Por José Odisio

Hubo paz, pero quedaron heridas. El conflicto por el atraso en los sueldos del plantel hizo pensar en el regreso de Mar del Plata anticipado, y si bien hubo una solución para evitar que se llegue a esa medida incómoda para todos, la realidad es que más que una solución fue un patear la pelota hacia adelante.

Los jugadores están enojados, y tienen razones para estarlo. Cuatro meses de atraso era mucho. Pero peor que eso fue decir públicamente que estaban «al día». Hubo bronca por varias promesas incumplidas, pero también enfadó que la dirigencia apurara la llegada de los refuerzos y no se concentrara en conseguir la plata para pagar sueldos.

No gustó que el tesorero estuviera de vacaciones en un momento tan complicado. El plantel cree que la dirigencia no le dio relevancia al problema. » La plata se va a conseguir» fue una frase reiterada y con poco éxito real.

Cobrar dos meses fue una odisea para todos. Y nadie salió ganando. A la vista de muchos hinchas el reclamo es justo y la dirigencia quedó en el ojo de la tormenta. Pero no faltarán los que cuestionen al plantel por amenazar con un paro por querer cobrar.

Tampoco todo es culpa de Bermúdez y cía. La herencia es pesada. La plata no abunda. Y AFA no paga. Un combo mortal para cualquier club. Tal vez el gran error fue no sincerarse, prometer sabiendo que no iban a poder cumplir. Habrá que ser más ingenioso, gestionar otro tipo de ingresos, y aunque duela, arreglarse con lo que hay. No traer refuerzos y darle rodaje a los pibes empieza a ser obligatorio para el futuro.

Osella también perdió. Hubo menos días de trabajo que debe recuperar, no pudo pactar amistosos por miedo a no poder jugarlos y ahora deberá trabajar para que esta situación no tire para atrás el buen momento que futbolísticamente atraviesa el equipo.

El conflicto tuvo un impase. Pero será responsabilidad de todos que no sea sólo un paliativo momentáneo. Si hay heridas hay que curarlas rápido. Cada uno desde su lugar. O perderá Newell’s.