La buena fe no puede existir sin su otra cara: la mala fe. Lo que sucedió al hacer público una conversación privada no es otra cosa que mala fe, mala intención o cómo se quiera adjetivarla. Lo cierto es que las secuelas que trae el obrar de esa manera son incalculables.

Alguien, vaya a saber con qué motivo, dejó traslucir una charla entre Omar Palma y Nery Domínguez, un pibe al cual lo pudo el momento.

Pero lo del ídolo del club no se entiende mucho. Un hombre de la experiencia del Negro que esté involucrado en esta cuestión llama la atención.

Pero más allá de nombres propios el dañado fue Central. Otra vez el nombre del club se vio, como tantas otras veces, maltratado por los hombres. Una institución que en el pasado muy reciente fue vapuleada por egoísmos personales y que a fuerza de los miles de hinchas se repuso; volvió a estar en la plana de las malas noticias, la mala fama.

Central es mucho más que nombres, si bien es cierto que fueron los hombres y sus hazañas deportivas los que lo hicieron grande. Son ellos mismos los que la manchan cada tanto, pero la institución se reinventa cada vez que hace falta por la pasión de los hinchas. Hasta ahora fue así y lo seguirá siendo, pero otra vez las cuestiones personales y los malintencionados se hicieron presentes. Así no va, los ídolos lo son hasta que la masa quieren que lo sigan siendo. La masa no se equivoca, el hombre en soledad sí.

Foto: canchallena.com.ar