El nadador rosarino, Fernando Carlomagno, recibió el cariño de su gente al ser homenajeado por el club Echesortu, donde inició su notable carrera deportiva, que lo llevó a la medalla de plata en los últimos Juegos Paralímpicos de Tokio.

En un acto lleno de emoción que encabezó el entrenador Gustavo D’Andrea, la tradicional institución de zona oeste le hizo un reconocimiento a uno de sus hijos pródigos. Con la presencia de toda su familia y autoridades municipales en el rubro deportivo, Pipo se sintió en casa y agradeció lo que la institución hizo por él, durante todo este tiempo de competencia.

Conclusión tuvo un mano a mano con el ganador de la presea plateada, Carlomagno le dio un valor inconmensurable al homenaje: «Te soy sincero, todo esto vale mucho más que la medalla, es muy lindo el reconocimiento a nivel internacional, pero no hay como el abrazo de tu viejo, el mimo de tu pareja, poder estar acá en «casa» y ser recibido tan lindo por la gente del club, que la siento mi familia».

«El club siempre se portó de primera conmigo, y desde el día uno me sentí super cómodo, me sentí uno más, no me hicieron sentir diferente ni nada por el estilo y eso habla muy bien del club como institución y de su calidad humana», sentenció.

A la hora de hacer un balance de su historia como nadador paralímpico, Pipo recordó sus primeros momentos en la pileta de Echesortu: «Cuando llegué acá yo estaba muy cerca del retiro, era muy chico, estaba decidido a no seguir compitiendo porque era muy desgastante, me empecé a motivar, encontré una familia y un grupo humano que me apoyó. Año a año fueron pasando cosas, se fueron dando desafíos muy grandes y empecé a pensar en grande en los últimos cuatro años cuando me posicioné entre los mejores del mundo, estoy muy feliz».

Sobre sus desafíos a mediano plazo, Pipo afirmó: «Si yo hubiera ganado el oro en Tokio te diría que mi carrera estaría terminada porque no quedaría nada más por buscar, siempre me moví por motivación de objetivos y es lo único que me falta tachar en la lista y voy a estirar tres años más para alcanzar lo que me falta».

No es casual que el nadador rosarino tenga devoción por lo que hace, contó todo lo que le fueron transmitiendo sus padres: «Toda mi familia está muy vinculada con el deporte, mi viejo fue nadador paralímpico de la selección, del club, mi mamá profesora de atletismo y mis hermanos todos atletas, en mi familia se respira deporte y siempre vinculado con el deporte».

Por último, Pipo afirmó: «Necesitamos mayor difusión, que la gente sepa que es el deporte paralímpico, sacando la gente que está vinculada al deporte, la sociedad no tiene ni idea y muchas personas con discapacidad se pierde la posibilidad de disfrutar del deporte, es algo magnífico, que puedan conectar con su cuerpo, sentirse útiles sin importar el objetivo, desarrollarse como persona, es mágico y ya con eso ganaron».