Por Enrique Genovar.

Jugar la Copa Libertadores claro que es muy positivo. Por lo que significa, por el roce internacional, por el dinero que se recauda y por el hecho de volver a poner a Central en la vidriera reservada para los mejores de esta parte del mundo. Pero más allá de eso, el Canalla no debe desviar la mira. El objetivo tiene que seguir siendo el torneo local.

Central hace mucho que no gana el campeonato local. Tal es así que son muy pocos los hinchas, menores de 40 años, que se acuerdan del último título. Pero es fundamental recordar que en el torneo pasado Central luchó hasta el final. Es por esto que el camino adecuado es redoblar la apuesta hacia el plano local.

La Libertadores no debe encandilar. Todo lo contrario, hay que saber cómo jugarla sin desviar la mira. La Copa le debe servir al club para retomar de a poco el prestigio internacional que logró con la Conmebol del 95. Transitar, sin enloquecerse la competencia y tratar de clasificarse a octavos tiene que ser el objetivo. Pero siempre y cuando a costa de no sacarle la vista al torneo local.

El próximo campeonato será corto y en menos de seis meses se conocerá al nuevo campeón del fútbol argentino. Con Boca metido de lleno en la Copa, más River obligado porque su eterno rival irá en busca del título internacional, con Racing o Independiente en busca de recuperar la gloria esquiva, más San Lorenzo que con técnico nuevo intentará repetir lo del Patón, Central debe apuntarle todo al torneo local.

Si mantiene la base y si logra dar un salto de calidad con un puñado de refuerzos, el equipo de Eduardo Coudet tiene que pelear el torneo local. Ya que con los grandes “ocupados” en la Libertadores serán menos los rivales a vencer en el campeonato. La Copa seduce y mucho, pero no debe encandilar…