Por Pablo Bloise

Partido a partido, Facundo Quignón se va afirmando como una de las piezas infaltables para el fútbol que propone este Newell’s. Para algunos más, para algunos menos. Lo cierto es que Osella lo considera fundamental. Si bien las luces generalmente iluminan a otros (que muy ganado se lo tienen), el ex San Lorenzo se ganó al hincha con su tenacidad y compromiso.

Se destaca desde las sombras, pero además de cumplir las funciones naturales de su puesto, tiene control y le sobra cabeza para, por momentos, ser una variante más para el ataque rojinegro. El ejemplo más cercano y que mejor puede graficar lo dicho: la corrida y posterior asistencia para el 1 a 0 de Nacho Scocco ante Vélez.

Mirando para atrás y haciendo memoria de las incorporaciones de los últimos tiempos, hay muy pocas hay que se destaquen tanto, y que no sean del riñón del club, como Facundo Quignón. Un caso parecido puede ser el de Moiraghi, que ha cumplido con creces, pero el volante enamoró a todos primero acompañando a Mateo y ahora poniéndose al hombro la recuperación y siendo la salida de uno de los animadores del campeonato.

Dibuja el mapa de la cancha en su cabeza. Con su postura defiende y transmite el mensaje. Acomoda las ideas y ejecuta. “Ante Defensa y Justicia nos costó mucho. Nos tapaban a Facu (Quignón) en la salida y nos complicaron mucho”. Con esa frase, Néstor Moiraghi explicó a la perfección lo importante que es el volante en todo aspecto.

El doble cinco con Jalil Elías mostró cosas muy interesantes. Es cierto, del otro lado hubo un Vélez que hizo agua por todos lados y dejó abierto los caminos que luego explotaron los leprosos. De todas formas, es positivo saber que cuando la conexión aparece y hay buena señal, la Lepra es un equipo que puede pelear grandes cosas.