10 rojinegro al alcanzarlo con el pie y sostuvo las acciones en paridad. A Ever le costó hacerse cargo del equipo y ser la manija, bien marcado por el rival, sumado a que tampoco estuvo acompañado de producciones eficientes de Brian Aguirre y Panchito González, cuyas actuaciones vienen en retroceso hace tiempo. Lo más productivo arriba del 18 fue un latigazo de zurda de media distancia que pasó cerca del palo izquierdo del uno funebrero.

El doble «9», que en realidad fue mentiroso por la ubicación de Guillermo May, más retrasado, tampoco conectó, estando el «Colo» Ramírez muy aislado, de allí que no dispusiera de una oportunidad de gol. Solo se pudo destacar la sólida labor de Rodrigo Fernández Cedres, siempre cumplidor, haciendo lo que tiene que hacer, robando y distribuyendo. El resto, nada más, muy flojo.

Midland maniató a La Lepra en el medio, robó varios balones en salida y complicó por los costados, dado que Ángelo Martino y Armando Méndez estaban lanzados en ataque, y descubrieron sus espaldas. Al margen, las aproximaciones llegaron por sendos zurdazos de Arango, por arriba del arco de Lucas Hoyos, quien también dijo presente desde el arranque. El 0 a 0 rumbo al descanso le quedó bien al trámite, dado el desarrollo. Había mucho que hablar en el entretiempo, varias cosas por mejorar.

En el complemento, ya con otra predisposición, Newell’s salió a buscar con más decisión. Las circunstancias lo obligaban, ya que incluso Midland se había quedado con diez jugadores. Era trascendental mostrar otra imagen, tanto desde lo actitudinal como lo futbolístico. Los ingresos de Esteban Fernández y Misael Jaime iban en esa dirección, algo había que cambiar.

Así, La Lepra dispuso de ocasiones, como una mediavuelta de Ramírez que contuvo Leguiza, un par de avisos de Panchito, de zurda y de cabeza, también retenidos por el arquero, y un cabezazo de Martino que se fue cerca del palo derecho, antes de la acción que rompió el molde. A los 14 minutos, tras una gran maniobra individual de Ramírez, en su primera intervenció, Fernández rompió por el centro del área y la empujó para poner en ventaja a La Lepra.

Con la ventaja y el desarrollo a su favor, el partido se le presentaba propicio a los de Larriera para que pudieran desplegar un mejor desempeño, mucho más sabiendo que los espacios estaban por la inferioridad numérica del adversario. Nada parecía que pudiera torcer la historia, todo estaba controlado. El principal objetivo era aumentar el marcador para estar tranquilo.

La principal virtud vino a partir de los cambios del entrenador charrúa, ya que pudo liquidar el pleito a través de un desborde de Jaime por izquierda y la certera aparición del pibe surgido de River de palomita, arrojándose en el área chica para ubicar la pelota abajo a un costado de Leguiza, para sentenciar algo que estaba terminado desde que se rompió la paridad.

Newell’s se quedó con una victoria merecidad por lo hecho en la segunda mitad. No le sobró nada, tuvo que recurrir al aporte de juveniles para torcer el rumbo de una historia que venía complicada, trabada, pero pudo sacarlo adelante. La Copa Argentina equipara capacidades y achica desigualdades, sortear el primer escollo siempre es complicado, por lo que el desafío fue superado, no sin cierta dificultad. Claro está, hay trabajo por delante y varios nombres importantes que deben recuperar el nivel de las primeras cuatro fechas de la Copa de la Liga para volver a ser competitivo.