Por Santiago A. Fraga

La expectativa del hincha de Newell’s Old Boys alrededor de la llegada de Germán Burgos se entiende tanto por el lado de la magnitud de la figura del nuevo entrenador como por la urgencia de aire fresco que necesitaba el club, extremadamente agotado por las limitaciones del ciclo anterior.

La Lepra empató 0 a 0 con un duro Unión que se fue desinflando en el estreno del ‘Mono’ en el banco rojinegro, con algunos puntos destacables y mucho trabajo por hacer.

La principal sensación que dio este Newell’s, por empezar, es que dejó de ser un equipo caótico y autodestructivo para lograr una cierta armonía a la hora de las transiciones, pero sigue sufriendo las limitaciones propias de la plantilla descompensada de la que dispone, fuertemente dependiente, también, del ánimo de sus jugadores.

A priori, el único aspecto táctico que Burgos quiso develar en su conferencia de presentación fue al mencionar su análisis sobre lo que había visto de los partidos dirigidos por Frank Kudelka, reparando en que notó un equipo «muy largo y muy ancho».

Consecuentemente, la primera gran diferencia de este Newell’s fue un posicionamiento desde el arranque mucho más compacto, que principalmente se tradujo en la reducción de una de las importantes falencias que se venían arrastrando: la cantidad de pases claves errados que limitaban las llegadas de la Lepra, ocasionaban pérdidas evitables en ataque y servían contragolpes muy peligrosos.

Así, además, con el equipo avanzando en bloques más definidos también se logró que los jugadores debieran hacer menos desgaste físico en los traslados básicos, aprovechando ese resto en una presión más intensa y cercana al rival. Los saques de arco de Alan Aguerre fueron un momento clave en el que se pudo ver esa sobrepoblación, con todo el equipo volcado en un sector de la cancha para recibir, abarcando en total poco más de 30 metros de amplitud.

La otra pista que dio el ‘Mono’ en su conferencia de prensa fue que su equipo iba a trabajar con dos sistemas, y este aspecto quedó de manifiesto en el minuto 0 del segundo tiempo.

Tras unos primeros 45 minutos en los que el equipo jugó con un 4-3-3 compacto, en el que Jonathan Cristaldo tuvo que hacer un esfuerzo extra en la marca en la banda derecha, Juan Sforza no tuvo participación y Justo Giani mostró un mal rendimiento, para el complemento Burgos dispuso el ingreso de Manuel Llano en lugar del ex Quilmes y plantó así un 3-5-2 (o 5-3-2), con Llano y Negri con una movilidad más libre por las bandas, Cristaldo tirándose al medio y acercándose a Ignacio Scocco como segundo punta y Capasso acoplándose como defensor central junto a Lema (de stopper) y Cabral.

Este cambio táctico inmediatamente le dio frutos, ya que poblando el sector derecho del ataque Newell’s tuvo una oportunidad muy clara, a través de toques cortos y rápidos que terminaron con la aparición de Llano pisando el área y un remate cruzado que se fue cerca del palo.

Sin embargo, el esquema le trajo sus problemas a largo plazo al equipo, ya que volvió a ser ancho y con ello se desvaneció progresivamente el triángulo en el centro del campo, algo que no se solucionó ni siquiera con los ingresos de Jeronimo Cacciabue y Julián Fernández, sumado a tener a Pablo Pérez condicionado por recibir infantilmente una tarjeta amarilla al término del primer tiempo.

Enojándose cada vez que su equipo daba un pase atras, hablando constantemente con sus asistentes y comunicándose mucho con Cristian Lema, Burgos se mostró verborrágico, intentando contagiar a sus jugadores de la actitud que tanto proclamó en los días previos al debut.

No obstante, pese a que todas estas modificaciones dan una nueva sensación y un aire de esperanza para poder cambiar la realidad de un equipo anímicamente hundido, hay aspectos que van a resultar muy complicados de resolver y que responden ya a las propias limitaciones de los futbolistas, entre jugadores que han llegado a un nivel máximo y no pueden ofrecer más y otros que pecan de irregulares, sumado a las apariciones intermitentes de sus referentes.

No hay pregunta más difícil para responder después de esta noche que quién fue la figura del equipo. Cristaldo fue quien más entrega demostró, viéndose obligado a cubrir los tres sectores del ataque en distintos tramos del partido, mientras que Manuel Capasso mostró cosas interesantes como lateral derecho (aunque con problemas a sus espaldas) y supo ganar de arriba cuando tuvo que hacerlo. Además, Pablo Pérez, a pesar de que siempre se condiciona solo, logró ser el eje del equipo y el único en estar constantemente ofreciéndose para distribuir la pelota, aún en los momentos de mayor nubosidad.

Un aspecto positivo en general fue que Newell’s se mostró más acomodado en defensa y con la línea de 5 (o 3) Unión prácticamente no lo atacó, pero preocupa la poca profundidad que el equipo tiene a la hora de atacar, en donde urge que aparezcan jugadores con buen pie, capaces de ser determinantes a partir de 3/4. Luciano Cingolani parece una alternativa interesante a la hora de resolver ello y Brian Aguirre hace cada vez más ruido en la reserva, pero fuera de ellos no hay mucho más.